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Un centro de acopio de materiales para reciclar, de 2 mil 300 metros cuadrados, se mantiene activo en Jurica desde hace 28 años. Fue creado por la asociación civil Plantas y Semillas en 1989 sobre un terreno que fue donado por el municipio de Querétaro.
En el lugar no sólo se reciben materiales que puedan reciclarse como plásticos, cartón y vidrio, también se reciben cacharros, aceite de motor o de cocina para que estos sean desechados en los lugares correctos.
María Fernández de la Vega es presidenta de la asociación Plantas y Semillas, ella comenzó a construir el centro de acopio y 28 años después aún es la encargada de mantener el orden en ese lugar.
Se auxilia de dos trabajadores que le ayudan a recibir el material para después separarlo y venderlo.
“Una amiga y yo lo empezamos hacer como comité de ecología de la asociación de colonos pero ya luego ella lo dejó y yo me quedé. llegué a vivir a Querétaro y cuando vi la contaminación por la basura fue que quise hacer algo, llegué aquí en 1984, comenzamos con cuatro tambos para separar basura, muy ilusamente pensando que sería suficiente. Luego fue creciendo la población y fuimos más conscientes de los problemas de la basura”, señala.
En este centro, mensualmente reciben entre una y dos toneladas de cartón, 200 kilos de cartón blanco, 300 kilos de PET, tres toneladas de vidrio y 200 kilos de metal. A pesar de recibir estas cantidades de material, con las ventas de estos apenas alcanza para pagar los sueldos de los trabajadores y solventar gastos mínimos de mantenimiento.
Trabajan en ser sustentables.
Mary señala que en el centro de acopio no compran el material, lo reciben de los ciudadanos para después venderlo aunque sea por unos centavos. El vidrio por ejemplo, lo venden a 80 centavos el kilo.
“Tenemos que aumentar las ventas porque estamos verdaderamente ahorcados, intento sacar por lo menos los sueldos de los muchachos, yo tendría que tener mínimo 8 mil pesos para pagarles, a veces sale un poco mas, a lo mejor 10 mil y entonces eso lo ocupamos para el mantenimiento del lugar, por ejemplo para ir comprando las herramientas que se perdieron con las inundaciones, reparar la cerca y demás.
“Las ventas siempre son malas, pero últimamente están peor porque ha bajado el precio del cartón, los precios del vidrio nunca suben, los plásticos varían. Todo lo vendemos en Querétaro”.
Además de pagar los sueldos de los trabajadores, el mantenimiento del lugar es cada día más difícil. Con las inundaciones que se registraron el año pasado, en el centro de acopio se perdieron varias herramientas, se contaminó el lugar e incluso murieron algunos animales como pescados y tortugas que son criados en el lugar.
“Yo vengo prácticamente diario, es raro que no venga, siempre hay trabajo aquí y con la inundación ha sido un trabajo terrible, perdimos muchas cosas, el agua alcanzó niveles muy altos, perdimos herramientas, materiales, incluso animalitos. Tardamos como 4 o 5 días en que el agua saliera. El agua se llevó nuestras carretillas, todo el habitat se contaminó”.
En el centro de acopio también reciben artículos del hogar, como pequeños muebles de madera, ropa, cobijas y demás. Todo se vende en cantidades simbólicas de 5 o 10 pesos.
Mary insiste en que por muy poco que puedan valer dichos objetos, si la gente paga por ellos es porque piensa darles un uso, en cambio, si cada una de esas cosas se regalara, entonces serían desechadas con mayor facilidad y los materiales seguirán rodando y contaminando.
“Todo se vende, es muy poco el material que guardamos para darle otro uso. A veces nos traen ropa, en principio todo se vende, porque si lo regalamos, a la gente como no le cuesta nada, en la esquina lo tira y el material sigue rodando, y si lo vendemos aunque sea en 5 pesos o 10 pesos ya por lo menos lo utilizan, la gente viene aquí a ver qué puede comprar.
“Por ejemplo a la gente que vive bajo los arcos, en condición de calle, pues claro que a ellos podemos regalarles de lo que tenemos aquí, porque sabemos que sí los van a usar, no tenemos problema con eso”.
Cierran centros de acopio ecológicos.
Mary Fernández de la Vega llegó a la ciudad de Querétaro en 1984 y desde ese entonces comenzó su labor como activista y promotora del cuidado del medio ambiente.
Ella junto con otros ambientalistas de Querétaro llegaron a abrir 17 centros de acopio en el estado, sin embargo, ahora sólo queda uno, el que ella administra en Jurica.
Los demás han cerrado, señala, porque mantenerlos es una labor extenuante y porque los terrenos donde se construyen son privados y tarde o temprano estos se venden.
“Llegamos a fundar hasta 17 centros de acopio con ambientalistas del estado de Querétaro y ya sólo queda este, porque es mucho trabajo, no es negocio, mucha gente te agrede porque no le gusta lo que hacemos. El centro que más duró fue en Tejeda, había otro cerca del Tecnológico de Monterrey pero era un terreno particular y pues después se vendió el terreno, hubo otro en Jardines de la Hacienda y así estuvieron por toda la ciudad.
“Mucha gente se quedó engañada cuando el municipio decía que reciclaba la basura, pedía que la gente separara su basura y luego todo se revolvía en el camión. Es mucho trabajo, siempre tiene que estar una persona de encargada, separando materiales, tenerlo siempre limpio para evitar malos olores. En lo personal desde siempre me ha gustado esto, me encanta, creo que es un milagro ver el proceso de cómo crece una semilla”, comenta la ambientalista.
En este centro de acopio, en Paseo Jurica número 1, además de recibir materiales para reciclarlos, también se crean pequeños ecosistemas en lo que crecen más de 100 tipos de plantas y árboles, se crían tortugas y peces en pequeños estanques y se genera composta.
Algunas escuelas han sacado provecho del lugar y han llevado a los alumnos a que conozcan los procesos para generar composta, criar animales y separar materiales para reciclarlos. Es una experiencia directa con la naturaleza y con el cuidado del medio ambiente.
“A veces nos visitan grupos de algunas escuelas, les gusta mucho venir porque aquí les explicamos el proceso de crecimiento de una planta, nos ayudan a sembrar o a hacer artesanías, a veces también vienen muchachos de servicio social. Todos siempre son bienvenidos, siempre hay algo que hacer en el centro de acopio” comparte la ambientalista.
km