“Tome el pan sí realmente lo necesita. Son gratis”, dice Paola Villa Martínez, mientras sostiene un cartel en sus manos, quien con sus compañeros del Tecnológico de Monterrey realiza una dinámica en el centro de la ciudad, con la cual buscan crear conciencia de la falta de alimentos a nivel global.
Los jóvenes se instalan en una banca ubicada en el andador Madero. Entre varios colocan las charolas de pan y comienzan a ofrecerlo a los transeúntes. En unos minutos la gente se acerca y toma uno, dejando sólo unos pocos. Algunos incluso regresan a tomar otro, aprovechan que es gratis, aunque después de tomarlo se les pregunta si realmente lo necesitan, y si saben que a nivel mundial millones de personas no tienen un alimento que llevarse a la boca.
Algunos ciudadanos se sorprenden al recibir esta información. Otros los felicitan por la labor que hacen. El experimento social que hacen los jóvenes estudiantes rinde frutos.
“Simplemente tomas un pan y no piensas en la gente que no tiene ese pan, que lo puedes tomar y no te importa si alguien más lo necesita, es importante que tomemos conciencia del problema del hambre en el mundo”, señala.
Paola explica que la dinámica es parte de una de las actividades que tienen en su universidad, donde buscan crear conciencia sobre el daño al medio ambiente que representan las actividades humanas, y una de ellas es la producción de alimentos.
“Nuestro último reto era crear una campaña social en la cual impactáramos a las personas del centro de Querétaro. Elegimos la problemática del hambre, porque creemos que es un tema muy importante que tratar.
Decidimos hacer una campaña donde ofrecimos pan gratis a la gente, sin decirles nada más. Mucha gente se acercó. Cuando pusimos que tomaran el pan sí realmente lo necesitaba, menos gente se acercó. Al final era mostrar datos duros sobre el hambre en el mundo con imágenes impactantes”, explica.
Señala que en esta última fase, menos gente se acerca a tomar pan, y más a preguntar sobre qué están haciendo.
En pocos minutos algunas personas se acercan a ver el movimiento. Incluso una mujer se les acerca para decirles que si quieren ayudar pueden ir a un templo cercano, donde ayudan a la gente en situación de calle.
Apunta que algo que les llamó la atención en su experimento fue que mucha gente se acerca, y cuando se les cuestiona si realmente necesitaban el pan, respondían que no, dejándolo para alguien más que sí requiriera del apoyo.
Dice que durante esta semana, para prepararse, se concientizaron ellos mismos sobre la situación del hambre en el mundo, para poder sensibilizar a la sociedad.
“Nosotros creemos que la gente en realidad no toma en cuenta lo que se vive, pero en realidad mucha gente lo puede saber a partir de esta campaña, al tomar el pan sin saber lo que realmente representa”, asevera.
Paola explica que contrario a lo que se piensa, en el sentido de que las nuevas generaciones, como los llamados Millennials, no tienen conciencia social, pero sí la tienen, sólo que de una manera diferente, pues tienen otra manera de acercarse a la sociedad y sus conflictos.
“Creo que nosotros estamos más conscientes de las problemáticas, porque no las vivimos tan cerca como mucha gente, pero somos realistas de que existen, y buscamos las maneras de minimizarlas, que no se resuelven en un sólo día, pero que concientizando a la gente se puede lograr”, precisa.
Las personas poco a poco dejan de acercarse a tomar el pan cuando ven los carteles, quizá por pena, o porque no necesitaban realmente acercarse para tener algo que llevarse a la boca.
La joven dice que le gustaría dedicarse en el futuro a crear una organización social que pudiera ayudar a la gente, no sólo acercarles la ayuda, sino que pudieran aprender algo para que fueran autosuficientes. Pone como ejemplo: la hidroponia, por la cual se pueden sembrar diferentes productos en una extensión reducida de terreno y con poca agua, incluso si no se tiene tierra, pues puede ser en un muro. “Dar dinero no es resolver el problema”, acota.
Agrega que ella y sus compañeros estaban conscientes de lo que iba a pasar, que mucha gente, aunque no lo necesitara, se iba a detener y tomar el pan.
Indica que algo que les llamó mucho la atención es que personas que sí necesitan el pan se acercan y toman las piezas más pequeñas, mientras que quienes no lo necesitan cogen las piezas más grandes, o los que se ven más apetitosos.
El experimento termina para los jóvenes. En el camino encuentran a un adulto mayor, quien en silla de ruedas pide caridad a los peatones que caminan por Madero. Paola y sus compañeros se le acercan para ofrecerle pan.
El adulto mayor, en un inicio lo rechaza, pero luego acepta el pan que envuelve en un papel. Comprueban que quien necesita no toma el pan, o hay que insistirle un poco más.
bft