El secretario de Seguridad, Alfonso Durazo Montaño, afirmó que la liberación de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, en el fallido operativo del pasado 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa, se debió a una razón de Estado en la que se privilegió la vida de los ciudadanos en riesgo por la amenaza de grupos del Cártel de Sinaloa.

“En la decisión de retirarnos del inmueble ya controlado en el que se encontraba el presunto delincuente privó una razón que, de tan profunda, se convierte en razón de Estado: la salvaguarda de la vida e integridad física de aquellos que no figuraban entre los beligerantes”, aseveró.

Durante la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, en Palacio Nacional, Durazo Montaño y el Gabinete de Seguridad dieron un informe cronológico minuto a minuto sobre el fallido operativo.

El secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, reveló que durante el operativo los grupos criminales afines a Guzmán López intentaron sobornar con tres millones de dólares a las fuerzas castrenses para liberar al hijo de El Chapo.

El general Sandoval González también informó que los grupos criminales amenazaron, por medio de mensajes, con atacar directamente a la población civil en Chihuahua, Sonora y Durango.

Durazo Montaño expresó que “un tropiezo táctico no invalida la estrategia de seguridad” del gobierno federal en su totalidad.

Reconoció que la primera versión equivocada que se difundió sobre el operativo se hizo con la información que en ese momento recibió el Gabinete de Seguridad, “y con toda transparencia y honestidad fue corregida en la medida en que fuimos recibiendo información que representaba la realidad de los acontecimientos”, afirmó.

Expresó que ninguna organización delictiva, por más pertrechada que esté, es más poderosa que el Estado mexicano en términos bélicos. “Habría sido fácil recurrir a un combate de exterminio sin cuartel ni respeto a las garantías individuales. Habríamos ganado, pero, ¿a qué costo?”, cuestionó.

El fallido operativo. En un hecho inédito, el titular de la Sedena dio a conocer los detalles del fallido operativo con gráficas, fotografías y videos para detener a Ovidio Guzmán, quien es requerido por la justicia de Estados Unidos por tráfico de sustancias ilegales y desde el pasado 25 de septiembre tiene una orden de aprehensión provisional con fines de extradición.

“Este presunto delincuente es de los principales que mueven drogas a Estados Unidos en el ámbito de metanfetaminas y fentanilo, droga que actualmente está causando mayores daños a la sociedad en todo el mundo”, dijo.

Para detener al hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, aseguró el general Sandoval, se consideró la ubicación y el aislamiento del delincuente en su domicilio, así como el establecimiento de dos círculos de seguridad con cerca de 120 elementos en el exterior, pero no todos los elementos pudieron llegar a su lugar por las agresiones.

Expresó que a las 15:30 horas inició la operación de detención en Culiacán rodeando el inmueble, porque se tenía la confirmación de que el presunto delincuente estaba ahí en compañía de su familia.

A las 15:50, hora del centro del país, comenzaron las agresiones de los delincuentes contras las fuerzas de seguridad y la ciudadanía de Culiacán. Dijo que a las 16:45 horas el Gabinete de Seguridad informó al presidente López Obrador lo que sucedía en Culiacán, mientras que la liberación fue a las a las 19:49 horas, cuando se ordenó la cancelación de la operación.

El general destacó el comportamiento de los criminales contra la población, a la que despojaron de vehículos, y que usaron “técnicas militares”, así como armamento automático y antiaéreo, como fusiles de asalto AK-47, R-15, lanzagranadas 40 milímetros, ametralladoras y fúsiles calibre 50.

En su relatoría Sandoval dijo que a las 15:45 horas se registran agresiones a instalaciones y fuerzas militares en diferentes puntos de la ciudad; el más importante, en una unidad habitacional militar, donde los criminales ingresaron, abrieron fuego contra los edificios, lanzaron granadas, donde había civiles y niños, e incluso retuvieron a un teniente que protegía a los menores. De acuerdo con Sandoval, Ovidio Guzmán nunca estuvo a disposición de alguna autoridad federal o ministerial hasta llegar al aeropuerto, donde finalmente se le dejó en libertad.

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