La tradición de la barbacoa en Boyé, Cadereyta, se ha transmitido de generación en generación, y Antonio Hernández Reséndiz, mejor conocido como El Balazo, es uno de los pilares que mantiene viva esta práctica ancestral.
Con más de 60 años de historia, el negocio de barbacoa que inició su abuelo, Don Chon Hernández, sigue siendo uno de los más reconocidos en la región, ofreciendo a locales y turistas una experiencia auténtica.
El negocio familiar comenzó cuando Don Chon —y hasta se bautizó con su nombre, “La Barbacoa de Don Chon Hernández”—, a los 20 años, decidió emprender la venta de barbacoa en su comunidad. Inicialmente, la carne se vendía en piezas, cuartos o medios, ya que no existía el concepto de venderla por peso como se hace actualmente. Antonio Hernández recuerda que su abuelo, fallecido hace algunos años a los 91 años, fue quien consolidó la tradición que hoy en día es parte esencial de la gastronomía local.
Hoy en día, Antonio y sus hermanos, Rigoberto y Rolando, junto con su padre Antonio Hernández Aranda, continúan con el legado familiar, como explicó en entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro. La Barbacoa de Don Chon Hernández, como se le conoce en honor al padre de Antonio, se ha convertido en un referente no sólo por su calidad, sino también por la manera tradicional en que es elaborada.
Durante la feria de Boyé, la producción de barbacoa se intensifica, involucrando a un equipo de aproximadamente 20 personas por horno, precisa Antonio. “En la etapa de la feria, se meten un poquito más, porque es un proceso largo. Desde juntar la leña, preparar las pencas, componer los hornos, hasta matar borregos y preparar las verduras del consomé”, describe.
Cada tarea en la preparación de la barbacoa está cuidadosamente asignada. “Hay personas exclusivas para lavar los menudos, preparar las salsas, cortar limones o cebollas”, detalla Antonio. Este minucioso proceso asegura que la barbacoa que se sirve a los comensales es de la mejor calidad, manteniendo intacta la tradición que ha perdurado por décadas.
Además, este negocio no solo ha dado sustento a la familia Hernández Reséndiz, sino también a decenas de trabajadores locales que, año tras año, se involucran en la elaboración de este platillo icónico del semidesierto queretano. Para Antonio y su familia, esta labor representa no solo una fuente de ingresos, sino un orgullo que comparten con su comunidad.
Orgullo familiar y legado generacional
La barbacoa no es sólo un negocio para la familia Hernández, es una forma de vida. Antonio Reséndiz destaca que su familia ha encontrado en esta tradición, además de una fuente de sustento, una razón de orgullo. “Es un orgullo trabajar las tradiciones que traen desde nuestros antepasados”, asegura.
Para Antonio, el legado de su abuelo y su padre es algo que honra cada día. Continuar con esta tradición no sólo significa mantener vivo el negocio, sino también honrar la memoria de quienes iniciaron este camino. “De ahí hemos logrado una vida estable, tanto para mi familia como para nuestros familiares”.
El negocio familiar ha logrado evolucionar con el tiempo, adaptándose a las demandas actuales, pero sin perder la esencia que lo ha caracterizado durante más de seis décadas. Para Antonio y sus hermanos, seguir los pasos de su abuelo y su padre es motivo de satisfacción, pero también de responsabilidad.
Feria de la Barbacoa y el Pulque en Boyé
A partir del 18 de septiembre, Boyé se convertirá nuevamente en el epicentro de la gastronomía regional con la Feria de la Barbacoa y el Pulque, un evento que año tras año atrae a miles de visitantes. Durante cinco días, los asistentes podrán disfrutar de la barbacoa tradicional, elaborada con más de mil 300 cabezas de ganado, así como de diferentes variedades de pulque.
Edgar Iván Mendoza Rodríguez, presidente de la Asociación de Empresas Turísticas de Cadereyta, destacó la importancia económica del evento para la región. La feria también es una plataforma para impulsar el turismo en el Semidesierto y la Sierra.
La feria también contará con la participación de productores de pulque que, como Don Alfonso, propietario de la Pulquería “El Amigo Poncho”, llevan años dedicándose a esta actividad. Según Don Alfonso, la producción de pulque es un arte que requiere paciencia y cuidado, ya que las plantas de maguey pueden tardar 15 años en estar listas para extraer el aguamiel.
María Rojo Hernández, representante de la Secretaría de Turismo, destacó a la feria como un espacio para compartir en familia. “Cinco días súper intensos, diversos, para degustar y estar en familia. Además tiene una cartelera que lo convierte en una experiencia más que gastronómica”, expresó.