La avenida principal de la Central de Abasto (Ceda) parece un pueblo fantasma, donde sólo se observa la carga vial de los miles de vehículos que entran y salen, aunque a diferencia de otros domingos, poca gente camina, por lo que podría pensarse que los comerciantes y visitantes acataron las normas sanitarias.
Sin embargo, por dentro, a través de sus intrincados pasillos, es igual a todos los días: la mayoría de los marchantes, sin cubrebocas y mucho menos guantes, recorren solos o con la familia los puestos de fruta, carnes o pescados.
Y en los puestos de tacos o comida, a Susana Distancia ni la conocen. Aunque eso sí, los taqueros y demás locatarios muestran sus cubrebocas cubriéndoles la garganta; ninguno lo trae puesto debidamente.
Pancho, uno de los muchos diableros, al ser cuestionado por no traer cubrebocas, responde: “Me molesta. A ver, échate a cargar todas estas cajas con fruta y verdura con eso y verás si no es estorboso”.
Oriundo de Huajuapan de León, Oaxaca, acepta que del Covid-19 sabe poco, “pero a nosotros ese bicho ni nos pela, igual que el gobierno”, dice con abierta sonrisa, mientras limpia el sudor de su rostro con un trapo, para luego reanudar su marcha.
Mientras, en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, el director General de la Ceda, Ulises García Nieto, anunciaba “drásticas medidas sanitarias”, porque, ya han detectado 25 casos de contagio, por los que fallecieron dos locatarios, aunque a sus compañeros, diableros y marchantes parece que eso los tiene sin cuidado.
Entre empujones y gritos, los locatarios ignoran las 200 carpas de triage para detectar a enfermos de coronavirus, que en ese momento anunciaba el funcionario ante la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Tampoco hicieron caso de las 120 lonas que, según García Nieto, se instalaron en espacios estratégicos, pero que en al menos la nave de frutas y verduras nada de eso ha sido instalado.
Quizá por eso las personas que acostumbran acudir a realizar sus compras a este centro, al que llegan cerca de 52 mil vehículos de todos los tonelajes, poco les importa seguir las medidas de prevención.
Mediante un recorrido, EL UNIVERSAL constató que en el lugar no había 300 mil personas que, según las autoridades, diariamente visitan ese mercado, considerado como el más grande de América Latina.
Empero, por la cantidad de gente que era seguida por diableros y se detenía lo mismo en los puestos de frutas y verduras, que en los de tacos, bien podría decirse que sí llegó la mitad de esa clientela.
Lo sorprendente es que la mayoría de los locales instalados a lo largo de la avenida principal, informaron algunos comerciantes, desde el sábado decidieron cerrar, igual que algunos del interior.
Cualquier turista o persona que visitara en estos momentos por primera vez las instalaciones de la Ceda, aseguraría que la actividad fue suspendida o que los puestos fueron clausurados por las autoridades, pero no se imaginarían que en el interior todo sigue igual.
Por lo que no será extraño que el número de enfermos por Covid-19 siga creciendo, principalmente por el gran número de gente que llega de todos los lugares de la Ciudad de México a hacer sus compras a ese lugar.