El trabajo en el sector hotelero no siempre resulta fácil para una mujer, por lo que es necesario trabajar y esforzarse el doble para demostrar que se tiene la capacidad, asegura Sandra Corzo Culebro, directora de Ventas del hotel Grand Fiesta Americana en Querétaro.
Su carrera profesional inició hace 20 años, en Aguascalientes, cuando ella apenas era una estudiante de la licenciatura en Administración de Empresas Turísticas. Su primera oportunidad laboral fue en Grupo Posadas, en el área de recepción de uno de sus hoteles de aquella región. Sin embargo, sus ganas de aprender y su buena disposición al trabajo le abrieron la puerta para ascender.
Algunas de las obligaciones que tiene Sandra como directora de Ventas de un hotel de gran prestigio internacional, es atender temas como la comercialización, mercadotecnia, publicidad, así como las relaciones públicas, además de firmar nuevos contratos, a fin de mantener a Grand Fiesta Americana como uno de los íconos del sector hotelero.
Pese a su actual estabilidad laboral, no siempre fue así para Sandra. En su momento tuvo que enfrentar la desconfianza, ya que no creían en que una mujer joven tuviera la capacidad de desempeñarse en puestos de alta jerarquía. Pero fueron sus ganas de superación las que le permitieron salir avante.
“Para directora de Ventas, cuando entraban los hombres a las ternas, sí me encontré que querían elegir de preferencia a un hombre, porque decían que a lo mejor son menos complicados, o porque no se van de incapacidad por un embarazo. Pero yo siempre les demostré que no había problema, siempre salí adelante con el trabajo y logré mis objetivos”.
La experiencia en el ramo hotelero conlleva tener que viajar a diversas entidades. En su caso, el trabajo la ha llevado a Aguascalientes, a la Ciudad de México, a Guanajuato, Jalisco, y a su actual hogar, Querétaro.
Como madre y esposa, esta tarea no resulta fácil, ya que el deseo de mantener más cercanía con su familia en ocasiones la llevó a pensar en el retiro o dejar pasar propuestas de trabajo, pero fue cuando llegó una de las experiencias que la han llenado de mayor satisfacción:
“Yo en algún momento quise estar en casa para dedicarles más tiempo a mis hijos, a la familia, pero mi propia hija, que ya tiene 17 años, me dice que está orgullosa de que trabaje. Ella me comenta que está muy feliz y que me admira, además que quiere ser como yo porque ve cómo disfruto lo que hago. Ya con eso es mi aliciente”, comenta Sandra mientras sus ojos se cristalizan y aparece una gran sonrisa en su rostro.
Aunque Paola y Diego son sus únicos hijos naturales, el paso del tiempo le ha dado más descendencia, pues afirma que cada persona a la que ha tenido oportunidad de enseñarle un poco de todo lo que sabe se convierte en su hijo.
“Me gusta enseñar para que se abran puertas y tengan oportunidades (…). Yo les digo que son mi ex hijos, cuando ellos tienen logros yo me siento satisfecha”. Esta es una de las maneras en que se lleva a cabo el equilibrio familiar y profesional, pues no pueden estar separados, dice.
Convencida de que actitud y ganas por hacer las cosas serán lo que le permitirán a cualquier persona crecer, Sandra Corzo afirma que las mujeres siempre pueden hacer todo, pero para ello no hay que rendirse, aunque se encuentren personas que busquen poner trabas, cuando se tenga claro el objetivo se podrá lograr.
“Tienes que estar abierta al cambio si quieres tener las mismas oportunidades de crecimiento que los hombres. Las mujeres tenemos mayor dedicación; yo me considero muy perseverante, siempre busco como sí lograr las cosas”.