El 30 de julio de 1992, Manuel Enrique Muela Luna asesinó a su sobrino en el condado de Larimer, en Colorado, EU, presuntamente porque el joven decidió alejarse de él para casarse con una mujer.
Ayer, Muela Luna perpetró otro homicidio, pero ahora en la Zona Rosa, en la alcaldía Cuauhtémoc, y la víctima fue su pareja sentimental, un hombre de 31 años de nombre Omar “N”.
Fue pasada la 01:30 de la madrugada del miércoles cuando la hermana de Omar le marcó a su teléfono, pero nunca respondió.
El martes, tras el sismo de las 10:30, se comunicó con él por mensajes y le confirmó que estaba bien; sin embargo, horas después ya no pudo localizarlo.
Por eso la joven decidió ir a buscarlo al departamento de la calle Estrasburgo, donde vivía. No lo encontró y tampoco estaba su camioneta Mazda CX3, por lo que la mujer sospechó que le había pasado algo.
Tras forzar la chapa, agentes hallaron a Omar muerto en una de las habitaciones, con las manos atadas. De inmediato la joven señaló a Muela Luna como el asesino. Una vecina vio a Manuel Enrique cuando se marchaba en la camioneta, incluso se disculpó con la mujer por el ruido que, dijo, había provocado la pelea que sostuvo con su pareja.
El primer homicidio
Según reportes periodísticos, Manuel Enrique Muela Luna fue detenido en Ramos Arizpe, Chihuahua, en el 2002 por agentes de la entonces Agencia Federal de Investigación. Lo arrestaron por una orden de extradición, ya que el gobierno de Estados Unidos lo acusaba de homicidio.
Y es que Muela Luna asesinó a su sobrino en 1992, cuando el joven —de 18 años— decidió alejarse de él para casarse con una joven. En ese tiempo ambos vivían en Colorado, EU, pero el tío abusaba del joven, quien vio en el matrimonio una forma de escapar. Sin embargo, Muela Luna le disparó en la cara, quemó su cuerpo y regresó a México.
Diez años después fue detenido en Chihuahua, pero el gobierno de México se negó a extraditarlo porque en ese entonces estaba vigente la pena de muerte en Colorado.
Amparados en el Artículo 4to del Código Penal Federal, el gobierno mexicano decidió juzgarlo bajo las leyes mexicanas y en 2005 lo condenaron a 27 años y 6 meses de prisión, pero fue liberado y retomó su vida en la CDMX, donde ya es buscado de nueva cuenta por otro homicidio, el de su pareja.
Omar era un joven trabajador, activista gay y laboraba para una institución bancaria.