Aurea Ortega, instructora de sobrecargos de la UNAQ, sabe lo que son las experiencias a bordo de un avión, pues en su época de sobrecargo, le tocó desde la muerte de una pasajera, hasta un aterrizaje de emergencia con un candidato presidencial a bordo.
Mujer de mediana edad, señala que nada se compara a ser sobrecargo, pues son experiencias únicas, “no hay un día igual. A pesar de ser un trabajo rutinario, como preparar el equipo de emergencia, los carritos para el servicio, recibir a la gente, darles la bienvenida, saludarlos, despedirlos, pero todo lo que tiene que ver con la aviación la verdad es que todos los días son diferentes”.
Indica que no todos los pasajeros viajan por placer, pues muchos lo hacen por negocios, mientras que otros lo hacen por motivos más dolorosos, como sepultar a un familiar en una ciudad lejana.
Entre sus anécdotas de vuelo, recuerda que en una ocasión una pasajera murió en pleno vuelo. Narra que era una señora de edad avanzada que decía que quería morir en México, su país natal, luego de vivir muchos años en Estados Unidos, y entrando a espacio aéreo mexicano murió.
“Actuamos con mucha discreción, para que la demás gente no se enterara de lo que sucedía y fingimos que la persona seguía dormida. Esperamos a que todos los pasajeros bajaran y tuvimos que llamar al Ministerio Público porque fue una muerte a bordo de la aeronave”, abunda.
Añade que ya sabían que la mujer tenía una salud frágil, incluso viajó con un tanque de oxígeno, aunque no se imaginaban que pasando México el deceso ocurriría.
Aurea recuerda también una jornada muy especial, pues el mismo día experimentó dos aterrizajes de emergencia en el mismo avión.
“Sólo me tocaron dos (aterrizajes de emergencia) pero fueron el mismo día, en el mismo avión. Fue en una campaña presidencial, cuando los candidatos eran Vicente Fox y Cuauhtémoc Cárdenas.
“Veníamos de un vuelo de Tampico, Tamaulipas, pues habían hecho campaña en esa ciudad y los traíamos a la Ciudad de México. Venía (Cárdenas Solórzano) con toda su comitiva, la prensa y demás y tuvimos una emergencia, porque el tren de aterrizaje no aseguraba, era probable que al tocar pista la panza de avión chocara con el piso”, explica.
Recuerda que tuvieron que preparar a todos los pasajeros para la emergencia y muchos pensaron que se trataba de una atentado contra el candidato que iba a bordo. Por fortuna para todos, dice, no pasó nada, solamente una falla en los indicadores de la cabina del avión, pero tuvieron que preparar a todas las personas para el impacto.
En ese mismo avión, más tarde, hicieron el vuelo de México a Ixtapa, Guerrero, y otra vez volvió a pasar lo mismo, aplicando nuevamente el protocolo de emergencia. Finalmente ese avión ya no voló y se quedó en Ixtapa, recuerda entre risas.
Agrega que los jóvenes que quieren ser sobrecargos que lo experimenten, pues por más que se los platiquen no es lo mismo a que lo vivan, que lo sientan por ellos mismos. “Quienes tienen el deseo, tienen el anhelo, que lo vivan”, precisa.
Un sobrecargo no es sólo atender a los pasajeros, pues la preparación tiene que ser rigurosa, ya que se les instruye en primeros auxilios, tener conocimientos de inglés, básico para trabajar en cualquier aerolínea, y una preparación en disciplinas como aerodinámica y meteorología.
“Es una preparación muy integral. Tenemos 11 materias formativas, entre las cuales están primeros auxilios”, puntualiza Aurea, con su experiencia sabe que un día, probablemente, tendrá que usar para ayudar a un pasajero nervioso, o alguien que lo requiera a 30 mil pies de altura.