Este lunes el periódico estadounidense The New York Times dio a conocer que defensores de derechos humanos, periodistas y activistas anticorrupción de México presuntamente han sido espiados por el Gobierno Federal con un software israelí llamado Pegasus, capaz de monitorear llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios, que incluso puede utilizar el micrófono y la cámara de los teléfonos para realizar vigilancia.
De acuerdo con las investigaciones del diario estadounidense, las personas investigadas son los abogados que investigan la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, un economista que ayudó a redactar un proyecto de ley anticorrupción, los periodistas Carlos Loret de Mola y Carmen Aristegui; Juan Pardinas y Alexandra Zapata, del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO); los periodistas Daniel Lizárraga y Salvador Camarena, de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad; y una estadounidense que representa a víctimas de abusos sexuales cometidos por la policía.
The New Times detalla que el gobierno mexicano ha gastado casi 80 millones de dólares en programas de espionaje de la empresa NSO Group, de origen israelí, desde 2011.
"La empresa que fabrica el software, NSO Group, afirma que vende la herramienta de forma exclusiva a los gobiernos con la condición de que solo sea utilizada para combatir a terroristas o grupos criminales y carteles de drogas como los que han violentado a los mexicanos desde hace mucho tiempo", detalla la investigación de Azam Ahmed y Nicole Perlroth.
El periódico estadounidense corroboró, con ayuda de analistas forenses independientes, que Pegasus ha sido utilizado para vigilar a críticos del gobierno y a sus familiares.
Juan Pardinas, director general del Instituto Mexicano para la Competitividad, quien redactó e impulsó la legislación anticorrupción apodada Ley 3de3, es uno de los afectados por el espionaje. Su iPhone y el de su esposa fueron blanco en varias ocasiones del programa espía, según un análisis forense independiente.
La periodista Carmen Aristegui fue otro blanco de Pegasus: un operador se hizo pasar por la embajada de Estados Unidos en México y le imploró darle clic en un enlace para resolver un supuesto problema con su visa.
Al ver la negativa de Aristegui para dar clic a esos enlaces, en marzo, los mensajes de texto le llegaron a Emilio, su hijo de 16 años.
The New York Times informó que el software Pegasus no deja rastros del hacker que lo utilizó.
"NSO Group afirma que investiga el historial de los gobiernos en temas de derechos humanos antes de venderles el software. No obstante, una vez que otorgan la licencia e instalan el hardware dentro de las agencias de inteligencia y los cuerpos de seguridad, la empresa dice que no hay manera de saber cómo se utilizan las herramientas espías o contra quién están siendo usadas", informó el diario.
Mario Patrón, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), fue otra de las víctimas de espionaje
En su celular recibió un mensaje de texto relacionado con las investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), sobre una nota que estaba esperando, pero el enlace lo dirigió a una página en blanco; así fue como Pegasus se instaló en su teléfono.
Patrón es director de la organización que representa a los padres de los estudiantes desaparecidos y es posiblemente el grupo de defensa de derechos humanos más respetado en todo México. Está involucrado en varios de los casos más graves de abusos a los derechos humanos del país y ha sido un gran crítico del gobierno.
Centro Prodh también representa a una de las sobrevivientes de un ataque militar en el municipio de Tlatlaya en 2014; las mujeres de Atenco, un grupo de once estudiantes universitarias, activistas y vendedoras de mercado que la policía arrestó hace casi diez años, durante las protestas sucedidas en el pueblo de San Salvador Atenco, y que fueron sometidas a brutales abusos sexuales mientras las trasladaban a la cárcel.
Stephanie Brewer, abogada estadounidense que ha trabajado con el grupo desde 2007, es otro de los blancos identificados por The New York Times.
Brewer instaló en su teléfono el software espía al recibir un mensaje de texto sospechoso que cuestionaba por qué el Centro Prodh no defendía también a los soldados y policías víctimas de abusos. La abogada abrió el enlace y este la dirigió a una página web corrupta, un indicio del software Pegasus, señala el diario.