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Marieclaire Acosta Urquidi, quien mañana asume la presidencia del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), afirma que la falta de nombramientos en ese entramado institucional es porque los partidos no se ponen de acuerdo y no hay transparencia en las candidaturas.
En entrevista con EL UNIVERSAL descarta un “boicot”, pero sí ve “una resistencia” a llenar las vacantes del SNA.
Acosta, quien sustituye a Jacqueline Peschard en la presidencia del comité, ve como un “problema serio” que en el envío de propuestas para magistrados anticorrupción, no se sepan los criterios para elegirlos y si cubren los perfiles.
La especialista en derechos humanos acepta que tienen dificultades para construir un SNA con contrapesos institucionales sólidos, transparentes. Muchas veces, dice, esas instituciones están capturadas por intereses particulares o de partido.
Llama al gobierno y partidos a que los nombramientos que aún están pendientes se hagan con criterios claros, transparentes y que lleguen las personas idóneas, calificadas.
Para Acosta, quien en el sexenio de Vicente Fox se desempeñó como subsecretaria para los Derechos Humanos y la Democracia de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la corrupción puede matar, como se vio en los sismos de septiembre, y uno de los principales retos es la debilidad de las instituciones que están capturadas por intereses particulares o de partido.
Dice que Peschard deja unos zapatos muy grandes que llenar. Acepta que no hay “varitas mágicas” para resolver el problema de la corrupción.
Balance positivo
En unas horas estará a la cabeza del comité del SNA, ¿cuál es el balance a un año de su implementación?
—Yo tengo un balance positivo, el Sistema Nacional Anticorrupción ya existe, sus órganos principales están funcionando, por supuesto faltan nombramientos, eso lo sabemos todos, pero está sesionando el Comité Coordinador, se han llevado asuntos a éste y sesiona regularmente.
Los sistemas locales anticorrupción se están integrando. Al último recuento eran 16 de los 32. En fin, vamos marchando.
Este es un proceso a largo plazo, hay que construir un sistema, eso no es cualquier cosa, así que mi balance es positivo.
Me parece importante que el tema de la corrupción está en el centro del debate nacional y eso no es cualquier cosa.
¿Qué ha pasado con los nombramientos en el SNA, por qué no se han concretado?
—No se han podido concretar por diversas razones, una principal, que es la que nos preocupa fundamentalmente en el comité, es que las propuestas no han respondido a procesos abiertos y transparentes, con criterios claros, como corresponde a órganos de esta naturaleza y de esta importancia. Estamos en medio de una contienda política y entonces la respuesta fácil es: ‘Porque los partidos no se han puesto de acuerdo’, pero en realidad, además de que no se han puesto de acuerdo, no están presentadas las candidaturas atendiendo a criterios de transparencia y claridad en los criterios por los cuáles están siendo presentados.
¿No cubren los perfiles?
—Es lo que no sabemos. Por ejemplo, los magistrados anticorrupción, no sabemos si cubren los perfiles, porque no sabemos cuáles son los criterios por los que fueron presentados en esa lista, es un problema y es uno serio, por eso no se han completado los nombramientos.
¿En qué devendría el nombramiento de personajes que no cumplen con los perfiles?
—Tendríamos, desgraciadamente, un sistema que no estaría integrado por las personas adecuadas, por eso la insistencia que tienen las organizaciones de la sociedad civil y la insistencia del Comité de Participación Ciudadana en que estos nombramientos atiendan criterios claros, transparentes y que las personas idóneas, calificadas para esos puestos, lleguen.
Si algo ha hecho el Sistema Nacional Anticorrupción es poner el ejemplo de cómo son las designaciones abiertas, claras y transparentes. El proceso de selección, implementado por la comisión de selección, cumple con los más altos estándares y es lo que esperaríamos de los demás órganos integrantes del sistema.
¿Sería un fracaso para el SNA si no se nombra a los perfiles adecuados?
—Pues a mí esas palabras no me dicen gran cosa.
¿Usted cree que el gobierno federal tenga la voluntad para los nombramientos o, como dice Peschard, no tienen la voluntad?
—Hasta el momento no tenemos perfiles claros ni tenemos criterios claros, no tenemos transparencia, yo creo que la pregunta cae bajo su propio peso.
Es decir, ¿hay un intento de boicot?
—No creo que haya un intento de boicot, simplemente hay una resistencia, que es diferente.
Como usted dice, la corrupción está en el centro del debate, pero, ¿los precandidatos presidenciales deben tomar ese tema como bandera?
—El problema de la corrupción es tan grave, afecta tanto a la economía del país, a las instituciones, a la confianza que deben tener los ciudadanos en las instituciones de gobierno, que es bajísima; al propio bolsillo de los ciudadanos, a los problemas de inseguridad, a los problemas ambientales. Se nos cayó buena parte de la ciudad de México y buena parte de otros estados, entre otras razones por la corrupción, la escuela, el Rébsamen, es decir, la corrupción puede matar.
Es tan grave el tema de la corrupción, que claro que debe estar en el centro de un proceso electoral. Pero, ahora, una cosa es que esté en el centro de un debate político y otra que se use con fines electoreros, eso es diferente.
¿Se ha usado el tema de la corrupción como una propuesta electorera?
—Si estamos en un régimen que se pretende democrático, pues ganará el que tenga la mejor oferta de resolución de los problemas.
¿Ha escuchado la propuesta de los precandidatos, por ejemplo la de José Antonio Meade de vigilar anualmente el patrimonio de servidores públicos y aumentar las sanciones?
—Esas son propuestas que circulan desde hace mucho tiempo, pero yo no quiero calificar ninguna propuesta de ningún precandidato, nosotros estamos en una lucha a largo plazo, es la construcción de un sistema y no tiene sentido que nos pronunciemos a favor o en contra de posturas, porque también habrá otros candidatos que hablarán del tema.
Como Andrés Manuel López Obrador que su principal propuesta es acabar con la corrupción...
— Sí, a mí lo que me parece importante es que la ciudadanía hable del tema y que ese tema sea el que ocupe la atención prioritaria de los gobiernos que van a ser elegidos en esta contienda.
¿No le harían falta dientes al sistema para casos como el de Odebrecht?
—Vamos a ver los resultados. Hasta ahora el Comité Coordinador lo aceptó.
¿Sirven los llamados del sistema para estos temas?
— Yo creo que sí.
¿Cuáles son los retos que toma usted para su nuevo encargo?
—Creo que tenemos que consolidar lo logrado. Ha sido un año difícil, ha sido un año de construir. Los primeros meses del año no tuvimos apoyo presupuestal y, sin embargo, logramos construir el sistema. Ese es un mérito de la ciudadanía.
Se ha logrado mucho, pero ahora hay que consolidarlo, mejorar nuestros procesos, tenemos que ampliar la base de apoyo ciudadano, porque la corrupción es un tema endémico y sistémico, afecta a todos. Tenemos que lograr que los ciudadanos entiendan que también ellos pueden hacer algo para combatirla, porque es un tema que nos compete a todos.
Uno de mis propósitos será ampliar la base de apoyo, difundir, capacitar, hay que crear capacidades para aprender a utilizar las herramientas del sistema.
Hay otros retos como, por ejemplo, la resolución de la Suprema Corte para regular la publicidad oficial en materia de comunicación en medios, es una herramienta fundamental para el combate a la corrupción.
El combate a la corrupción requiere de información fidedigna, de información imparcial, de periodismo de investigación, de narrativas que estén al alcance de la ciudadanía y eso pasa por asegurar que los medios cuenten con la libertad para hacerlo. Por muchos años trabajé el tema de la protección de periodistas en riesgo y creo que México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo, eso no lo digo yo, sino muchas instituciones, como la UNESCO, Reporteros Sin Fronteras, Freedom House, que es la organización para la cual yo trabajé.
¿El perfil que usted tiene, su experiencia en derechos humanos, en qué vendría a sumar?
—No sé si sería cargado a cuestiones de algún tipo, pero creo que sí, la corrupción genera víctimas y muchos juegos de corrupción generan violaciones graves a los derechos humanos, lo vivimos todos los días en este país. Entonces, claro que hay buscar una agenda común en el tema de corrupción y derechos humanos.
¿Qué obstáculo ve en lo inmediato para el SNA?
—Obstáculos graves no veo. Sí tenemos muchas dificultades, para construir un sistema anticorrupción que requiere de contrapesos institucionales sólidos, de transparencia, de rendición de cuentas y sí veo como un reto muy grande la debilidad de nuestras instituciones, el hecho de que, muchas veces, las instituciones estén capturadas por intereses particulares o de partido, eso sí es un problema, es el principal problema de construcción de la democracia.
La lucha anticorrupción es como un subsistema de la democracia, un tema que debe preocuparnos a todos. Si no tenemos avance democrático, porque la democracia no es sólo votar por un partido, es mucho más que eso, es construir un Estado de derecho, en donde todos somos iguales ante la ley y que esta sea igual para todos y mientras no tengamos eso —estamos lejos—, va a ser difícil combatir la corrupción.
¿Si continúa el actual régimen, seguiríamos igual?
—Mientras las instituciones sean débiles y estén capturadas, mientras no existan contrapesos reales al ejercicio del poder, haya rendición de cuentas real, vamos a tener obstáculos, muchos obstáculos.
¿Eso se refiere al PRI?
—Desgraciadamente también hay otros partidos que han ocupado gobiernos y también cojean del mismo pie. Es un tema que va más a allá de los partidos.
¿Cómo vio la gestión de Peschard al frente del comité?
—Es muy valiente y con muchos logros, le tocó lo más difícil, construirlo, eso es un gran mérito.
Todos los candidatos proponen acabar con la corrupción, pero no se ha logrado nada...
—Uno de los temas que a mí me apasiona es justamente el tema de que la corrupción también está en nosotros. Si queremos acabar con la corrupción, veamos qué hacemos en nuestra vida cotidiana para poderla perpetuar, es un esfuerzo común. Requiere del gobierno, del sector privado y de todos.
¿El problema de la corrupción es tan grave en todo el país?, ¿cómo lo percibe usted?
—El problema de la corrupción en nuestro país es un problema endémico y es un problema sistémico, así lo han calificado investigadores que se dedican a estos temas.
¿Qué se necesita para combatirlo?
—Para combatirlo se requirió, además de muchas iniciativas legislativas, de muchos debates, la construcción de un sistema muy complejo, porque precisamente estamos hablando de una problemática muy compleja. Esto es un proceso, como fue un proceso la reforma electoral, digamos el proceso de tener elecciones confiables, toma mucho tiempo, muchos ensayos y errores y muchas movilizaciones ciudadanas hasta que finalmente logramos construir un sistema electoral, hasta que garantizaramos que las elecciones serían implementadas y supervisadas por un órgano autónomo y con presencia ciudadana.
Tenemos que pensar un poco que el SNA también va a requerir de un proceso de construcción. En otras partes del mundo, la construcción de sistemas anticorrupción ha tomado hasta 10 años, hay que cambiar muchas cosas, prácticas, mentalidades, hay que cambiar instituciones y eso es algo que requiere tiempo, entonces estos términos [de fracaso] no describen realmente la situación.
¿Y cuánto tiempo piensa que le costará a México?
— No hay varitas mágicas para resolver un problema de esa envergadura.
Pero lo importante es sentar las bases y generar el proceso.
km
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