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“Como todo niño tenía la ilusión de preparar galletas de jengibre en las fiestas decembrinas, pero conforme fui creciendo e independizando le agregué un poco de marihuana. Primero a las galletas, luego a los brownies; he preparado hasta lasaña”, asegura Fernando, un joven que convirtió su hogar en un espacio adecuado para el cultivo de la cannabis.
Fernando puede producir hasta dos plantas al mismo tiempo gracias a una técnica llamada “cultivo en interiores”, para la cual se requiere una tienda especial.
Esto lo hace tres o cuatro veces al año y explica que cada flor cannábica puede dar 25 gramos de producto.
En su departamento en la zona poniente de la Ciudad de México, explica que “cultivar tu propia planta de marihuana no es complicado, lo puede hacer cualquiera, pero sí necesitas muchos cuidados porque no es como sembrar una plantita común”.
Los cuidados son varios, según el joven, quien enumera una lista de lo necesario para hacer florecer una planta cannábica: “Primero cultivo las semillas en pequeños frascos, después las paso a una maceta y cuando han crecido 15 centímetros les empiezo a dar agua vitaminada con sustratos y fertilizantes. Es necesario que el espacio donde está la marihuana tenga una humedad de al menos 20% y no supere los 40 grados centígrados”.
Aclara que el cultivo no es su principal fuente de ingresos, pero acepta que ha pensado pedir un permiso de uso lúdico a la Cofepris y, en caso de que no se lo concedieran, meter un amparo ante la Suprema Corte para seguir con su objetivo.
Sobre la iniciativa presentada por Morena para que la gente pueda autocultivar 20 plantas de marihuana,dice que él no piensa producir más, pero agrega que “el impacto benéfico para mí sería que conseguiría las semillas a mejores precios y con un vendedor confiable”.
Debido a las complicaciones para conseguir semillas cannábicas en el país, Fernando relata que prefiere comprarlas directamente en el extranjero. En total gasta 350 pesos por tres o cuatro semillas, pero de esa manera está seguro de qué tipo de planta compró, así como la cantidad de THC que puede obtener de éstas. Considera justa la propuesta de que las personas sólo puedan producir 480 gramos de marihuana y el excedente sea donado a investigación: “Se han logrado muchos avances medicinales. Tan sólo hay que ver todos los avances que ha habido, por ejemplo, para el Parkinson”.
El autocultivo le ha servido a Fernando para compartir marihuana a sus amigos y para su consumo personal, aunque también vende alimentos con THC para tener una segunda fuente de ingresos, casi siempre durante los últimos meses del año, pues argumenta que no siempre ha tenido acceso a un aguinaldo o una caja de ahorros.