Ahora sí sentada en la silla presidencial, del PRI, al menos por un año, Claudia Ruiz Massieu Salinas está dispuesta a reestructurar a su partido, cambiarlo, y con todos sus cuadros por delante: mismas caras y nuevas.
La dirigente nacional del PRI, que vivió la derrota electoral desde la secretaría general y que luego brincó a la presidencia, acepta que hay que eliminar las malas prácticas.
No va a señalar culpables de la debacle porque la totalidad de los militantes tienen corresponsabilidad, pues se trata de una institución política que es de todos.
Al referirse al primer priísta de la nación, Enrique Peña, en entrevista con EL UNIVERSAL, Ruiz Massieu menciona que no hay distanciamiento entre ellos, sólo hubieron algunas circunstancias.
¿Sobre qué partido están parados los del PRI?
—Estamos parados en un partido histórico, en un partido nacional, en un partido muy plural y diverso. Estamos parados en un partido que está plenamente consciente de que los resultados del [pasado] 1 de julio nos obligan a hacer una reflexión y una autocrítica profunda, para poder ir hacia adelante, fortalecernos.
¿Un partido histórico que traicionó su historia?
—No, para nada creo que seamos un partido que haya traicionado su propia historia. Sí creo que en momentos y en etapas, hemos sido tan traumáticos (sic) que de pronto nos alejamos también, en ciertas decisiones, de nuestra identidad en algunos momentos, y hoy eso nos hace crisis. Nos alejamos de nuestra militancia.
Siempre hay culpables cuando ocurren las derrotas.
—Hay corresponsables y, en ese sentido, creo que los priístas y todos nosotros lo fuimos.
¿Se debe eliminar algo?
—Más bien hay que fortalecer cosas del partido, borrar las malas prácticas donde las haya, terminar con las malas actitudes. Hay que fortalecer la esencia del partido, la vocación de trabajar de manera horizontal, fortalecer a nuestra militancia. Es importante que se premie la lealtad de los militantes.
¿Quién se distanció, el Presidente del PRI o viceversa?
—No creo que haya una distancia.
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