Esther Chávez Velásquez denunció ante el Ministerio Público de la Fiscalía General de Justicia mexiquense la agresión de la docente Susana Hernández Ríos en contra de su hijo de siete años de edad con disfasia del lenguaje y trastorno psicomotor, cometida el 27 de febrero al dejarlo en la terapia que le imparten especialistas del Instituto IMAD.
Con base en el reporte del médico legista, el menor presenta lesiones en brazo y abdomen tras ser reprendido por la profesora que en unos minutos dejó incluso secuelas sicológicas en el alumno, quien no puede acusarla directamente o narrar lo ocurrido pues no puede hablar.
La madre del menor expuso que a las 09:00 de la mañana del miércoles, mientras se encontraba en una reunión con la directora de la institución pagando la colegiatura, escuchó el llanto de su hijo, pidió verlo y fue cuando identificó las lesiones en su contra.
Platicó que desde hace un mes y medio inscribió a su hijo en esta institución ubicada en la colonia San Sebastián, municipio de Toluca, reconocida por atender a menores con autismo, entre otras condiciones de lenguaje y aprendizaje, a la que también acudió por recomendación de otras personas, aunque no logra descifrar si con las terapias hubo avance, pues al mismo tiempo lo inscribió a natación.
Indicó que luego de revisar los videos de las cámaras del circuito cerrado observó como la maestra Susana Hernández Ríos agredía física y verbalmente a su hijo, situación que constató con la directora.
“Juntas analizamos los videos, ahí se observa que no sólo lo amenaza y hasta se le va encima, sino le tuerce la mano y lo jala del brazo, le pega en el abdomen”, alegó.
Por su parte la directora de la organización, María de Lourdes Loza, refirió que son una asociación civil constituida con padres de familia y terapeutas desde hace 15 años, ninguna autoridad educativa o de salud estatal ni federal los acreditó como centro de rehabilitación, sino fueron dados de alta ante la Comisión de Derechos Humanos mexiquense, únicamente en el 2010 el DIF estatal les entregó un certificado que no mostró.
Explicó que la docente tenía casi cinco años trabajando, siendo este caso de agresión el único que habían documentado en su historia, no sólo por parte de un docente y tampoco quejas de padres de familia o menores, quien además fue despedida de manera inmediata tras ocurridos los hechos.