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“Mi nombre es Tiburcio Arias González, por desgracia, porque mi verdadero nombre, mi nombre mexica es Macuilli Acatl Atonal, que significa soy calor y energía del agua”, así se presenta un productor de plantas y flores, originario de Xochimilco, quien desde hace 35 años vende sus flores en Querétaro.
Durante más de tres décadas, ha comercializado plantas en el mismo lugar, Zaragoza 157, frente al tanque.
Él cultiva sus flores en Xochimilco y las vende en Querétaro, produce más de 10 mil al año, pero dice que no son suficientes para atender las necesidades de sus clientes que compran al mayoreo y menudeo, por eso se apoya de otros productores.
Además de vender flores, Tiburcio se dedica a mejorar y acondicionar jardines.
Comenta con autoridad que quien no ama a las flores, no ama la vida, pues desde niño sembró sus propias flores, auxiliado por sus padres y sus abuelos, lo trae en la sangre.
“En Xochimilco, desde niños lo primero que nos enseñan es a sembrar una flor. Es una herencia ancestral, a mí me enseñaron a cultivar las chinampas, después me dediqué por completo a las flores, conozco el cultivo de la tierra, toda mi familia, mis hijos se dedican a esto mismo, aunque tengan profesión, pero les gusta esto y lo hacen. Y en realidad esto es una profesión, es más, es una ciencia”.
Herencia milenaria
Su negocio se llama Jardines Flotantes de Xochimilco. La floricultura ha sido una forma de vida para Tiburcio y sus siete hijos, que a pesar de tener estudios profesionales, jamás se han alejado de las plantas.
“Esa es la mayor herencia que hemos dejado de generación a generación”, dice el floricultor.
Hace 35 años, Tiburcio Arias González llegó a Querétaro para dedicarse a vender su producción. Todo comenzó cuando participó en uno de los tianguis de la ciudad en donde se vendieron todas sus flores.
“Estaba yendo a Durango a entregar plantas, un día pasé a la fábrica La Clemente a recoger envases para sembrar mis plantas, pero después tuve que llevar más y más porque en Xochimilco me los compraban. Después decidí venir a uno de los tianguis que se hacían aquí en Querétaro y dejé a un trabajador vendiendo flores, cuando regresé por él, se había vendido todo. Me di cuenta que se vendía bien y renté ésta casa donde ahora todavía vendo, después la compré y me traje a mi familia”.
Cuetlaxóchitl, flor de nochebuena
Debido a que las flores de Tiburcio cambian según la temporada del año, en esta época su negocio se ha tapizado de Nochebuenas blancas, rojas, rosas y algunas incluso son mixtas.
Los clientes entran uno detrás de otro preguntando por precios, tamaños, macetas y más.
Hay quien busca desde flores miniaturas, hasta grandes maceteros repletos de ellas.
A cada cliente que se retira del lugar con una de estas flores icono de la Navidad, Tiburcio o alguno de sus trabajadores le entrega un folleto en donde se detalla que este tipo de flor es mexicana y que los antiguos mexicanos la llamaban Cuetlaxóchitl, que significa “flor que se marchita”.
“La flor de Nochebuena fue llamada además en algunos lugares Poinsettia, por haber sido Joel Roberts Poinsett su diseminador; también se le llegó a decir Christmas flower, pero jamás Cuetlaxóchitl, su nombre primitivo.
“Ni tampoco, al difundirla en el mundo, se dio a conocer su origen mexicano. Joel Poinsett visitó Taxco (donde descubrió la flor) por primera vez en 1823 y nunca se imaginó que de esta visita resultaría que la flor de Nochebuena sería el símbolo de la Navidad en el mundo”, se lee en el manual que reparte el floricultor.
“Estoy en el rescate de la cultura, todo esto para mí es sagrado. Me gusta recopilar datos de los verdaderos nombres, trato de transmitir mi conocimiento a los clientes, por eso trato de repartir estos folletos siempre que puedo. Para mí no es sólo cultivar plantas, es algo mágico, creo que no hay nada más hermoso que trabajar con flores.
“No todos los que se dedican a vender plantas saben de esto, porque ellos sólo lo hacen para ser comerciantes, yo además de ser comerciante soy productor, ecologista, soy historiador”, asegura.
Florece a pesar de crisis.
La flor de nochebuena ha sido un negocio que se sostiene a pesar de las nuevas tendencias en Navidad y de las crisis económicas del país. Tiburcio dice que la gente siente una atracción y un amor natural por las flores de Nochebuena, por eso es una temporada buena para su comercio.
Arias González dice que él no es un comerciante de flores y plantas, sino un amante de la naturaleza y promotor de la historia. Un eterno enamorado de su natal Xochimilco y de sus raíces mexicanas, por eso su pequeña oficina está llena de documentos y poemas escritos en náhuatl, fotos de él y su familia vestidos de concheros, láminas y dibujos del antiguo Xochimilco y sus chinampas.
“Estamos bombardeados por el extranjerismo, la televisión nos enseña otras cosas, pero lo nuestro, como el Día de Muertos y esto de la flor de Nochebuena, creo que no se va a perder. A la gente le diría que no se olviden que nuestro México es muy grande y que la Cuetlaxóchitl es una de las plantas que México le ha dado al mundo. Yo me dedico a esto porque lo traigo en la sangre, en el corazón”, comenta Macuilli Acatl Atonal.
Cómo cuidar tu Nochebuena
Los amantes de las Nochebuenas deben tener en cuenta que la flor debe conservarse en un lugar con temperaturas entre 15 y 25 grados. El riego debe aumentar durante el verano y en la floración.
Otro de los cuidados es evitar rociar con agua las hojas de color rojo para que no salgan manchas o se decoloren. Una vez pasada la floración, es bueno que la planta reciba un poco.