Hasta ahora no se han encendido las alertas sobre la participación financiera del narcotráfico en el proceso electoral, afirmó el administrador de la agencia antidrogas de ese país (DEA, por sus siglas en inglés), Robert W. Patterson, quien además afirmó que los políticos y ex gobernadores mexicanos que pudieran ser investigados por su relación con los cárteles de la droga, si caen en Estados Unidos serán juzgados y sancionados con toda severidad.
En su opinión, este tipo de delincuentes son peores que los que se dedican al trasiego de enervantes, puesto que minan la confianza de los ciudadanos en las instituciones.
En entrevista, el funcionario destacó que no coincide enteramente con el argumento del presidente Donald Trump, que construir un muro entre México y Estados Unidos terminará con el trasiego de enervantes en ambos lados de la frontera.
Patterson reconoció que Estados Unidos tiene “un problema” de demanda de drogas y que son cada vez más los grupos criminales que se dedican al tráfico de estupefacientes que han visto acotado su mercado por la acción coordinada entre los dos países, especialmente en materia de inteligencia e información financiera.
Sobre el proceso electoral y el cambio de gobierno, dijo que no está preocupado de la llegada de una nueva administración, puesto que la colaboración entre Estados Unidos y México en materia de drogastrasciende la política y sólo un “cambio radical” podría marcar una diferencia.
¿Les preocupa que con el cambio de gobierno exista otra política en el combate al narcotráfico?
—Si lo hacemos bien, el nuestro no es un trabajo político. Cualquier persona puede venir a cambiar la estructura y remover gente, por eso nuestro objetivo no es trabajar con personas, sino con instituciones. Si construimos apropiadamente esas estructuras, no importa si gana un partido político u otro, porque hay estabilidad para dar continuidad al trabajo. La preocupación, que no tengo, sería en todo caso que llegara un nuevo partido político y trajera un cambio radical, pero no veo que vaya a ser así. A nivel de piso, siempre vamos a encontrar formas de colaborar y trabajar unos con otros.
Uno de los candidatos presidenciales propuso una amnistía a jóvenes enrolados en la delincuencia organizada, ¿qué le parece?
—Cuando eso ocurre es una decisión que tienen que tomar los países. Me parece que esas decisiones se toman para beneficio de los habitantes de cada nación y se toman a consideración las consecuencias que pudieran presentarse. Colombia es un ejemplo: ha traído beneficios y también algunos problemas.
¿Le preocupa que el narcotráfico financie campañas políticas en el actual proceso electoral?
—Obviamente debemos estar conscientes de la influencia que puede tener cualquier grupo en cualquier elección, sea una organización del narcotráfico o alguien que pudiera contribuir con el financiamiento de algún candidato.
¿Tienen información de que los cárteles estén invirtiendo dinero en las campañas?
—No tengo conocimiento en particular de ese tema. La DEA no se dedica a eso. Si como parte de nuestras investigaciones encontramos que ocurre, lo informamos a las autoridades correspondientes.
Sobre las autoridades locales y ex gobernadores que están involucrados en el tráfico de drogas, como el ex fiscal de Nayarit, Édgar Veytia, y los colaboradores del ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, no sabemos si estas investigaciones llegarán a tocarlo.
—Es muy desafortunado que todos los países sufran algún nivel de corrupción y, francamente, me parece que cualquier organización, sea en Estados Unidos o en México, que genere una falta de confianza en los ciudadanos debe ser investigada en cuanto se le descubra.
Esa persona es igual de responsable que quien traficó una tonelada de cocaína. No se les trata diferente y no deberían recibir ninguna clase de beneficios especiales. Me parece que los funcionarios públicos que cometen este tipo de violaciones a la ley son peores que los criminales. Los ciudadanos de cada país deberían poder confiar en el sistema. No puedo contestar de manera específica, porque puede que haya algunas investigaciones en curso. La clave es que, sin importar qué cargo tengas, si estás relacionado con la delincuencia aquí o en Estados Unidos, vamos a investigar y te vamos a castigar.
Si no puede hablar de manera específica, ¿nos puede dar el número de investigaciones que existen actualmente en contra de ex gobernadores o políticos mexicanos?
—No podría darte una cifra, pero me parece que eso es algo a lo que podríamos dar seguimiento. Francamente no sé ni siquiera cómo podríamos contabilizar eso en términos de cómo obtener la información. No te puedo decir que son cero ni que son 100.
El presidente Donald Trump volvió a mencionar el tema del muro, pero no sólo para la migración sino para las drogas. ¿Qué opina?
—Bueno, la seguridad fronteriza es seguridad fronteriza. Los cárteles son genios y continuamente están trabajando en encontrar formas [de seguir traficando]. Vale la pena trabajar para reforzar las fronteras. Cualquier cosa es mejor que nada. No creo que eso termine con el problema de las drogas.
La captura de Joaquín El Chapo Guzmán ocasionó una reconfiguración en los cárteles de la droga. A partir de ello, ¿cuál cártel se ha convertido en su mayor preocupación y qué van a hacer para desarticularlo?
—El Cártel Jalisco Nueva Generación es una de nuestras preocupaciones, pero sin importar de qué cartel hablemos, todos sabemos cuáles son los cárteles que operan aquí y en Estados Unidos, siempre tendrán líderes: el de Sinaloa, el Jalisco Nueva Generación, el de los Beltrán Leyva. La realidad es que tenemos que trabajar sobre las organizaciones, remover a una persona a la vez no representa un beneficio porque siempre habrá alguien más que tome su lugar, ya sea un nuevo líder o un nuevo cártel. En lo personal, no me preocupa tanto el nombre como la membresía del cártel.
¿Se necesita una nueva estrategia? Desde México se percibe un fracaso del gobierno, de la DEA y las políticas que se han implementado en los últimos años.
—Hay una diferencia fundamental en lo que hemos hecho. Pasaron los tiempos en que la DEA o las diferentes agencias gubernamentales de Estados Unidos y de México trabajaban de manera aislada. Llegamos a un punto en que se agotó esta estrategia y decidimos que, sin importar de qué país se tratara, íbamos a trabajar en equipo para ir por nuestros objetivos comunes. La realidad es que conforme mejoramos en la transmisión de información, podemos reunir la evidencia necesaria de un objetivo.
No importa dónde caiga ese individuo, mientras termine en la cárcel, sea en México o Europa. Estamos tratando de restringir su campo de acción, porque no todos son narcotraficantes, puede parecer que sí y que en todo el mundo hay tráfico de drogas, pero la realidad es que estas organizaciones grandes, como el CJNG y otras, no son todo el mundo. Entiendo que habrá otras organizaciones que puedan tomar su lugar, pero la realidad es que cada vez tienen menos espacio para operar conforme atacamos sus fuentes de financiamiento y otras acciones, los estamos presionando y, en algún momento, dejarán de tener las ganancias que tienen ahora.
Entiendo la percepción de que llevamos en esto mucho tiempo, la diferencia es que ahora todos los países se están uniendo para enfrentar este problema, no sólo Estados Unidos. Hace 10 años, estos países no sentían la urgencia de resolverlo, pero están teniendo problemas con el incremento de la demanda de drogas, igual que nosotros.
¿Qué opina de la propuesta de legalizar la marihuana en algunas entidades de México?
—Personalmente pienso que la legalización no ha traído nada bueno para Estados Unidos. Estamos viendo las consecuencias que nos muestran que está creciendo el abuso de la marihuana en niños, que las ganancias generadas por los impuestos no compensan el costo y que los grupos de la delincuencia organizada continúan controlando la producción. Todo esto que pensábamos que se iba a resolver, no se ha resuelto. Estamos fomentando la investigación de la marihuana para fines médicos, pero fumarla no es medicinal.
AR