Para el inicio del ciclo escolar 2017-2018, la Secretaría de Educación Pública (SEP) fortalecerá las acciones de seguridad en las escuelas y difundirá recomendaciones para establecer protocolos que detecten y eviten al menos seis tipos de violencia en los planteles, incluido el abuso sexual, así como que los papás “procuren” que dentro de las mochilas no se ingresen armas ni sustancias tóxicas.
El programa se enfocará en 70 mil escuelas de los sistemas preescolar, primaria y secundaria vulnerables y donde se registra la mayor incidencia delictiva en estados como Guerrero, Sinaloa, Tamaulipas y algunas delegaciones de la CDMX. La SEP determinó no utilizar la palabra bullying para hablar sobre la violencia en las escuelas, debido a la diversidad de factores y formas de agresión que ocurren.
A partir de mañana, la secretaría difundirá ocho consejos para que los padres de familia eviten que los niños y adolescentes lleven a la escuela “armas de fuego [reales o de juguete], armas blancas, objetos punzocortantes, sustancias y objetos explosivos [cohetes, chinampinas, aerosoles], sustancias tóxicas, medicamentos no recetados, así como objetos y sustancias que pongan en riesgo a la comunidad escolar”.
Pero si las armas ingresan a los planteles, a pesar de que se sugiere a los papás revisar o supervisar el interior de las mochilas antes de salir de casa, lo que se propone es conocer los signos que pueden advertir su presencia en los salones de clases.
A los maestros se les hará saber que “generalmente los infractores presentan algunas conductas de riesgo en el hogar o en la escuela. Los alumnos generalmente no comunican a los adultos [la presencia de las armas] y que se trata de acciones pensadas y planeadas con anticipación”.
Las anteriores son acciones que fueron acordadas por el pleno de subsecretarios de Educación Básica y que se coordinan a través del Programa de Convivencia Escolar.
Resultado del trabajo entre las secretarías de Gobernación (Segob), Educación Pública (SEP), la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), se elaboraron materiales para docentes, padres de familia y alumnos, por los cuales se estimó un costo de 2.77 pesos para secundaria; 8.44 pesos para primaria, 14.62 para preescolar, según el Paquete de Seguridad para Escuelas de Educación Básica.
“Hay todo un procedimiento en el cual, a través del Programa Nacional de convivencia Escolar, se definieron las escuelas que van a participar”, explicó a EL UNIVERSAL el subsecretario de Educación Básica de la SEP, Javier Treviño Cantú.
Para este año serán 70 mil escuelas las elegidas para participar en el programa. Son planteles ubicados en los polígonos detectados por la Secretaría de Gobernación entre los más vulnerables y con mayor incidencia delictiva.
Se trata de “los diferentes polígonos definidos junto con la Secretaría de Gobernación, en donde haya mayor vulnerabilidad y mayor incidencia que se tiene en el caso de la violencia, para que podamos atender esas escuelas”.
A decir de Treviño, serán cada una de las entidades y sus autoridades educativas las que determinen la forma en la que se realizará la revisión de las mochilas para evitar el ingreso de armas a los planteles, así como de sustancias como drogas y alcohol.
“Cada uno de los estados va a definir qué tipo de acciones va a seguir en relación con el tema de las mochilas”, explicó Treviño.
Prevenir el ingreso de armas
Como resultado de la reunión que tuvieron autoridades educativas con funcionarios de la Segob y de la Comisión Nacional de Seguridad, se acordó establecer un documento que sirvió para la elaboración de protocolos para la detección, prevención y actuación en casos de abuso sexual infantil, acoso escolar, violencia, así como de maltrato al interior de las escuelas.
Otro de los protocolos tiene como objetivo principal prevenir y evitar el ingreso de las armas o bien contar con acciones específicas para el uso de las armas.
Las acciones detalladas corresponden al Plan de Acción de la Prevención Social de la Violencia y el Fortalecimiento de la Convivencia, que se presentó en febrero en conjunto con la Secretaría de Gobernación.
Un mes antes —en enero— un estudiante de una escuela ubicada en Monterrey, Nuevo León, disparó en contra de sus compañeros y de una maestra en el salón de clases del Colegio Americano del Noreste.
Solamente unos días después de ese acontecimiento, en Celaya, Guanajuato, la policía decomisó una subametralladora calibre .22 a un alumno de telesecundaria.
En el plantel educativo, los maestros detectaron el arma dentro de la mochila del adolescente y llamaron al 911 para solicitar apoyo. Esas acciones fueron parte del Operativo Mochila.
Ese no fue el único caso: un par de días antes en Monterrey, Nuevo León, se ubicó que en la secundaria de la colonia Del Prado, una pistola tipo Magnum, oculta en la zona de papelería de lockers del plantel, aunque se desconocía a quién pertenecía el arma, la situación llamó la atención, debido a que días antes había ocurrido el asesinato en el Colegio Americano del Noreste.
Según el Paquete de Seguridad para Escuelas de Educación Básica, el propósito de contar con acciones de prevención es que “los centros escolares sigan siendo espacios seguro para la convivencia y los aprendizajes, donde las niñas y adolescentes aprendan a aprender y aprendan a convivir”.
Por lo que respecta a la mochila, se difundirá un paquete que busca que los padres o tutores promuevan que los niños o adolescentes salgan de casa en medio de una situación afectiva.
“Decirles cuántos los aman y despedirlos afectivamente. Saber en todo momento en dónde están sus hijos al salir de la escuela. Revisar la mochila de forma respetuosa. Que lleven alimentos nutritivos. Revisar los líquidos que llevan a la escuela y que vayan en buenas condiciones de higiene”.
También piden a los padres o tutores evitar que salgan de mal humor, que lleven los materiales innecesarios o prohibidos, evitar “armas de fuego [reales o de juguete], lo mismo que con armas blancas”.
Sugiere que no se lleven sustancias tóxicas, objeto punzocortantes, medicamentos no recetados o bien explosivos como cohetes y aerosoles.
Los directivos y maestros de los planteles educativos deberán establecer redes con las autoridades locales de seguridad y protección civil y contar a la mano con los números telefónicos de emergencia.
Ante la presencia de armas, las acciones que se establece son notificar a las autoridades y salvaguardar la integridad del resto de la comunidad bajo el esquema: colaborar, detectar, comprobar, reportar y atender.
Respecto a los niños en el aula se les pide, en caso de una situación de ese tipo: protegerse bajo una mesa, esconderse y comunicar la situación.
“En caso de que un integrante de la comunidad escolar o ajena haya hecho uso de un arma dentro de las instalaciones de la escuela se sugiere: notificar a las autoridades correspondientes, evacuar el plantel, de ser necesario y desarrollar un acta de hechos”, señaló.
El programa establece seis ejes en los que los maestros promoverán desde temas como autoestima, el manejo de emociones, la convivencia con los demás y el respeto a los otros.
Establecerán reglas de convivencia y difundirán las acciones para el manejo y resolución de situaciones de conflicto. Ahí es donde se darán a conocer los protocolos de actuación de los docentes y de los alumnos, pero también de los padres de familia desde la casa, previo a llegar a los salones de clases.
A los maestros se les pedirá distinguir las distintas formas de violencia en las escuelas, de las cuales no todas califican como acoso. Por un lado se ubica el acoso verbal, por otro el acoso social y luego el acoso físico.
De acuerdo con la SEP, “el acoso escolar se refiere a toda conducta intencional, direccionada, frecuente y en desigualdad de poder [sea física, de edad, social y económica, entre otras] que se ejerce entre alumnos y en el entorno escolar, con objeto de someter, explotar y causar daño”.
El acoso se distingue entonces de otras situaciones de violencia por la intención, la repetición y la duración.
El acoso verbal se refiere a las situaciones en las que se expresan humillaciones, amenaza o intimidaciones.
El acoso social se refiere a aquellos actos orientados a lesionar la relación entre los alumnos, aislarlos, marginarlos, promover rumores o avergonzarlos en público. Mientras que el acoso físico tiene el propósito de lesionar, dañar y provocar lesiones corporales, golpear, patear, pellizcar, escupir, hacer tropezar, empujar, romper, esconder o hacer señales o gestos con la cara o manos.
Se reconocen además como otros tipos de violencia el maltrato escolar y el abuso sexual.
Para poder enfrentar estos problemas se elaboraron y promoverán los protocolos en los que se advierten situaciones de riesgo pero también acciones a tomar en cuenta en cada uno de esos casos. Con información de Teresa Moreno