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Tania Quezada da los últimos retoques al mural que pinta sobre una de las paredes de la Galería Municipal, en la calle 16 de Septiembre. Bromea un poco, ríe mientras trabaja, para luego decir: “Se puede vivir del arte, pero es una friega, no es andar en la bohemia”.
Los transeúntes que pasan por esa calle miran con curiosidad a la mujer que termina el mural. No es un grafiti, es un pintura. Tania explica que es una carta falsa del Tarot, con influencias de algunas imágenes medievales.
La mujer explica que tiene 12 años de dedicarse a la pintura. Empezó “naturalmente, como debe de ser”, además de tener la habilidad para esta actividad.
La obra que hace en el muro de la Galería Municipal fue un encargo de la directora del lugar, “ hice esta carta del Tarot que es inventada. Es una escribana”, explicó mientras detalla una de las figuras de este mural.
Esta obra en especial se le ocurrió de esta forma: resaltando a la mujer porque en textos medievales se ve muy poco al sector femenino, y para ella, este mural, es romper con esa situación.
En la elaboración tardó alrededor de tres días, aunque el trabajo, dice, lo hacía por intervalos, pues laborar al aire libre tiene sus inconvenientes, como los cambios de clima. Tania dedicaba ratos en la mañana y algunos lapsos en la tarde, siempre que la intensidad del sol se lo permitiera.
A Tania la acompañan sus pinturas, que tiene en vasos desechables. En una mochila transporta sus materiales, entre pinceles, pinturas y uno que otro trapo, que desaparece cuando lo quiere para limpiar los pinceles y sus manos.
El material que usa es sencillo, mientras que la pared no requiere de ninguna preparación especial, pues es usada de manera constante en la elaboración de murales, por lo que espera que su obra esté presente durante mucho tiempo más.
Apoyo a los artistas
El trabajo de Tania ha estado en casi todos lados, desde el Museo de la Ciudad, la Galería Libertad hasta pequeños centros culturales. Sus obras han traspasado los límites del estado, pues se han expuesto en la Ciudad de México y San Miguel de Allende, en Guanajuato.
Comenta que el apoyo a los artistas en Querétaro es variado, pues se tiende a polarizar: “Hay artistas a los que se les da mucho empuje, algunos jóvenes muy talentosos, y otros por los conectes que tienen. También, hay otros artistas a los que no se les apoya, no sé si sea porque ellos mismos no buscan los apoyos, porque no tengan los contactos o no corren con suerte. Veo que hay ambas partes, habrá quien agradezca, no tantos, y otros que son impulsados”.
Afirma que el arte da para los gastos, pero “es una friega porque uno es su propio jefe, hay que disciplinarse mucho porque ser artista no es ser bohemio y esperar a que el dinero caiga. Eso no es cierto, si se quiere vivir de esto se tiene que trabajar diario, muchas horas, más que en una oficina y afuera. De repente es aceptar proyectos, cuando se va empezando, de todo tipo, porque hay muchos que creen que vienen tocados de la mano de Dios y no quieren aceptar propuestas y luego se quejan de que no hay trabajo”.
Comenta que hay ocasiones que les piden hacer retratos o bodegones, que no son precisamente del gusto de cada artista, por lo que, en algunos momentos, tienen temas que no les gusta abordar.
Dice que la vida de artista, en su caso, “es doble friega” porque además es mamá y se tienen que cumplir con las necesidades de otros. Antes, en su estudio trabajaba casi 12 horas diarias, aunque dependiendo del proyecto podían ser incluso más horas.
Sustento familiar
“Hay que estar viendo clientes, impulsar uno mismo su trabajo, sobre todo ahora por redes sociales sería un poco tonto no usarlas a favor. Hoy, tengo que ver por una casa, por los niños y sí, es una locura estar buscando los horarios con los tiempos que una familia requiere”, subraya.
Tania tiene un hijastro de cinco años y una niña de dos, por lo que requieren de mucha atención. Ambos muestran interés por la pintura. En tono de broma la mujer dice que la pequeña ya sabe dónde están los pinceles, lo que considera un error.
“Ahora lo ven divertido, quizá luego lo vean diferente, quizá lo valoren de otra manera, quizá en el futuro se quieran dedicar a la pintura sólo por hobbie”, añade.
Tania comenta que de niña no soñaba con ser pintora. Su sueño era ser doctora, y en la adolescencia decidió tener un cambio abrupto de vida, por lo que optó por dedicarse a las artes plásticas, pensando que si no le gustaba se dedicaría a otra cosa, así que partió a San Miguel de Allende, donde estudió pintura.
Añade que para los jóvenes, más que complicado estudiar arte, es caro, pues se necesitan de diversos materiales que no son baratos, o como en su caso, que se mudó a otro estado y que además tuvo que pagar renta de una vivienda.
bft