San Cristóbal de las Casas, Chis.- Nacida en 1923, Guadalupe Palacios acudió este lunes a su primer día de clases en la Escuela Preparatoria Número II, donde fue recibida por sus compañeros y el director del plantel que le dio la bienvenida.
Hace cuatro años Lupita aprendió a leer a través del Instituto Chiapaneco de Educación para Jóvenes y Adultos (ICHEJA) y desde entonces terminó la primaria, secundaria, pero ahora está decidida en cursar la preparatoria a sus 95 años de edad.
Este lunes por la mañana, la mujer llegó en un taxi a la Escuela Preparatoria Número II, acompañada de su hijoEnrique Vázquez, y se formó entre los jóvenes en el patio central para participar en los honores a la bandera.
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En la entrada del plantel un grupo de periodistas le preguntaron cómo estaba su ánimo, a lo que la mujer aseguró “me siento a todo dar”.
Con la playera de la institución Lupita explicó que no podrá asistir todos los días a la escuela porque debe cuidar a su nieta, quien tiene una discapacidad motriz, “sucede que mi hija, la mamá de la niña trabaja y yo tengo que apoyar”.
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En su primer día de clases Lupita tomó apuntes y pasó al frente del salón como parte de un ejercicio que pidió el maestro.
Cuando Lupita nació, en la comunidad Vicente Guerrero del municipio de Ocozocoautla, el presidente de la República era Álvaro Obregón y el gobernador de Chiapas, Tiburcio Fernández Ruiz, y fue en su adolescencia cuando emigró a Tuxtla, la capital del estado.
De niña no pudo ir a la escuela porque su padre la llevaba al campo a sembrar maíz y frijol, y cuando ya radicaba en Tuxtla tampoco pudo hacerlo porque tuvo que cuidar a sus siete hijos y todos fueron a la universidad.
Fue hasta que cumplió 91 años de edad, cuando la señora Palacios aprendió a leer a través del programa del ICHEJA, pero no se quedó ahí porque en cuatro años terminó la primaria y secundaria.
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Lupita quiere estudiar la universidad, pero lamenta que aún cuando termine la carrera "no podrá servir", pues dice no tener el impulso de un joven profesionista.
Pidió a los jóvenes que solo llegan a la escuela a “echar novio”, a que se preocupen por aprender y sacar buenas calificaciones porque "sus padres dejan de comer, con tal de que (ellos) estudien".