La defensa de Joaquín Guzmán Loera solicitó que el jurado que le va a juzgar por 17 delitos relacionados con el narcotráfico no sea “anónimo ni protegido” como pide la fiscalía, alegando que de ser así se pondría en duda la presunción de inocencia con la que debería contar “El Chapo”.
El abogado Eduardo Balarezo argumentó, en una carta dirigida al juez Brian Cogan, que de aceptar la petición del gobierno “crearía la impresión extremadamente injusta de que es una persona peligrosa de quien hay que proteger al jurado”, algo que podría modificar la deliberación y sentencia.
“Un jurado anónimo -especialmente uno al que se le permitiría funcionar solo bajo guardia armada- envenenaría la atmósfera del caso y serviría para reforzar las pruebas del gobierno al crear la impresión de que el Sr. Guzmán es culpable y peligroso”, remata Balarezo, lo que llevaría al jurado a deducir que, efectivamente, “El Chapo” es “culpable y peligroso” incluso antes del juicio.
Para el abogado, la “inusual y drástica medida” que significaría permitir que el jurado sea anónimo afectaría el derecho constitucional a un juicio justo y más cuando, en su opinión, no hay nada todavía probado y el gobierno solo ha basado su descripción del Chapo a base de “artículos de internet, declaraciones no probadas y conjeturas de cooperantes que buscan reducir su sentencia”.
Balarezo también pidió rebajar las medidas de seguridad “altamente inusuales” en el transporte y vigilancia del jurado que pide el gobierno -un “espectáculo” que incluiría escolta, seguridad y aislamiento público, con el constante acompañamiento de guardias armados-, por la misma razón de insinuar la peligrosidad de Guzmán.
El abogado, en ese sentido, se ríe de la “mala broma” de la fiscalía de presentar a varios presos en cárceles estadounidenses como si fueran “soldados” del Chapo dispuestos a defenderle de lo que le pueda suceder; cuando, debido al régimen de aislamiento, con suerte puede comunicarse con su familia.
Tal y como recuerda, las únicas que le pueden visitar en el penal son sus gemelas de seis años; en una de las visitas, el guardia que controla todas las interacciones advirtió al Chapo que no podía enviar saludos a su esposa, Emma Coronel, a través de sus hijas, ya que es considerado comunicación con terceros no autorizados.
Esa vigilancia, según Balarezo, demostraría la incapacidad de Guzmán de “hacer daño” al jurado que se establezca, y por tanto desacredita la petición del gobierno de que sea anónimo y protegido.
A lo que no se opone la defensa del Chapo es que los nombres del jurado sean únicamente conocidos por acusación y defensa, y no sean compartidos con el público en general ni la prensa. Eso permitiría a Balarezo investigar la imparcialidad de los miembros del jurado, y revisar su pasado y redes sociales para conocer sus prejuicios ante el caso.
Una actitud que estaría seriamente modificada por su exposición a los medios de comunicación, que según Balarezo han sido utilizados por el gobierno para dar “cobertura negativa” contra el Chapo que ha beneficiado la posición de la fiscalía con su “sensacionalismo” hacia la figura de Guzmán Loera.
Esta previsto que el jurado se configure durante el mes de septiembre, mes en el que debería empezar el juicio. La fecha definitiva se deberá decidir en la próxima audiencia judicial preparatoria, prevista para el próximo 15 de febrero en la corte federal del distrito este de Nueva York.