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La procuraduría capitalina logró identificar a una célula criminal que desde hace aproximadamente dos meses se dedica a la extorsión de puestos de quesadillas y pequeños comerciantes que los fines de semana venden barbacoa en tianguis y calles de las alcaldías Iztapalapa, Coyoacán y Tlalpan. La urgencia por detenerlos deriva en la agresividad y peligrosidad de este grupo, compuesto por un adulto y dos jóvenes de 17 años.
La agresión más reciente ocurrió el viernes pasado en las inmediaciones de la colonia Pedregal de San Nicolás, en Tlalpan, donde un puesto de quesadillas fue atacado a tiros mientras los clientes comían, todo porque la dueña se negó o no pudo pagar los mil pesos semanales que exigen como la extorsión para dejarla trabajar.
Una mujer de 25 años resultó con heridas leves en el brazo izquierdo, mientras que un hombre de 35 años fue atendido por un rozón en la pierna derecha, luego de proteger a su hija de seis años de las detonaciones.
Los extorsionadores escaparon en una motocicleta sin que nadie se los impidiera.
Lo ocurrido se anexó a la carpeta de investigación FTL/TLP- 1/UI-1/C/D/30217/10-2019, dónde se tienen contabilizados cuatro ataques similares adjudicados al mismo grupo: dos en Tlalpan, uno en Coyoacán y otro en Iztapalapa, el saldo que han dejado los extorsionadores de quesadilleros, como identifica la Policía de Investigación (PDI) a esta banda, es de cinco agresiones, ninguna de consecuencia grave; pues, de acuerdo con los testimonios, sólo buscaban intimidar a quienes se niegan a pagarles.
El análisis de investigación permitió a las autoridades establecer que los delincuentes son encabezados por un hombre de 35 años con antecedentes penales por robo, lesiones y narcomenudeo; se presume que éste utiliza a dos menores de edad, quienes se encargan de elegir y señalar los negocios que pueden ser propensos a la extorsión.
Según las indagatorias, los jóvenes acuden en calidad de clientes a observar los puntos que luego extorsionan. Aunque no se cuenta con fotografías de ellos, se han realizado retratos hablados con base en la información proporcionada por las víctimas y los comerciantes a quienes se les obliga a pagar la cuota de mil pesos semanales; los rasgos y detalles coinciden.