Para el Instituto Nacional Electoral (INE) el empresariado está jugando al límite de lo permitido en este proceso electoral, por lo que hace un llamado a no enturbiarlo.
Está bien que los empresarios se pongan de acuerdo y ejerzan la libertad de expresión, “lo que no se vale es utilizarla tratando de incidir indebidamente en la voluntad de los demás”, advierte Lorenzo Córdova, consejero presidente del instituto, al decirles “no enturbiemos el proceso electoral, no vale la pena”.
Luego de que los grupos empresariales más importantes del país han desplegado una campaña para pedir a sus trabajadores que emitan un voto razonado y no optar por “populismos” que han atribuido al candidato presidencial de la Coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, Córdova asegura que se han colocado al límite.
En entrevista con EL UNIVERSAL, aseguró que el INE estará pendiente y eventualmente podría investigar de oficio, pero hoy si alguien se siente agraviado que denuncie, pide.
A 31 días de las elecciones, se declara además sorprendido de las pocas denuncias sobre compra y coacción de voto o desvío de recursos públicos. Afirma que está exorcizado este proceso electoral de un fraude.
Sobre la violencia que ha marcado estos comicios, indica, “no sé si sea la elección más violenta”, pero han resultado afectados políticos de todos los partidos y la misma ciudadanía vive ese clima, por lo que pide el voto como medida contra la violencia.
¿Mete ruido a la elección la actuación de los empresarios? Hay una polémica respecto a los límites a su libertad de expresión y sus recomendaciones de voto.
—En una democracia tiene que privilegiarse la libertad de expresión, que tiene como límite no incurrir en la calumnia o afectar el derecho de terceros y debe ejercerse con responsabilidad. Partidos y candidatos durante la contienda, en que hay una tensión natural, si jalan demasiado la liga pueden acabar provocando que el proceso electoral sea un momento de ruptura en la vida social y no un momento para el encauzamiento institucional de las diferencias.
La sociedad, los empresarios tienen también una responsabilidad, no hay que olvidarnos que su participación en 2006 fue disruptiva, se violó la ley que prohibía la compra de publicidad en radio y televisión. Se vale que en democracia las personas puedan expresar sus preferencias o sus disensos electorales, pero con responsabilidad y hay una frontera muy delicada, una cosa es la libertad de expresión y otra cosa es la coacción a los electores.
Si un empleador condiciona las fuentes de trabajo a cambio del sentido del voto en una determinada orientación está violando la ley y está cometiendo un delito.
Por lo tanto, libertad de expresión sí, pero para que la casa no se erosione, el ejercicio del voto tiene que ser libre y la libertad de expresión responsable.
Hay una diferencia entre coacción o recomendar voto informado, pero ¿este caso no es equiparable a un cura que ofrece el paraíso o el fin del mundo? Porque los empresarios no tienen ascendencia moral, pero sí como empleadores.
—Por eso digo que la frontera es muy delicada. En el caso de los curas hay una ascendencia que puede ser equiparable, aunque un ministro de culto tiene prohibido desde la Constitución pronunciarse en temas políticos. Un empresario o cualquier persona no lo tiene prohibido, pero sí a condicionar o incidir indebidamente en el voto de los demás, ejerciendo una posición de poder.
Si un maestro chantajea con una calificación a un alumno para incidir en su voluntad política está cometiendo un delito. Si un empleador condiciona el voto a la pérdida de empleo está rayando en el delito. Por eso no nada más hay que cuidar la frontera de lo que está prohibido sino también hay que tener conciencia de que el ambiente político, la casa común, se tiene que cuidar.
¿Cabría un llamado específico a quienes sí han señalado nombres de candidatos o partidos por los cuales no votar?
—Se vale, se vale ejercer la libertad de expresión, lo que no se vale es utilizar esa libertad de expresión tratando de incidir indebidamente en la voluntad de los demás. Para no equivocarnos, vale la pena volver a leer —todos— la ley de delitos electorales, porque en el ejercicio de la libertad de expresión se puede caer en un supuesto de un delito y eso no le conviene a nadie.
¿Eso le recomienda a los partidos y a los empresarios?
—Yo recomendaría a todos cuidar la elección, no vale la pena que los intereses, que son legítimos, pongan en riesgo la convivencia armónica. No hay nada más que pensar en el 1 de julio, sino en el 2 de julio; de cómo dejemos el ambiente dependerá cómo se enfrentarán los problemas.
Hay una acción concertada, son grupos empresariales, los más importantes del país, y todos en el mismo camino de decir no al populismo…
—La democracia requiere que los actores de la sociedad se organicen, hay distintas organizaciones empresariales y evidentemente en ellas hay una discusión sobre la política, ¿eso se vale?, claro que se vale, se vale que los empresarios se pongan de acuerdo y si están de acuerdo expresen públicamente sus posicionamientos. Sí, sí se vale, lo que no se vale es condicionar, coaccionar la voluntad de los electores, sean o no sus empleados.
¿Es una coacción decir que esperan el fin del mundo si gana una opción política?
—Por eso hablo de responsabilidad. No importa quién gane el 1 de julio, el mundo no se va a acabar, el país tiene una fortaleza institucional que le va a permitir seguir existiendo. ¡Cuidado! Los problemas van a seguir ahí. ¿Hay opciones de gobierno que son mejores que otras? Eso lo decide cada quien, es legítimo pensarlo y decirlo, pero es responsable asumir que el 2 de julio hay vida y hay problemas y todos nos necesitamos para resolverlos. Ese es el llamado, pronúnciense como quieran dentro de los límites de las leyes, pero cuidemos el futuro, no lo enturbiemos, una elección no lo vale, ese es el llamado de la autoridad electoral.
¿Con base en los dichos de los empresarios y Andrés Manuel López Obrador, nadie se ha salido de los límites de la ley?
—Digamos que están jugando al límite, ¿ha habido una violación de la ley? Estamos atentos, si ha habido coacción, condicionamiento, amenaza para tratar de influir el voto, estaríamos fuera de la ley y estaremos muy atentos, de ahí en fuera hasta en las familias hay discusiones de política.
Eso se vale en democracia, pero una cosa es eso y otra es utilizar una determinada posición de ventaja para condicionar el sentido del voto, eso ya es un delito. Lo que digo es: hagamos política, ojalá sin estridencias. El 1 de julio no es el fin del mundo, el 2 de julio la vida sigue.
¿Si alguien se siente agraviado, que denuncie?
—Por supuesto y estaremos atentos a que no se viole la ley. Si eso ocurre estamos en la lógica de eventualmente iniciar procedimientos oficiosos. Si hay denuncias las atenderemos puntualmente. Por eso yo mejor apelo a la responsabilidad, a nadie le conviene que se esté litigando sobre lo que se puede o no decir, que haya denuncias en ese sentido. Por eso actuemos responsablemente.
Diría que a juzgar por las pocas denuncias sobre reparto de programas sociales, tarjetas u otros intentos de compra de voto, ¿esta elección podría ser de mejor calidad que anteriores?
—A nosotros nos ha sorprendido muchísimo, hay denuncias de violación al artículo 134 constitucional de servidores públicos que no están usando recursos públicos con imparcialidad, son un par y por uso político de programas sociales son un par en 60 días de campaña. La verdad es sorprendente el poco caudal de denuncias, si se compara con el pasado.
No quiere decir que no esté ocurriendo, pero el dato objetivo es que prácticamente no se está denunciando y estamos atentos.
¿Son más bien actores secundarios: empresarios o la delincuencia los que sí están afectando la elección?
—No afectando, sino colocando un elemento de tensión, pero es natural. Hasta el momento no hay denuncias de uso masivo de programas sociales ni de dinero público para incidir en la elección, no es una cuestión de apreciación, ahí se encuentra el número de denuncias. Pero no bajamos la guardia y estamos atentos, porque sabemos lo disruptivo que estos fenómenos pueden resultar.
Porfirio Muñoz Ledo ha alertado sobre la posibilidad de un fraude electoral, ¿está desestimado?
—Si por fraude entendemos la manipulación dolosa de los votos para que lo que se expresó en las urnas sea distinto de lo que se arroja, eso está completamente exorcizado. No puede ocurrir. Hay blindajes y además vigilancia de los partidos. Sobre la posibilidad de una compra masiva de votos no hay una evidencia de que eso esté ocurriendo, hay quien dice que sí. No hay evidencia ni hay denuncias.
Las únicas alertas que se han lanzado son respecto a Veracruz y Puebla y dicen que mejor van a pedir observación internacional o protección del Santo Niño de Atocha, ¿cómo ve eso?
—Yo con los santos no me meto y no es una buena idea traerlos a la política, además de que la Constitución plantea que este es un estado laico, así que mezclar religión con política, santos y candidatos, con eso no juego yo. Ha habido un número de denuncias muy pequeñas, hay un pueblo religioso y para el fortalecimiento de la democracia nos conviene no meter a la religión con la política, la historia de la humanidad nos enseña que cuando se mezcla religión y política las cosas salen mal.
Leonel Fernández, jefe de la Misión de Visitantes Internacionales de la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha dicho que esta es la elección con más violencia contra candidatos, ¿eso no es preocupante?
—No pretendo minimizar, no sé si ésta sea la elección más violenta, me da la impresión de que no, en todo caso el que haya habido un atentado violento contra un candidato eso ya es signo de alarma y aquí hemos tenido, de diciembre a la fecha, 16 precandidatos y candidatos que han sido víctimas de la violencia; eso es absolutamente lamentable y condenable. Y podemos votando masivamente decirle no a la violencia, como una manera de impedir que se instale en el ámbito de la política.
¿Esta elección ya está definida con base en todas las encuestas que han sido difundidas?
—El INE trabaja para que haya elección y se alista para cualquier escenario, un escenario en donde los márgenes de votación sean abiertos o cerrados. El INE no especula ni hace futurismos. Ojalá y la noche de la elección sea tranquila, en la que el día de la jornada se pueda definir un ganador y haya un reconocimiento de todos de esa elección, pero ese es un escenario para el que el INE se prepara. Hay otros escenarios y hasta el escenario más improbable tiene que estar contemplado y el INE se tiene que preparar para no improvisar.
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