Pequeños, delgados, arrugados, firmes, viejos, jóvenes, grandes, frondosos, blancos, negros, morenos, son los cuerpos desnudos tirados en la arena, que van y vienen sin pena, sin pudor, en completa libertad a lo largo de kilómetro y medio de playa en Zipolite, esta agencia de policía de San Pedro Pochutla, privilegiada por el océano Pacífico, el único destino turístico legal para practicar el nudismo en México.
Una filosofía de vida. Héctor Martínez tiene 27 años, hasta hace cuatro era profesor de inglés en línea. Durante una rodada al desnudo en Guadalajara la sensación de libertad le hizo reflexionar sobre esta práctica y decidió crear una comunidad que llamó Naturaleza y Nudismo Guadalajara, que fue creciendo al grado de que él se convirtió en el presidente de la Federación Nudista de México.
No fue fácil, dentro de su entorno familiar encontró la primera resistencia, las críticas, pero conforme fueron constatando el crecimiento de la actividad en el país, a tener mayor difusión y aceptación esta práctica, en mucho gracias al Festival Nudista de Zipolite, ahora su familia lo apoya al cien por ciento.
Héctor es el presidente más joven —a nivel internacional— que dirige una federación nudista, la mayoría son personas de la tercera edad, debido a que la actividad siempre se practicó por este sector de la población; es ahí donde Héctor tuvo un claro objetivo: acercar a la población joven al nudismo, cosa que ha costado, pero se va avanzando.
“La intención es que a través de mi responsabilidad al frente de la federación se logre acercar el nudismo a los jóvenes, que vean esta actividad como una forma de romper tabúes, de convivir con el entorno natural, donde no se persiguen estándares sociales y donde los juicios sociales no cuentan”, explica el promotor del nudismo en México.
La convivencia pacífica y respetuosa entre los habitantes de Zipolite y los nudistas ha sido un poco difícil; se ha logrado que más hoteles y restaurantes permitan que sus huéspedes anden por sus instalaciones desnudos, pero no pueden caminar así por el pueblo zapoteca, sólo en el kilómetro y medio de playa.
En 2016 el ayuntamiento de San Pedro Pochutla declaró oficialmente a Zipolite como playa nudista legal, convirtiéndose en la única con esa categoría en el país, aunque existen muchos clubes privados que practican el nudismo. Esta categoría ayudó a que un grupo de prestadores de servicio, entre ellos el Hotel Nude, impulsaran el Festival Nudista Zipolite, que este año cumple cuatro años de su realización.
El festival arrancó el pasado viernes y cerrará este domingo.
Yahir Flores, uno de los organizadores, informó que en cuatro años la participación rebasó las expectativas, de 2 mil visitantes pasaron entre 7 mil y 8 mil, con una ocupación hotelera que beneficia a las comunidades de Mazunte, Puerto Ángel, San Agustinillo y Pochutla.
Todo comenzó con los hippies. Los Amaya fueron de las primeras familias que se asentaron en Zipolite, allá por los años 70. Fernando Ruiz Amaya, un poeta, maestro y músico, no recuerda el año exacto en que su familia llegó de Puerto Ángel a Zipolite, pero no olvida que cuando tenía 15 años comenzó a ver a los primero nudistas en la playa virgen.
“Mi esposa pertenece a las primeras cinco familias que llegaron a Zipolite, eran ranchos, especie de solares. Ella recuerda que en esos años, los 60, comenzaron los hippies a acampar en la playa, ellos fueron los primero nudistas, los excursionistas con sus campers, después ellos mismos corrieron la voz y esto comenzó a crecer”, comenta Fer Amaya , el cantautor costeño.
Él recuerda que la época de despunte del nudismo fue en los años 70, cuando un grupo de hippies llegaron a Miahuatlán a ver el eclipse solar, luego de eso bajaron a Zipolite, de ahí no han parado de venir.
“Los habitantes con el tiempo terminamos por acostumbrarnos, aunque no participamos. Nosotros reservamos el desnudo a nuestro espacio privado, aunque esta actividad ayuda, sobre todo el festival, en la derrama económica a los prestadores de servicio, se nota la presencia del turismo nacional e internacional”, explica.
Los contras. Benjamín Martínez López, representante interno comunal de Zipolite, está en la línea de defensa de las tierras comunales de las invasiones privadas en las zonas de reserva natural que tienen delimitado, a tal grado que desde 2006, cuando el desarrollo turístico empezó a crecer en la zona federal de playa, comenzaron a pedir la intervención de la Semarnat y Profepa, ante la invasión a tres humedales.
Arroyo Bomba, que está cerca de la Playa del Amor; Arroyo 3, próximo al hotel Noga, y otro, cercano del hotel Monarca, son los tres humedales que siempre han servido como barrera natural contra los huracanes y mar de fondo, y los que están invadidos por los desarrollos hoteleros en 50%.
“Los hemos denunciado, tenemos trabajo de reforestación en estas zonas, se han suspendido en su momento los trabajos de construcción de hoteles, pero la complicidad de funcionarios que otorgan permisos de construcción han ganado. Pedimos que no se permita la invasión de estos manglares”, dice mientras muestra el plano que la Semarnat hizo sobre la zona de Zipolite.