Sin importar si es candidato a la Presidencia o a un puesto de elección popular, integrantes de partidos políticos usan las redes sociales para compartir escenas familiares o momentos especiales con sus hijos y así convertirse en tema de las conversaciones de la opinión pública. Para especialistas, la integridad de niños y adolescentes hijos de políticos debe ser resguardada, aunque sus padres sean figuras públicas.
Expertos indicaron que tanto los políticos como los medios de comunicación deben ser “prudentes” al mostrar a los menores de edad porque, aunque ellos no sean figuras públicas, estarán sometidos a críticas; sin embargo, aclararon que su exposición en eventos no da ningún derecho a la población de juzgarlos o descalificarlos.
Nelia Tello Peón, investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, destacó que son los padres quienes deben definir qué tan expuestos estarán sus hijos, si su acompañamiento se limita a ir a algunos actos, por ejemplo, estar presentes cuando sus padres votan, en un mitin o si aparecerá en los spots y anuncios de campaña, de esta manera los políticos son quienes deciden si sus descendientes se convierten en figuras públicas.
A lo largo de su trayectoria política, el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha mostrado en fotografías y videos a sus cuatro hijos, pero es Jesús Ernesto, el más pequeño, quien en las últimas semanas fue puesto en la esfera pública e incluso ha sido blanco de comentarios de discriminación.
Jesús Ernesto, también hijo de la periodista Beatriz Gutiérrez Müller, fue objeto de críticas por el corte de cabello que utilizó en el cierre de campaña y durante los festejos la noche del 1 de julio en el Zócalo de la Ciudad de México.
Los menores de edad tienen que ser respetados porque no son figuras públicas, se debe garantizar, además, su derecho a la privacidad, afirma Alexandra Haas Paciuc, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
“Los niños y adolescentes no son personas públicas, no porque el papá o la mamá sea un aspirante o que ocupe un cargo público ellos también lo son, ellos no decidieron ser eso, son hijos y de ninguna manera deberían estar sometidos a un discurso discriminatorio, incluso, no deberían compartir sus imágenes, porque puede tener serias problemáticas en términos de la afectación de los niños”, indicó.
Figuras de papel en comicios
A lo largo del reciente proceso electoral fueron varios actores políticos los que hicieron pública la presencia de sus hijos. Uno de ellos fue la ex candidata al gobierno de la Ciudad de México Alejandra Barrales Magdaleno, quien difunde en sus redes sociales fotografías junto a su hija Máxima. Lo mismo se les ve mientras comen o pasean por la capital del país.
Ricardo Anaya Cortés, también ex candidato a la Presidencia de la República, ha compartido diversas fotografías junto a sus tres hijos y a su esposa Carolina Martínez Franco.
El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, ha compartido de manera pública la vida que tienen sus hijos pequeños, fruto de la unión con su esposa Adalina Dávalos, por ejemplo, en algunas entrevistas con medios televisivos.
Acudir a votar a los comicios del 1 de julio fue uno de los momentos en los que a personajes que suelen ser más reservados en cuanto a su vida familiar se les pudo ver con su familia, incluyendo a los niños.
Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), dijo que los menores de edad no deben ser afectados, “por lo que ocurre en el mundo adulto” y no por ser hijos de funcionarios tienen que estar sometidos al escrutinio público.
“El que los políticos lleven a sus hijos a actos de campaña no es ilegal, pero sí es cuestionable por el uso electoral que se le da a los niños. El gran problema que tenemos es una cultura de discriminación de violencia normalizada, tenemos un segundo componente: que de alguna manera los hijos de funcionarios públicos terminan siendo víctimas o una extensión de las venganzas hacia los políticos”, precisó.
Nelia Tello Peón, investigadora de la UNAM, consideró que hay que diferenciar cuando se hace uso de los niños en una campaña propagandística y cuando forman parte de la realidad del político como parte de su familia; no obstante, advirtió, que al ser parientes de un funcionario es muy difícil aislar a los menores del escrutinio.
“Es una línea muy delgada entre el uso que se le da como promoción a los menores y al hacerlo público, [el niño] va a recibir críticas y halagos, porque finalmente va a formar parte de una figura pública y va a ser muy difícil aislarlo y que queramos visibilizarlo. Debe haber prudencia, respeto al niño, pero también conciencia de que si lo convierto en figura pública, será tratado como tal”.