Para que los hijos aprendan a manejar la tolerancia y la frustración, factores importantes para la convivencia y la prevención del suicidio, es importante poner reglas y límites en el comportamiento de los hijos en la primera etapa de su vida, principalmente en jóvenes, de acuerdo con la psicóloga del Centro Comunitario de Salud Mental (CECOSAM) Cuauhtémoc, doctora Judith Márquez Contró.
Márquez Contró describió que en la actualidad se enseña a los niños a ser poco tolerantes, al cumplirles en lo inmediato sus peticiones como comprarle una la tableta, un dulce o un celular para evitar berrinches o su enojo.
Fomentar esa conducta, explicó, les afecta a largo plazo en sus relaciones interpersonales y su vida productiva porque la persona intolerante no dura en los trabajos, no se esfuerza para estudiar ni tampoco puede practicar algún deporte, por la falta de disciplina.
“La tolerancia es la capacidad de sobrellevar las cosas cuando no ocurren como se quiere, y cuando la persona no aprende a tolerar, vive enojada, explota con facilidad y le cuesta trabajo respetar reglas e integrarse socialmente”, se dijo.
La tolerancia, junto con redes de apoyo sociales fuertes y sólidas, permiten a la persona resistir o seguir adelante frente a situaciones adversas que se le presentan, agregó la especialista.
“La red de apoyo social, que pueden integrar familiares, amigos, instituciones o la práctica de algún deporte, ayudan a vivir esa dificultad como algo transitorio”, aseguró la doctora.
Además, agregó, que se aprende a encontrar soluciones a eso que se percibe como algo que no la tienen, o a tolerar, por ejemplo, un estado emocional depresivo o ansioso.
Comentó que algunos pacientes que intentaron suicidarse les dicen en consulta: “Es que me sentía tan desesperado que solo tenía ganas de salir corriendo. No sabía qué hacer con la emoción y lo que quería era terminar”.
Dijo que la gente solo buscan que esa sensación o ese malestar de orden emocional pare y considera que la solución es quitándose la vida.
En este proceso, comentó que es importante aprender a reconocer cuando no se puede solucionar un problema solo y buscar ayuda. O identificar las sensaciones de tristeza, enojo, frustración o ansiedad. Son habilidades emocionales que se aprenden desde la niñez.