Morena amaneció con dos personajes que se asumieron como los verdaderos dirigentes nacionales: Alfonso Ramírez, electo ayer por el VI Congreso Nacional Extraordinario de ese partido, y Yeidckol Polevnsky, secretaria general en funciones de presidenta y quien aseguró que ese pleno fue ilegal.

El encuentro morenista decidió que en máximo cuatro meses la nueva dirigencia, la cual encabezará el diputado federal, deberá reponer el proceso de elección interna de nuevos liderazgos. Además, se rechazó, a mano alzada, incluir el método de encuesta para decidir ese relevo, como propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador para destrabar el conflicto interno .

No obstante, en entrevista, Ramírez Cuéllar, quien obtuvo “100% de los votos”, anunció que no está cancelada la posibilidad de un sondeo que defina al dirigente.

Agregó que citará a reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido e invitará a Polevnsky Gurwitz a sumarse. También buscará de inmediato al Mandatario federal y a los gobernadores.

Además de la presidencia, el congreso dio a Ramírez Cuéllar la mayoría del CEN y el poder para decidir todo, con 16 de 21 votos; la secretaria general en funciones de dirigente quedó en minoría con sólo cinco sufragios, incluido el suyo. Nadie subió a hablar a su favor.

Pese a que se cantaron como legales estos acuerdos que removieron a Polevnsky Gurwitz del liderazgo —quien había asegurado que se quedaría hasta 2020 para cumplir la orden del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para reponer su elección interna, anulada en octubre— dos aspirantes a la dirigencia aseguraron que los magistrados anularán el congreso. La morenista insistió en que el cónclave fue ilegal, por lo que lo impugnó ante el TEPJF, postura a la que se sumó Alejandro Rojas Díaz-Durán.

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