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Es domingo 10, la temperatura ronda los menos tres grados centígrados y la familia Monrroy se compromete a recogernos a las siete de la mañana al lugar donde nos hospedamos: una ciudad llamada Three Rivers, a pocos kilómetros de distancia de White Pigeon, donde viven.
El itinerario es el siguiente: tomar un desayuno casero, preparar las camionetas y tomar rumbo en dirección a Texas. No hay un destino definitivo. Se manejará hasta que las energías se acaben.
Pese a ubicarse a 3 mil 200 kilómetros de distancia de Jalpan, el desayuno en la casa de los Monrroy evoca a México y a la Sierra Gorda: huevos con salsa verde, tortillas, frijoles, carne a la mexicana y tostadas charras. Menús que pueden preparar gracias a las tres tiendas mexicanas que hay en una localidad aledaña.
Después del desayuno, los cinco hijos y Braulio, el padre, salen para arreglar las camionetas y a preparar el equipaje. Las mujeres, Heriberta y Norma, se quedan en casa.
Afuera la temperatura está por debajo de los cero grados y el frío se cuela en la piel, sin embargo, los hombres preparan las dos camionetas en el garaje vistiendo apenas ligeras chamarras. Una Chevrolet con un remolque y una GMC son los dos vehículos, que además de maletas y muchos regalos, llevan dos cuadrimotos con destino a Jalpan.
Todos los hijos de Braulio, a excepción de Uriel, el más chico, ayudan a su padre en BMonrroy LLC desde los 12 años, con la intención de pulirse en el negocio y aprender el oficio familiar.
De igual manera, los cuatro hijos mayores ayudan a colocar el remolque y montar bien las cuatrimotos que deberán permanecer sujetas durante el largo trayecto. El trabajo pesado no les afecta. Están acostumbrados.
A la hora de partir, alrededor de las once de la mañana, familiares y amigos visitan a los Monrroy en White Pigeon para despedirlos. Uno de los invitados es Miguel, uno de sus primos de 17 años de edad, que los acompañará en la caravana, pues regresa a México.
El camino inicia y a partir de estos momentos, las únicas paradas serán para cargar gasolina y estirar un poco las piernas. No es algo nuevo, este trayecto lo han realizado desde hace ocho años.
El playlist del camino.
¿Te gusta Estados Unidos?
—Sí, está bonito. Me gustan los paisajes y todo, pero está mejor México.
¿Entonces, te quedarías aquí a vivir?
—No sé si me regresaría para allá (México). Aunque sí me siento más libre en México. Es que Estados Unidos es como dicen: aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión.
Quien habla es Emanuel Mon- rroy, el segundo hijo de Braulio, el migrante queretano con el que recorremos el este de Estados Unidos para llegar a la ciudad de Laredo, Texas, y participar en la Caravana del Migrante. Emanuel tiene 21 años. No tiene mucho que dejó la escuela para dedicarse de lleno a BMonrroy LLC, la empresa que creó su padre dedicada a la contratación de mano de obra agrícola para Montsanto
Le gustan los carros, la velocidad y quiere construir una casa en su localidad de origen El Pocito, en Jalpan de Serra. Algún día le gustaría tener un negocio ahí y también comprarse un carro deportivo.
La primera vez que llegó a Estados Unidos tenía seis meses. Aunque sus padres dicen que permaneció aquí un tiempo, para Emanuel esa época le es indiferente. Lo que sí recuerda claramente es cuando llegó por segunda vez y empezó a ayudarle a su padre en la empresa a los 12 años.
Fue a la escuela estadounidense pese a no saber inglés y hace poco logró terminar la high school. Al igual que sus hermanos, habla un inglés perfecto.
Hoy Emanuel se encarga de manejar una de las camionetas con dirección a Laredo, un viaje de aproximadamente 21 horas y alrededor de 745 kilómetros.
El playlist del camino son los Tigres del Norte, Los Inquietos, Mala Rodríguez, Cártel de Santa y Molotov. A sugerencia mía, pone una canción hebrea llamada “Tumbalalaika”. Siempre me habla de usted.
A su lado se encuentra Miguel, su primo. Nació en Estados Unidos y tiene doble nacionalidad. Sin embargo, pese a contar con la ciudadanía, se fue a México una temporada y a los 12 años regresó a trabajar. Actualmente labora en una empresa dedicada a la fabricación de pisos.
Durante el largo trayecto atravesamos los suburbios de numerosas ciudades de Illinois, Tenneesse y Arkansas, hasta llegar a Waco, Texas, en donde permaneceremos la noche del lunes. Son las tres de mañana y tras recorrer mil 860 kilómetros la jornada del primer día de viaje, concluye.