Los alumnos de bachilleratos federales de todo el país deberán aprender y estar preparados para reaccionar ante balaceras, enfrentamientos entre grupos criminales u operativos de las fuerzas federales que ocurran dentro o cerca de sus planteles, intentos de suicidios o accidentes durante viajes escolares.
Los Protocolos de seguridad para los centros educativos federales de educación media superior contienen acciones para que directivos, docentes y alumnos sepan cómo reaccionar ante 10 situaciones específicas: accidentes en viajes escolares; portación o uso de armas dentro de la escuela; amenaza de bomba; intento de suicidio en el plantel; enfrentamiento con armas de fuego en los alrededores; violencia escolar; accidentes o lesiones en la escuela; consumo de alcohol y drogas dentro de la institución, despliegue de fuerzas militares o policiacas, y robo a la escuela.
Los documentos han sido distribuidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en “prácticamente todo el país”.
Desde 2010 existen antecedentes de la forma de actuación en las escuelas de educación básica ante las situaciones de violencia; ahora la secretaría difunde esas acciones dentro de la variedad de planteles del sistema de bachillerato.
“Recostarse en el piso boca abajo, lejos de puertas y ventanas, así como permanecer en silencio y apagar el celular. Evitar actos como correr o asomarse por las ventanas, entrar en contacto con los agresores, tomar fotografías o videos del suceso. Informar a la o el docente si él mismo o un compañero ha resultado herido”, señala el protocolo de actuación ante enfrentamientos armados.
Se les pide que, en caso de avistar fuerzas militares o policiacas fuera del plantel, mantengan la calma, avisen “con prontitud” a su maestro, prefecto, personal administrativo o autoridad escolar; obedecer sus instrucciones y después seguir el mismo protocolo que en el caso de los enfrentamientos armados.
En los casos de riñas con armas de fuego en los alrededores del plantel y el despliegue de un operativo de fuerzas militares o de la policía, se les pide a los alumnos que mantengan la calma, sigan las instrucciones de sus maestros o autoridades escolares, y que se resguarden en lugares seguros como salones de clase, bibliotecas, talleres y laboratorios.
“Estándar mínimo de seguridad”
“En particular, en lo que concierne al tipo medio superior, estos protocolos resultan sumamente necesarios y útiles para poder gestionar las situaciones de riesgo para la seguridad que pueden surgir como parte de la cotidianidad de un plantel, considerando las necesidades de los distintos subsistemas que integran el tipo Medio Superior”, señala la introducción del documento.
El protocolo también incluye qué hacer en caso de observar a una persona armada dentro del plantel, sea un alumno personal de la escuela o cualquier sujeto ajeno a la comunidad.
A los docentes y directivos se les pide permanecer dentro de los salones, ordenar a los estudiantes que se recuesten en el suelo boca abajo, que apaguen las luces del aula y permitan con precaución la entrada a alumnos que estaban fuera en el momento en que se dio el aviso de la contingencia.
“Cerrar la puerta con llave o atrancarla con el escritorio o sillas. Hacer un pase de lista de las y los alumnos que se encuentren en el salón. Procurar mantener calmados a los estudiantes, especialmente a los que tengan crisis nerviosas. Informar al director —vía celular u otro medio electrónico— si una o un estudiante ha sido herido, ha fallecido o necesita apoyo médico”, señala.
El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Otto Granados Roldán, informó en la Tercera Sesión Ordinaria del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, el pasado 21 de diciembre, que este es un documento que tiene como propósito atender una educación que garantice el cumplimiento de los derechos de los niños y los adolescentes.
Indicó que a partir de que el Nuevo Modelo Educativo entrará en marcha en el ciclo escolar 2018-2019, se incorporaron acciones no sólo para hacer sinergia entre las políticas de salud y educación, sino también en la atención de la seguridad escolar, al introducir los protocolos en los planteles federales de bachillerato en prácticamente todo el país.
El documento, que tiene antecedentes en el año 2015, señala que “un protocolo representa un estándar mínimo de seguridad que, tomando en cuenta las necesidades de los distintos subsistemas educativos y aplicando un enfoque de género diferencial y especializado, construye una herramienta útil para sistematizar, fortalecer y ampliar las capacidades de las escuelas para hacer frente a distintas problemáticas”.
Agrega que son parte de las acciones encaminadas a generar un ambiente escolar positivo, respetando el interés superior de los alumnos, su seguridad jurídica y derechos humanos; vigilando la integridad física y mental de cualquier miembro de la comunidad escolar.
En la presentación se recuperan datos de la más reciente Encuesta Nacional de Exclusión, Intolerancia y Violencia en Educación Media Superior 2013, en la que se encontró que 38% de los estudiantes consideró que su escuela era peligrosa, 23% reportó que sus compañeros llevaban armas como navajas, cuchillos o pistola a la escuela, y 3% aseguró haber sido amenazado con armas por alguno de sus compañeros, entre otras causas que representan un riesgo.
Los factores de riesgo
En el estudio más reciente que elaboró el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) sobre “Evaluación de la oferta educativa en educación media superior” en 3 mil 101 escuelas, encontró que entre los alumnos, 13 de cada 100 no se sienten seguros en su plantel.
Existen cinco conductas y delitos que se presentan con más frecuencia en los planteles, de acuerdo con la experiencia de los estudiantes, quienes admitieron haber sido violentados por otros compañeros, profesores o directores: 27% agresiones verbales; 16% robo; 15% difamación; 11% agresión física; 8% discriminación o exclusión
En menor medida, 5% fueron presionados para hacer cosas que no querían; 4% sufrieron extorsión y 2% fueron víctimas de violación o abuso sexual.
El INEE preguntó a los profesores cuáles fueron las conductas o delitos que observaron en sus escuelas: 6.6% presenció venta de drogas; 16.5% vio a sus alumnos consumir alcohol en el plantel, y 18% usar drogas como estupefacientes, solventes e inhalables.
Además, 38% dijo haber visto robos de objetos personales; 25.2% sustracción de objetos que pertenecían a la escuela; 34.8% presenció acoso escolar, 16.4% actos vandálicos, 20% peleas o golpes, y 3.3% violencia sexual.
El los últimos 12 meses, 49% de los directores presenciaron consumo de alcohol en los alrededores de sus planteles; 43% vieron robos; 37% consumo de drogas: estupefacientes, inhalables y solventes; 28% vandalismo, 25% peleas; 20% venta de drogas, y 7% violencia sexual: acoso, abuso o violación.