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Desde temprana hora los ciudadanos acudieron a votar. Algunos muy bien acicalados, otros con el almohadazo en el cabello, pero todos dispuestos a cumplir con su deber ciudadano. Sin embargo, en muchas casillas los funcionarios no llegaron a tiempo.
En la casilla de la escuela primaria del fraccionamiento La Pradera, los ciudadanos hacen fila desde temprano, pero a pesar de ser casi las 9:00 horas, no abren. La fila aumenta y muchos ciudadanos deciden regresar más tarde. Mientras se dirigen a los tacos de carnitas, al menudo, a la barbacoa.
En otros puntos de El Marqués pasa lo mismo. Las casillas están cerradas porque los funcionarios no llegan. Los ciudadanos que hacen fila tienen que esperar a su arribo.
Antes del mediodía mucha gente hace acto de presencia en las casillas, quieren votar temprano, no dejarlo para más tarde.
En la casilla donde vota Mario Calzada, candidato a la alcaldía marquesina, hay una fila considerable. La presencia del edil con licencia llama poco la atención de los ciudadanos de la comunidad de Guadalupe La Venta.
La responsable de la casilla “echa” a los representantes de los medios de comunicación que cubren a Calzada. Les dice que no pueden estar dentro de la casilla. Se encara con dos camarógrafos. Uno de ellos le pide el nombre a la funcionaria, quien se niega a dárselo. La breve discusión se prolonga unos minutos y luego, unos y otros se retiran a sus lugares.
Luego de que Mario Calzada vota y se hacen las entrevistas correspondientes, la rutina vuelve a la casilla. Los ciudadanos acuden a votar con normalidad. Afuera hay un grupo de personas que no se sabe bien qué hacen, pero permanecen afuera de la escuela; observan.
En otras casillas sucede más o menos la misma situación. En la que se ubica en el Colegio de Bachilleres, en La Cañada, una docena de personas permanecen afuera, vigilan algo o a alguien. Incluso, ahí se detiene a varias personas por romper el orden. La policía actúa y los pone quietos.
En La Cañada, sus tradicionales puestos de comida, las tiendas abiertas y otros locales permanecen abiertos, todo se lleva a cabo de manera normal, salvo en una casilla.
Es sencillo identificarla, pues no hay lugares para estacionar los autos, se ve gente caminando… y se ve a los “mirones”, quienes observan desde la contraesquina.
Otra casilla que se vuelve un caos es donde vota el candidato panista a El Marqués, Enrique Vega Carriles. Se ubica sobre la avenida Emiliano Zapata, a un costado de las instalaciones de la Policía Municipal.
La avenida por unos momentos, se vuelve intransitable, no hay forma de pasar. Coincide con un gran número de patrullas que llegan a sus instalaciones, justo cuando llega Vega Carriles a votar. La circulación se desquicia, nadie avanza.
Tranquilidad.
En otros sitios de Querétaro la jornada electoral transcurre en calma. En las calles no se aprecia mucho movimiento, los centros y plazas comerciales registran una afluencia regular. Plazas como Del Parque y Bulevares tienen un movimiento moderado.
El centro de la ciudad luce tranquilo, con los paseantes de siempre, turistas foráneos y familias que salen a dar la vuelta.
Un lugar que llama la atención en especial es la sede estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde las caras largas y la confusión privan entre los jóvenes priístas. No se ve a los militantes de abolengo, a los liderazgos de ese partido.
Para entrar a la sede del tricolor se hace sólo con gafete, dice una cartulina colocada en la puerta. Los jóvenes priístas experimentan la derrota, que se convierte en una exhalación cuando a través de las pantallas colocadas en uno de sus salones sale su candidato a la presidencia, José Antonio Meade, a aceptar que los resultados no los favorecen, y que Andrés Manuel López Obrador se perfila como el próximo presidente.
La batalla se perdió. Muchos reprimen las lágrimas, otros se voltean, como para no ver lo que ya es inevitable.
Ven irremediablemente cómo se pierde la Presidencia. Para pasar el rato amargo, nada como unos tacos de canasta con salsa roja, bien picosa, con un refresco bien frío.
La rueda de prensa en el PRI se da sólo con su líder estatal y su candidato a la alcaldía capitalina. No acepta preguntas de los medios de comunicación, sólo da su discurso, tras el cual se le brinda un aplauso tibio, orquestado por un grupo de mujeres priístas, que al más puro estilo de las plañideras comienzan con el escándalo para que los demás lo sigan, pero aún así, el destino para el PRI está echado.