El aeropuerto internacional de Santa Lucía gastará seis mil metros cúbicos de agua al día, sólo para el consumo de pasajeros, cantidad equivalente a llenar 300 pipas con 20 mil litros de capacidad.
Según la Manifestación de Impacto Ambiental presentada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), se prevé que a diario se destine la cantidad de seis millones de litros para atender los requerimientos de los usuarios de la terminal aérea. Un metro cúbico de agua equivale a mil litros.
Para regar las áreas verdes, el documento elaborado por el Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) propone instalar una planta de tratamiento, la cual está proyectada para tener una capacidad estimada de 4 mil 500 metros cúbicos al día.
Señala que la fuente de suministro de agua será mediante pozos ubicados dentro de la Base Aérea Militar No. 1, aunque no detalla su ubicación ni la capacidad que tienen.
La Sedena aclaró que si la operación del proyecto requiere de otras fuentes de suministro de líquido, se determinarán de común acuerdo con la Comisión Nacional de Agua (Conagua).
La Base Aérea de Santa Lucía se encuentra inmersa en los mantos acuíferos del Valle del Mezquital, Texcoco, Zona Metropolitana de la Ciudad de México y Cuautitlán-Pachuca, siendo este último donde se construirá la terminal aérea.
Este acuífero tiene una superficie de mil 653 kilómetros cuadrados y se ubica al norte de la Ciudad de México, colindando con el Estado de México e Hidalgo. Especialistas han advertido la escasez de agua que se generará en los municipios colindantes si se construye la obra.
Ricardo Ovando, integrante de la Coordinadora Nacional Agua para Todos, refirió que este manto está sobreexplotado: en 2002 reportaba un déficit de 40 millones de metros cúbicos; sin embargo, para 2018 la Conagua reportó un déficit de 106 millones de metros cúbicos anuales en el informe Actualización de la disponibilidad media anual de agua subterránea .
“Con esa cantidad de agua se podría llenar 106 veces el Estadio Azteca, es una cifra enorme que se está extrayendo y no se vuelve a recargar el acuífero”, resaltó.
En 2016, en el documento Resultado de los estudios técnicos de las aguas nacionales subterráneas del acuífero Cuautitlán-Pachuca, la Conagua advertía que el acuífero estaba sobreexplotado desde hace varias décadas, por lo que no tenía disponibilidad para otorgar concesiones o asignaciones.
“El recurso hídrico subterráneo debe estar sujeto a una extracción, explotación, uso y aprovechamiento controlados para lograr la sustentabilidad ambiental, así como evitar que se agrave la sobreexplotación del acuífero”, recomendó en esa ocasión la comisión.
El pasado 9 de mayo, la Semarnat abrió el proceso de consulta pública para el proyecto de construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, el cual cierra el 12 de junio. En este proceso se someterá a revisión la Manifestación de Impacto Ambiental de la obra, a cargo de la Sedena.
Tiahoga Ruge, ambientalista y exfuncionaria de la Semarnat, destacó que ninguna obra debe construirse sin que se tengan los permisos ambientales, por lo que se deben hacer los estudios necesarios para determinar los impactos que tendrá el aeropuerto.
Luis Zambrano, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, comentó que las manifestaciones de impacto ambiental no deben ser una justificación para la construcción de algún proyecto, sino una evaluación seria para determinar si un proyecto de estas magnitudes es viable o no.