Mañana deberíamos vivir una emocionante jornada democrática, pero no va a suceder.
Ese era el anhelo democrático de mucha gente, luego de tantos años de lucha para que México contara con un instrumento ciudadano de revocación de mandato.
Mañana deberíamos estar todos contentos por experimentar la primera jornada nacional de eso que llaman democracia participativa, o democracia directa, a esa especie de referéndum o plebiscito que tendremos, pero la clase política mexicana, con sus incesantes pleitos, con sus incontables deslealtades, se encargó, una vez más, de destazar los sueños de gozar una democracia vivificante.
¿Por dónde empiezo el muro de lasmentaciones, que no de las lamentaciones?
Por la Presidencia de la República y las perogrulladas que ni siquiera deberían ser debate.
La ley es la ley. Y se respeta. O debería ser respetada.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha violado la ley en las últimas semanas, porque ha promovido el ejercicio de revocación de mandato y eso le está prohibido. Punto. Es la ley. Nadie puede promover esa votación, solo el INE.
¿No le gusta la ley al Presidente? A mí tampoco, se me hace oscurantista, restrictiva, propia de menores de edad incapaces de discernir, pero eso fue lo que aprobó Morena, su partido, y quienes votaron a favor de la legislación que regula tal ejercicio electoral.
Ojalá que los partidos y partiduchos se pongan de acuerdo y por una vez hagan las modificaciones pertinentes para que no volvamos a padecer semejante sinsentido, pero por lo pronto el Secretario de Gobernación también violó la ley, porque usó recursos públicos para viajar y promover la jornada electoral.
La Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, sin el menor recato ni pudor, hizo lo mismo que Adán Augusto López, durante un mitin en el cual ella fue la oradora principal: violar la ley. ¿Esa es la imagen presidencial que quiere dar, la de una persona que no respeta ni la ley más inocua, la de una persona que ignora y amaga públicamente a la autoridad electoral a través de una especie de linchamiento en la plaza pública?
¿Cuántas veces, durante cuántos años, en tiempos priistas y panistas, varios periodistas criticamos severamente los excesos e insolencias desde el poder, justo lo que hoy hace Morena?
Todo es absurdo. Este es el país del absurdo político porque, como si no bastara con las mujeres y hombres del poder violando la ley, ¿qué tal la estridencia de dos de los consejeros electorales, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama? No le digo más: por favor escúchelos, lea sus arengas, véalos, y dígame si no tienen arrebatos protagónicos, pletóricos de adjetivos. Se han alejado tanto de la sobriedad que se requiere en una autoridad electoral ecuánime, que no abonan para nada a la serenidad del país: han caído en todas y cada una de las provocaciones, en todas.
¿Y qué tal los expresidentes del instituto electoral llamando a no votar? Válgame.
Y la oposición llamando a no echar al Presidente, pidiendo que se quede en el poder. Habrase visto.
En fin, vaya a votar si quiere, no vaya a votar si no quiere, pero por favor, luego de las vacaciones, ya pasemos a otra cosa: cesemos la mediocridad política, que es una vergüenza, la verdad…