Margarita Bolaños Ruiz espera su camión en avenida Zaragoza. En sus manos sostiene a un Niño Dios vestido a la usanza de San Juan Diego, a quien la Virgen de Guadalupe, de acuerdo con la tradición católica, se le apareció en el cerro del Tepeyac.
Como muchos fieles, Margarita llevará este día de la Candelaria a bendecir a su niño, y dar gracias por el embarazo de una de sus nietas.
Pese al frío de media mañana, Margarita espera su transporte. Aprieta a su regazo a la delicada figura del Niño Dios, vestido de manta, con una imagen estampada en la camisa con la imagen de la Guadalupana.
Todo tiene un sentido, no es gratis que la mujer haya vestido así a la imagen que este día será llevada a misa para bendecirse, al igual que lo harán muchos devotos católicos.
Margarita narra, mientras observa a los camiones pasar (ninguno es el suyo) que una de sus nietas que está embarazada estuvo a punto de perder al bebé, “pero se lo encomendamos a la Virgencita de Guadalupe y hasta ahorita va el embarazo bien”.
Mientras conversa, Margarita saca de su bolsa un pequeño sombrero que le pone en la cabeza al Niño Dios. Eso completa el traje que porta este año.
Agrega que su nieta tiene 24 años de edad, Concepción Juárez Bolaños, quien espera un bebé que nacerá, “con la voluntad de Dios”, en junio.
Será un niño, al que llamarán Carlos, como su abuelo, el esposo de Margarita, quien falleció hace 24 años, justo los mismos años de Concepción. El nombre será un homenaje a su abuelo.
Margarita explica que “la costumbre de vestir al Niño Dios que se puso en el nacimiento durante las fiestas decembrinas, viene de generacion en generación”, pues a ella le enseñó su mamá y a ésta a su vez le enseñó su progenitora.
Indica que vive en Los Olvera, en el municipio de Corregidora, pero acudió hasta el mercado Escobedo, en el centro de la ciudad de Querétaro, con el único propósito de vestir a su Niño en los locales que para la ocasión se colocan en ese y otro centros de abasto popular.
Menciona que hoy, 2 de febrero, a las 19:00 horas será la misma en Los Olvera, en esa ceremonia estará presente para cumplir con la tradición, y dar gracias por el embarazo de Concepción.
Agrega que “este Niño Dios es el único que tienen en su casa, fue un regalo de su hijo hace 16 años, y hasta la fecha permanece conmigo”.
Durante este día los templos recibirán a los fieles que acuden a bendecir a sus Niños Dios. La tradición dicta que deben ser vestidos para la ocasión, con ropa nueva, limpia y para muchos, con temas especiales.
Así, en puestos establecidos en mercados de la capital se pueden observar puestos con vestimentas muy diversas, desde las clásicas, como el Sagrado Corazón de Jesús, hasta unas más modernas, como de cirujano o enfermera.
En mercados como La Cruz, los puestos suelen instalarse unos días antes del 2 de febrero y se levantan hasta el ese mismo día en la noche, sólo esperando la última misa, pues muchas personas suelen acudir luego de salir de sus empleos.
Incluso, vestimentas que no eran tan comunes hace unos años, como la de San Charbel, ahora se pueden ver con más frecuencia en los puestos especializados, cuya mercancía en su mayoría es traída de la Ciudad de México.
La Candelaria es la fecha con la que culminan las festividades de la Natividad, y es justamente con la bendición de los Niños Dios, aunque también otra costumbre es comer tamales, que suelen ser invitados por quienes encontraron al niño Jesús en la rosca de Reyes.
Para la Iglesia Católica, el 2 de febrero está marcado como un día de fiesta, y su nombre oficial es el Día de la Presentación del Señor.
De ahí que en México se tenga la costumbre de llevar a los Niños a bendecir, tras lo cual es colocado en un lugar especial de la casa, donde puede ser visto por todos, y de vez en cuando encomendarse a él, en caso de alguna apuración o conflicto.
No sólo suele venderse ropa para los Niños Dios, pues dentro de la parafernalia de la fiesta se vender tronos, moisés y otros artículos, como coronas o báculos, con los que se visten a los Niños.
El caso de Margarita no es único, pues son muchas las personas devotas que visten a sus Niños Dios con motivos especiales, ya sea para cumplir con una manda, o pedir su intercesión ante un problema de la vida terrenal y que parece no tener solución sin ayuda divina.
En los templos se pueden observar a los fieles que cargando a sus Niños, sin importar el tamaño, o si es nuevo o antiguo, lo visten con ropones y trajes elaborados, cuyos precios varían entre los 300 y los mil pesos, de acuerdo a los detalles.
La fecha, además de ser una fiesta religiosa, sirve para reunirse en familia a comer tamales, beber atole o café y tener un momento de convivencia con los seres queridos.
Margarita muestra orgullosa su Niño Dios Guadalupano. Lo ve con cariño, mientras espera en la parada el camión que la ha de llevar a su domicilio.
Mientras la gente que pasa a su alrededor no puede dejar de ver la imagen, pues su vestimenta es tan original como llamativa a la vista de quienes en ese momento transitan.
La mujer se despide con una sonrisa, mientras acerca nuevamente a su pecho a su Niño Dios.
Sin importar el costo u obstáculos como las distancias y el clima, los fieles acuden a los templos para cumplir con una tradición heredada en las familias, e incluso, en algunos casos, los Niños Dios que llevan a bendecir, para con ello dar el cerrojazo a los fiestas navideñas.
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