El expresidente boliviano Jorge Tuto Quiroga fustigó al mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, por concederle asilo político a Evo Morales, exgobernante de Bolivia. Tener a Morales en México es asilar al narco, al fraude electoral y a la conspiración, dice Quiroga en entrevista con EL UNIVERSAL.
Morales, de 60 años, cumple hoy una semana asilado en México por la convulsión que estalló en Bolivia tras los comicios del 20 de octubre pasado, en los que el todavía mandatario se postuló para iniciar, en enero próximo, un cuarto periodo consecutivo. Bajo presión militar y policial, Morales renunció el 10 de noviembre luego de que una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) confirmó irregularidades electorales. Morales adujo que ganó legalmente y que sufrió un golpe de Estado.
Jeanine Áñez, de 52, se proclamó como presidenta el martes pasado para finalizar la gestión de Morales. Quiroga, de 59 años, gobernó de agosto de 2001 a agosto de 2002 al pasar de vicepresidente a presidente porque Hugo Bánzer (1926-2002) renunció por salud.
¿Hay condiciones para que Morales regrese?
—No, para nada. Morales es un cobarde que se fugó [a México]. Se le ve bravucón cuando está rodeado de huestes. Con declaraciones insinuando que podría retornar busca mantener a Bolivia convulsionada. Una vez que llegó a México quiere cumplir su amenaza de ‘vietnamizar’ Bolivia, incendiando y generando violencia. Típica estrategia de que ‘después de Evo, el diluvio’, y él afuera, cómodo y muy bien cuidado en México.
Pero no tiene asidero ni posibilidad. En Bolivia habrá elecciones con un nuevo órgano electoral. Es lo que el país demanda, lo que la comunidad internacional respalda y lo que el mismo Morales pidió el 10 de noviembre antes de renunciar: reconoció el fraude, pidió nuevas elecciones, porque el ladrón confesó que intentó robarse la elección. Quiere destrozar [a Bolivia] y eso no va a suceder.
¿Existe choque racial de blancos e indígenas?
—No, para nada. Quizá la ignorancia de López Obrador permite [a Morales] amañar ese discurso. López Obrador está cumpliendo un tristísimo papel. Morales no habla ni aimará ni quechua [lenguas indígenas], ha perseguido sin clemencia a opositores y dirigentes indígenas.
Para extender los cultivos de coca golpeó salvajemente a dirigentes indígenas a los que quería destrozarles su hábitat pulverizando un parque nacional. Morales produce la coca del Chapare que se hace cocaína. En Bolivia ese cuento que vende en México no nos lo cuenta. Sabemos la verdad: es un tirano autoritario.
¿Qué opina del apoyo de México a Evo Morales?
—Una pena que López Obrador esté apañando el fraude, el narcotráfico y la convulsión, dando cobijo a Morales, violando las convenciones internacionales y permitiéndole declaraciones incendiarias a un cobarde que instiga y llama a convulsionar Bolivia para justificar lo que aquí nadie se traga. Bolivia es punto neurálgico de la batalla por democracia y libertad.
Enfrentamos a un conglomerado criminal caribeño de [Nicolás] Maduro en Venezuela, de la dictadura cuasi nonagenaria gerontocrática en Cuba y con un enclave en el Chapare que defiende la producción de coca. Jamás imaginé que López Obrador sea satélite de ese conglomerado y se esté portando como el gobernante de Nicaragua y no del admirable México. Triste, vergonzoso que esté haciendo eso López Obrador, asilando al fraude, a la convulsión y al narcotráfico.
López Obrador vivió de 2006 a 2012 diciendo que era presidente legítimo de México. Nunca reconoció al gobierno de Felipe Calderón.
Pero en Bolivia el fraude está probado, demostrado y reconocido por el ladrón fraudulento de Morales. Contradictorio que López Obrador que por seis años recorrió el mundo denunciando un fraude que le habían hecho, que él no podía probar, esté asilando a un hombre fraudulento que buscó robarse la presidencia y un cuarto mandato que sería inconcebible en México, donde hay sufragio efectivo y no reelección. Triste el papel de López Obrador.