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Cuando tienes la fortuna de encontrar lo que te apasiona, la vida se convierte en una constante lucha para conseguir el éxito y disfrutar de eso que tanto te gusta.
Jimena Martínez Franco llegó a esgrima por casualidad del destino. La escuela de Talentos Deportivos forjó una deportista que apunta para ser de las mejores del país. A sus 16 años ha competido en la Olimpiada Nacional y ha ganado medallas en individual y por equipos, durante sus tres años de secundaria, Jimena descubrió en la esgrima su motivo de vida, descubrió… su pasión.
“Empecé a ver que era buena y que los entrenadores me apoyaban mucho. Los resultados me impulsaron a seguir en este deporte, empecé a ganarle a los que tenían más tiempo que yo. Las compañeras que tenía eran buenas, en las competencias el ambiente era padrísimo, cuando te pones a tirar, sólo estás tú y tu arma, y debes pensar que acciones hacer, como responder a la contraria, tranquilizarte, se me hizo super padre por las experiencias y por cómo se lleva a cabo la esgrima”, expresó la deportista.
Como casi todos los atletas que eligen un deporte poco convencional, Jimena se encontró con una limitante para entrenar esgrima. Las armas, los viajes, las herramientas son de alto precio y sus padres no pueden costear del todo lo que ella necesita.
“Ha sido complicado, es muy caro practicar esgrima porque las armas se rompen. Los cuatro años que llevo entrenando, he tenido muchas peleas con mis papás, porque en un principio ellos pensaban que era perder de dinero, no conocían la importancia de una Olimpiada Nacional, como que no confiaban mucho en mí.
Mis papás me quisieron sacar de esgrima desde mi primer año porque ha sido muy difícil. Indereq nos apoya, pero no alcanza, hay competencias que tenemos que pagarlas totalmente nosotros, y mis papás no pueden del todo porque también tienen sus gastos, mantener la relación con mis papás es lo que más me ha costado”, expresó la esgrimista.
Su otra pasión, la música
Pero Jimena está segura de su pasión y de lo que puede lograr. Fue entonces cuando puso en práctica su otro talento… la música, heredado de su padre, Armando Martínez. Su papá comenzó, a modo de pasatiempo, cantando con unas bocinas portátiles, y poco a poco fue desarrollando un grupo versátil que ahora se convirtió en el negocio familiar. Ritmo y Pasión es el nombre del grupo del que Jimena también forma parte, es a través de este medio donde ella gana algo de dinero para solventar sus gastos en esgrima.
“Canto desde los seis años, pero nunca en público, mi papá me invitó a su grupo, yo no quería, me dio pánico, pero me dijo que me iba a pagar y que ya no iba a ser difícil que consiguiera mis cosas para esgrima, lo hice más que nada por eso. Llevo cuatro años en el grupo, lo que me paga es de donde saco el dinero necesario para mi deporte. Pienso que es una buena forma de hacerme responsable”, dijo Jimena.
En su opinión, Jimena tiene el don de la voz, su padre ha tratado de influenciarla para que estudie música, y a pesar de ser una actividad que Jimena disfruta mucho, está convencida que su lugar está sosteniendo un florete, arma con la que compite en este deporte. Hay momentos donde el cansancio se hace presente al estar entrenando y asistiendo a eventos casi cada fin de semana para ganar el dinero necesario, Jimena se ha sentido desgastada, pero no quita la mirada de su objetivo.
“A veces, hay competencias en sábado o entrenamientos y cuando terminó con eso, me tengo que ir a trabajar, mis papás me apoyan mucho en cuanto a trasladarme a donde tengo que ir, ellos me dejan cumplir con mis eventos, pero también me hacen ver que tengo un compromiso con ellos. Cantar en el grupo es una experiencia bonita porque a mí me gusta mucho cantar, hay veces que no quiero ir por lo cansada que estoy, pero ni modo, es chamba”, menciona la atleta.
Otras responsabilidades
La vida de un deportista debe ser disciplinada para llegar a los objetivos, y Jimena no sólo debe preocuparse por entrenar, también se preocupa por cumplir con sus obligaciones en el grupo y además en la escuela.
La esgrimista cursa el tercer semestre de preparatoria en la escuela de bachilleres Salvador Allende, plantel norte. Cuando estudiaba en Talentos Deportivos era un poco más sencillo, ya que la escuela está programada para los deportistas de alto rendimiento, incluso las amistades resultan diferentes, ya que todos los estudiantes están enfocados en algún deporte. El cambio a una escuela convencional ha sido difícil para la esgrimista de 16 años.
“Es complicado porque mis amigos se juntan para ir a las casas de otros amigos saliendo de la escuela, pero yo no puedo porque debo ir a entrenar, y ellos a veces me piden que falte, pero mi deporte está antes que todo lo social, y ellos a veces no entienden esa forma de ver las cosas. Me costó mucho trabajo acoplarme a la escuela”, recuerda la joven.
A pesar de ser muy joven, Jimena está viviendo lo que hoy en día es el rol de la mujer, una etapa donde ahora la mujer debe desarrollarse en diversas actividades. Hoy existen mujeres que quieren superarse de modo profesional, académico, personal y ahora hasta en lo deportivo.
Entrena con hombres, porque por su categoría no hay chicas en su equipo que puedan ayudarle a simular alguna competencia, por ello es que se ha desempeñado con los varones en cuanto a su entrenamiento.
Jimena es una joven deportista y estudiante que trata de demostrar que aun siendo pequeña puede lograr grandes cosas. El trabajo constante siempre dará un buen resultado, y lo que pudiera parecer un sacrificio, para Jimena es un reto y un modo de conseguir lo que más quiere.
Conoce muy bien sus fortalezas y sus debilidades, de las cuales aprende todos los días con el objetivo de mejorar siempre.
Los Juegos Olímpicos es el sueño más grande de Jimena, que si bien, cualquier deportista se ilusiona para llegar a esta etapa del deporte, son muy pocos los que lo consiguen y más en un deporte que no es popular en un país como México.
Tiene una ventaja sobre cualquier esgrimista en el país, la solidez mental que está forjando, gracias a los sacrificios que ha tenido que hacer para conseguir su objetivo. Poco a poco se va convirtiendo en una persona con temple y en una persona que difícilmente desertará. Aún es largo el camino para la justa deportiva más importante del mundo, pero la carrera ya comenzó.
“Mi objetivo en 2018 es llegar a competir a los Juegos de la Juventud, esa es mi meta principal, convertirme en seleccionada nacional, después lograr ir a los Juegos y obtener un buen lugar. Pero como cualquier deportista, mi sueño más grande es llegar a Juegos Olímpicos, esa es una meta que me encantaría cumplir”, expresó.