La mega ofrenda por el Día de Muertos que instalaron 48 escuelas y facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue dedicada al movimiento estudiantil de 1968 y a los estudiantes que fallecieron en la represión del 2 de octubre en Tlatelolco.

Como es tradición, estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria, el Colegio de Ciencias y Humanidades de las Facultades e Institutos, trabajadores del sindicato y profesores ocuparon la Plaza Santo Domingo, en el centro histórico de la Ciudad de México, para honrar a los muertos.

Frida Martínez acudió a la ofrenda con su hijo Emiliano, de 5 años de edad, a quien explicaba el motivo de la ofrenda de este año.

El niño le hizo preguntas que su madre calificó como “difíciles" de contestar: ¿Qué significan los zapatos abandonados de una ofrenda?, ¿Por qué las escuelas participaron?, ¿Qué es una matanza?.

"Mi hijo me dice que está muy mal matar y que todas esas personas ya están en el cielo", cuenta.

"Está muy padre la ofrenda, pero sí se percibe un ambiente de tristeza. Me quedo con un nudo en la garganta. Qué bueno que se conmemore de esta forma, no podemos echar en saco roto lo que les pasó. Hay que enseñarlo a las nuevas generaciones", dijo.

A diferencia de otras ocasiones, la represión fue el tema más común entre las muestras de los estudiantes: calacas perforadas por las balas, extrañamente sangrantes; libros deshojados, bayonetas caladas y soldados calavera avanzando  contra estudiantes calavera, todos de papel maché. También hubo pupitres vacíos, tanquetas de cartón, consignas y preguntas que 50 años después no han obtenido respuesta.

El ex presidente Gustavo Díaz Ordaz representado en dibujo y como un esqueleto que usa lentes y traje sastre. También hay una calaca vestida con traje azul, se le ve dirigiendo un discurso frente a la Torre de Rectoría: es una representación del rector Javier Barros Sierra, quien defendió la autonomía universitaria tras los ataques a la institución y a los alumnos.

"Rojo sangre, ¿Por qué?", era una de las leyendas escritas en una calavera blanca acompañada por decenas de palomas de la paz, manchadas de pintura roja para simbolizar la sangre.

Los alumnos de la Facultad de Artes y Diseño acomodaron pupitres en los cuales intercalaron fotografías de sus compañeros con tiras de materias de estudiantes que fueron asesinados en la represión del 2 de octubre de 1968, explicó Azmín Delena Mancilla Jaime, alumna de último año.

“Buscamos representar el concepto de estudiante. Han pasado 50 años y aún seguimos en las mismas: pasó Ayotzinapa, las agresiones de los porros del 3 de septiembre, decir que las cosas no han cambiado. Queremos mostrar respeto a los estudiantes que fallecieron”, explicó.

Los integrantes del taller de Dibujo y Pintura del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Vallejo trabajaron en la construcción de una tanqueta militar de cartón que mide unos dos metros de alto y otros tres de largo.

En sus costados lo que se aprecia son dibujos e imágenes de las distintas represiones que han ocurrido desde el 2 de octubre de 1968 hasta el 3 de septiembre de 2017.

“Queríamos usar la tanqueta para que la gente viera el nivel de violencia que se vivió en esa época. También hay una pieza dedicada a la represión de Atenco de 2006, y está también una fusión de la represión de un soldado de 1968 y le pusimos a uno de los porros que atacaron a los estudiantes en la Torre de Rectoría de la UNAM”, explicó José Guzmán titular del taller.

Habrá obras de teatro, grupos musicales, danza, arte sonoro y video mapping, baile de catrinas, flash mob “ecos del 60”, y concurso universitario de fotografía y calaveritas.

La ofrenda permanecerá hasta el 4 de noviembre, de 9 a 21 horas.

cetn

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