Es medio día en el corazón de Querétaro. A pesar del ardiente sol, el aire sopla frío y estremece. Son más o menos 30 danzantes concheros los que esperan en el andador 5 de Mayo. Con los trajes típicos encima, no se inmutan por el clima cambiante. Nada evitará que porten orgullosos sus plumas, lentejuelas y chaquiras.
Es un día especial, previo a las celebraciones del Templo de la Cruz, los días 14, 15 y 16 de septiembre, la danza de los concheros es reconocida por el gobierno capitalino, como Patrimonio Histórico Cultural Inmaterial. Luego de aprobar por unanimidad el decreto, los concheros celebran con gritos y música, mientras el presidente municipal baila junto con ellos, evidentemente desfasado, una de las danzas tradicionales llamada Fuego.
El ambiente se llena de incienso y los mirones atraídos por la música, se acercan a ver de qué se trata.
Entre los danzantes se encuentra Vicente Serrano, quien baila junto con sus hijas y sus nietos. Es un hombre de 55 años, conchero desde el día en que nació e incluso antes. “Desde que estaba en el vientre de mi madre yo venía danzando”, dice.
Con él se completan cinco generaciones de concheros y después de él, sus hijos y nietos continúan con la tradición queretana. Antes de él sus padres fueron concheros, como también lo fueron sus abuelos, bisabuelos y demás antepasados. Con orgullo cuenta que su danza está arraigada a él y no a la inversa.
Dice que bailar al ritmo de las conchas y la chirimía es simplemente indescriptible, pero si hay que ponerle un nombre, diría que ser conchero es vivir vibrando.
“Ser conchero es indescriptible, algo que sientes, que te hace vibrar, al sonar el huéhuetl, las conchas, la chirimía, te hace sentir muy bonito, es una vibración. Todo en esta danza se refiere a la conquista. Viene desde la época prehispánica, toda la zona era chichimeca. A la llegada de los españoles, desde la fundación de Querétaro en 1531 a la fecha se han conservado y mantenido nuestras tradiciones”.
Vicente se siente orgulloso de tener cientos de compadres concheros. Así se nombran entre ellos. Son compadritos porque todos se consideran hermanos mayores. Un símbolo de unidad que no se disuelve ni siquiera con el paso de 486 años.
En Querétaro existen más de 80 grupos de concheros, todos unidos por el compadrazgo. Lo más frecuente es que se compartan los danzantes, que se presten unos a otros para celebrar cada una de las festividades, porque bailan todo el tiempo.
“En Querétaro hay varias mesas, muchas en la periferia y ahí mantienen esta tradición en esos lugares. Aunque cada uno pertenece sólo a una mesa, tenemos una gran hermandad, es un compromiso de compadres, todos somos compadres, compartimos danzantes para realizar las fiestas, porque esto de los concheros está muy presente, tal vez no se note mucho porque están trabajando o en la escuela, pero los días de fiesta somos miles los que nos reunimos”.
Los concheros veneran a la Cruz porque durante la fundación de Querétaro, el apóstol Santiago se hizo presente justo en el momento en que se presentó un eclipse, junto al santo se apareció una cruz, y desde ese momento se convirtió en el motivo de adoración para estos danzantes.
“En la fundación de la ciudad hubo un eclipse, en ese eclipse aparece el apóstol Santiago y la Cruz; los naturales vieron mucha maldad en el apóstol Santiago, no lo veneran tanto y por eso veneran a la Cruz, por eso cuando se aparece gritan ‘él es Dios’, quedan sorprendidos”, cuenta Vicente.
Danzar es una actividad que los concheros realizan todo el año, pero la celebración en el Templo de La Cruz es la fecha más esperada. Este 12 de septiembre inician las celebraciones con una velación en el mismo templo, el día 13 se hace un desfile que recorre las principales calles de la ciudad, mientras los días 14 y 15 de septiembre continúan las fiestas y las danzas.