Karina se cansó. Por más de tres meses soportó el hostigamiento de su jefe hasta que no pudo más. Después de trabajar un semestre en unaempresa de marketing tomó la difícil decisión de abandonar su plaza.
Como ella, otras 23 mil 542 personas dejaron su empleo, ya sea por acoso o discriminación, en el primer trimestre del año, la mayor cifra para un periodo similar en los últimos 10 años, de acuerdo con datos del Inegi.
Lo peor es que este problema se agudizó en los primeros tres meses del año al registrar un incremento de 70.5% respecto a las 13 mil 808 personas reportadas en el mismo periodo de 2018, la tasa anual más alta entre los diferentes motivos de abandono de empleo.
Las principales causas que involucran el acoso son el trato hostil o vejatorio, mientras que los actos de discriminación más comunes son por edad, apariencia física e imagen personal, orientación sexual, condición socioeconómica, discapacidad, género, religión o cultura.
La violencia y el acoso en general dentro de las empresas son más frecuente de lo que se piensa, comenta Erika Villavicencio, coordinadora e investigadora de psicología organizacional de la UNAM.
“De acuerdo con un sondeo que realizamos, siete de cada 10 de los encuestados padecieron en algún momento de su vida laboral algún tipo de hostigamiento”, explica.
Bajo el contexto actual la gente no quiere perder su empleo, por lo que en muchas ocasiones se ven obligadas a aguantar jornadas más largas, condiciones incómodas o acoso, como puede ser el caso de algunas madres solteras que tienen que tolerar a sus jefes por la necesidad de llevar el sustento a sus casas, agrega la investigadora.
Por otra parte, dentro de las empresas no existe un seguimiento a problemas de acoso, y si lo hay, no siempre se toma una acción fuerte contra el acosador, comenta Ivonne Vargas, especialista en recursos humanos.
De acuerdo con algunas estadísticas internacionales, solamente 6% de las organizaciones toma una medida en concreto, como es el despido del acosador. La mayoría pueden tener un protocolo, e incluso casi la mitad de las empresas plantea que se investigue el caso, pero todavía muy pocas toma las medidas adecuadas, destaca.
En su opinión, otro de los factores que pudieron incidir en este repunte de abandono de empleo por acoso o discriminación es la creciente práctica del llamado mobbing (bullying laboral) en empresas privadas y dependencias del sector público, donde compañeros o jefes acosan a un empleado con el fin de someterlo, desprestigiarlo, y en algunos casos, para que renuncie.
A este aspecto se suma la coyuntura del cambio de gobierno, en la cual muchos trabajadores del sector público pueden estar siendo presionados para abandonar su plaza, estima Vargas.
En los primeros seis meses del actual gobierno, el número de funcionarios que han presentado su renuncia suman 21 mil 727, tal como lo informó EL UNIVERSAL la semana pasada.
Poder y nepotismo
El problema del manejo del poder y el nepotismo es otro aspecto que está atrás del acoso y la discriminación en las empresas, especialmente en el sector público.
Por ejemplo, alguien que fue asignado a una posición hace un mal uso de esa jerarquía y busca cómo desplazar a algunos empleados presionándolos para que renuncien y que lleguen personas cercanas, alerta Villavicencio.
El problema es que cuando se presenta una denuncia, sobre todo en estos temas de género, de discriminación, de acoso sexual, se revictimiza a la víctima, es decir, que hay un manejo tan incómodo para el demandante que hace que reviva la mala experiencia y la persona termina alejándose, ya no quiere declarar, no quiere ser analizada y desiste de la demanda.
Por otra parte, las organizaciones no tienen a las personas idóneas para atender estos problemas, la mayoría de la gente que está en recursos humanos, que tiene que ser la primera en enterarse y manejar la situación, a veces es un equipo muy operativo y no puede ni siquiera tomar decisiones.
Vulnerables
La mayoría de trabajadores que han abandonado su empleo por acoso o discriminación en el primer trimestre del año, se ubica en jóvenes de 15 a 29 años, con 14 mil 830 de los casos (63% del total); sin embargo, en el segmento que se reporta el mayor crecimiento es en el que se encuentran las personas de 15 a 19 años, que pasaron de 3 mil 963 en los primeros tres meses de 2018 a 10 mil 133 para similar periodo en 2019, un alza de 155.7%, indica el Inegi.