La vida no es nada más lo que la gente piensa, “cuando comienzas a abrirte puertas ya no es tan difícil y te deja de importar lo que la gente piense”, afirma a Lucila Cervantes Montes, profesionista exitosa, deportista y sobre todo, madre de una hija a quien crió y educó sola.
Lucy, como todos la conocen, dice con entusiasmo que hace crossfit y actualmente se prepara para hacer fisicoculturismo, aunque no para competencia, sólo por bienestar.
Con 40 años de edad, la licenciada en Ciencias Políticas y Sociales, señala que también realizó una maestría en ISO 9000, sistema de gestión de calidad.
Inició una especialidad en Marketing Político y posteriormente Filosofía. En estos momentos estudia Psicología, además trabaja en una empresa de arquitectura en el área de recursos humanos.
“Después de que termino de hacer mis actividades matutinas y de ‘godínez’ (ríe) ya me transformó en una chica gym. Para mí el deporte es mi forma de vida, es como ir a desayunar. Mucha gente acostumbra ir todos los días a desayunar a un lugar. O mucha gente acostumbra ir a tomar un café. Para mí, mi forma de vida es esa. La más práctica, la más fácil y la que me da mucha estabilidad emocional, física y aparte le doy a mi hija esa cultura del deporte”, indica la profesionista.
“No hago lo que todas las mamás hacen, que es encerrarte y adaptarte al bebé. Más bien, mi bebé se adaptó a mi vida. Cuando me iba a dar clases, porque también fui docente, llevaba a mi hija en su portabebé. Casi en todas mis actividades que realizo, tanto laborales, personales y deportivas, siempre está incluida ella. Todo mi tiempo lo invierto tanto para tener una manera de vivir, como para tener tiempo con mi hija”.
Comenta que a la fecha, siempre que tiene un plan o un proyecto, lo consulta con su hija, haciéndola partícipe de los proyectos que ella tiene. Desde chiquita su hija sabía que mamá tenía que trabajar y que también la incluyen.
“Ella es una parte importante porque me da esa fortaleza y me respalda. Ella es la primera persona que tengo que convencer, si ella está convencida, eso significa que entonces puedo convencer a otra persona”, afirma.
Las cosas no han sido sencillas, pues tuvo que enfrentar los problemas que encaran muchas familias monoparentales, pero Lucy señala que esta situación es tan difícil como se quiera potencializar.
“Para mí en ese momento no hubo mucho problema. Al final de cuentas, el machismo, o las clases sociales ni me vienen ni me van y no me dan de comer. Tienes que buscar tus herramientas para retroalimentarte siempre”, destaca.
La vida le puso una prueba complicada hace casi seis años, cuando le diagnosticaron cáncer de seno.
“Fue mucho muy difícil, porque me impactó a nivel emocional de manera terrible, porque cuando era niña mi madre muere de cáncer”.
“Entonces, ver a mi niña tan pequeña, las dos solas en el mundo fue de pensar ‘Dios mío, ¿qué voy a hacer?’. Si me pasaba algo, de ya no existir, ‘¿qué va a hacer mi hija?’, Fue lo que más me costaba entender. Afortunadamente, fue una etapa no tan larga de tratamiento, pero mucho tuvo que ver la parte deportiva y la mentalidad”, subraya.
En aquel entonces, su hija apenas contaba con 10 años.
Dice que sintió, cuando recibió el diagnóstico, que su vida se caía en pedazos, pero no era tanto por lo que le podía pasar a ella, sino por poderle explicar a su hija lo que podía pasar y cómo se iba defender ante el mundo si ella no estaba.
El tratamiento contra el cáncer duró casi dos años. Ahora, una vez por año, acude al médico a hacerse un estudio general, de los cuales ha salido “limpia”. Agrega que cuando “se pasa por un escenario así de difícil y vives solo y tú solo solventas todas tus cosas, tanto emocionales, económicas y físicas, llegas a dos disyuntivas: una es ponerme a llorar y hacerme la víctima y generar tristeza ante la gente. Y la otra es ponte a trabajar en tu mente, ponte a trabajar en tu cuerpo, educa más a tu hija y haz solidaridad contigo, con espíritu y con todo tu ser y lo que venga, pues hay cosas que no puedes evitar cuando tienen que pasar. Fue una parte importante en mi vida, porque fue un aprendizaje. Agarré todo lo bueno y quité lo malo”, destaca.
El último año, señala, fue también complicado por la emergencia sanitaria. Fue un shock social, porque se tiene una cultura muy diferente.
En un inicio la tomó con incredulidad, aunque con el paso de los meses comenzó a notar la seriedad de la situación. Aunque como politóloga entiende que muchas de las decisiones que se han tomado sobre la pandemia tienen más intereses políticos que sanitarios.
“La pandemia nos paró en seco, pero al final seguía trabajando en casa, seguía haciendo ejercicio en casa”, añade.
Lucy precisa que en el futuro inmediato está terminar la especialidad en Psicología, aunque no quiere parar de estudiar. “En el futuro me visualizo viviendo en otro país. Me gustaría mucho vivir en Canadá, porque como es un país que ya visité y que tuve oportunidad de visitar con mi hija, ella quedó fascinada. Las oportunidades de educación, de salud, de trabajo son muy amplias. Creo que es mi punto a donde partir”.
“Si por una situación no puedo irme, Querétaro es una ciudad que tiene muchas oportunidades, que han venido muchas empresas a implementar otro tipo de cultura, trabajos, e integrarme a una y lo poquito que sé compartirlo con gente que a lo mejor está pasando por una situación compleja. Si puedo ayudar a las personas de una forma real, lo haría”, afirma.