Mayra Elizabeth Olvera Sagredo supo en 2006 que padecía insuficiencia renal, cuando tenía 18 años, lo que frustró su proyecto de vida, pues aunque tiene el título en administración contable, no puede ejercer por la enfermedad, pero a pesar de todo, dice que nada la limita.
La mujer de 30 años de edad viste jeans azules, camisola a cuadros del mismo color y tenis. Su estilo es relajado. Su voz es firme, suave, en apariencia no parece enferma, a pesar de vivir con insuficiencia renal durante 12 años.
Mayra, junto con otros pacientes con esta enfermedad, recibieron ayer tratamientos de eritropoyetina, fármaco que ayuda a producir los glóbulos rojos que los riñones ya no producen, y que son esenciales tras someterse a hemodiálisis.
La mujer explica que sus riñones no se desarrollaron, empezó su tratamiento con diálisis peritoneal, y actualmente acude a diálisis.
Enterarse de que tenía esta enfermedad, dice Mayra, “fue muy difícil porque mi meta era estudiar. Me gusta la administración contable, que es mi carrera, y no la puedo ejercer por mi enfermedad”.
Añade que tiene que estar en tratamientos constantes, además de las diálisis, debe tomar medicamentos controlados. Ha tenido muchas cirugías después de que le detectaron la insuficiencia renal.
Dice que ya se sometió a un trasplante de riñón, donado por su hermano, “pero hubo rechazo, y actualmente estoy en hemodiálisis. Después del trasplante tuve una hernia, un catéter de diálisis peritoneal, y ahorita, gracias a Fundación ALE tengo mi fístula en mi mano”.
Mayra también tuvo que ser operada de la tiroides. Pero en todos estos procesos contó con el apoyo de la fundación, sin la cual sus tratamientos hubieran sido más complicados de obtener y costear.
En internet supo de la fundación y se acercó a ellos para que le ayudaran con su tratamiento y desde hace 11 años ha tenido el acompañamiento para su tratamiento.
Mayra precisa que depende de su madre, de 65 años, con quien tiene una tienda en su casa, donde ambas trabajan para ganarse la vida.
“Yo no me limito casi a nada. Sí, llevo mi control médico, pero me gusta hacer muchas cosas, ser muy sociable con la gente. Me gusta escuchar música, ver deportes, caminar mucho, visitar compañeros con la misma enfermedad y platicar con ellos”, comenta.
Aficionada a los Pumas, dice que de vez en cuando juega futbol con sus sobrinos, para divertirse y hacer algo de actividad física.
Subraya, con optimismo, que la enfermedad le afecta poco, salvo en su desarrollo profesional, pues le hubiese gustado ejercer su carrera.
El acto protocolario para la entrega del medicamento comienza en las instalaciones de la asociación ALE. Mayra toma asiento y espera ser nombrada por la presidenta y fundadora de la organización, Adriana Castro de Alverde, para pasar por su medicamento.
Los beneficiados pasan uno por uno, sonríen, agradecen el apoyo, la mayoría son de bajos recursos, por lo que obtenerlo del donativo conjunto de Asociación ALE y la Fundación Stella aliviará tanto su cuerpo como su economía.
Mayra pasa a recibir su medicamento de manos de Adriana Castro. Ambas se abrazan, se sonríen y posan para las fotografías.