Regidores del ayuntamiento de Benito Juárez solicitarán a la Secretaría de Seguridad Pública que se proceda en contra del mando que instruyó el retiro de los policías que se encontraban durante el intento de linchamiento del ciudadano ruso, Aleksei Makeev, el viernes pasado.
“La explicación que me dieron es que alguien determinó ‘aquí no hay delito que perseguir’ y entonces se fueron; se les hizo fácil y ahí fue cuando la gente se encendió. Sí, sí pueden fincarse responsabilidades. Esto necesariamente nos debe llevar a crear un protocolo de actuación, porque evidentemente la policía no está capacitada para reaccionar”, expresó el regidor Antonio Meckler Aguilera, en entrevista con EL UNIVERSAL.
Agentes de la dependencia municipal se hallaban en la esquina de la calle 39, en la supermanzana 70 de esta ciudad, cuando la gente comenzó a reunirse para cruzar insultos con el extranjero. Vecinos les pidieron llevárselo, pero de acuerdo con testimonios, los policías pretextaron que Makeev se encontraba en propiedad privada y no podían proceder. Al retirarse, las agresiones verbales se desbordaron y la gente ingresó a la cuartería habitada por el ruso. Uno de ellos fue Carlos Gutiérrez Gutiérrez, quien resultó herido con arma blanca por Makeev. El joven murió esa misma noche y su cuerpo fue reclamado el sábado por su hermana.
La fiscalía informó desde la noche del sábado, que las indagatorias sobre lo ocurrido incluyen al extranjero, por probable homicidio; a los policías que estuvieron en la escena e incurrieron en omisiones y a quienes hicieron apología del delito, incitando al ataque.
Del fracaso de la civilidad. La directora del Observatorio de la Violencia Social y de Género de Cancún, Celina Izquierdo, explicó a EL UNIVERSAL que lo sucedido ilustra el “fracaso de la civilidad”, en hechos de sangre que “nos salpican a todos”. Además de Makeev, como agresor primario y de la gente que lo atacó, la especialista se refirió al vacío de autoridad como principio del caos y a los espectadores que, en tiempo real, siguieron todo el tiempo un intento de homicidio.
“Para empezar, estaba denunciado y había una molestia previa que aumentó al no haber respuesta. Es un enojo ante la inmovilidad de la autoridad", explicó, al señalar que un elemento de mayor preocupación es que todo fue presenciado por infantes y adolescentes.
El sociólogo Efrén Hernández coincide con ella, pues indicó que en esta historia la autoridad está ausente de principio a fin.
“Primero en Migración, que pese a sus antecedentes en Rusia, dan la residencia permanente a un personaje así; luego, la policía omisa, que no hizo nada. O sea, la ley nunca existió”.