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A sus 17 años de edad, Ana Laura Hernández interpreta a Verónica en el Viacrucis de La Cañada. Estudiante de bachillerato y practicante de box, señala que siente un poco de nervios por toda la gente que asistirá a ver la representación de la Pasión de Cristo.
El rostro de Ana Laura es aún el de una niña. De estatura menuda, la joven, ataviada con una túnica café, dice que se siente un tanto nerviosa por su participación ante las aproximadamente 25 mil personas que se prevén asistirán a La Cañada.
Ana dice que se enfocará más en su papel el Viernes Santo. “Espero en Dios que todo salga bien”, expresa.
De acuerdo a los Evangelios, Verónica enjugó el rostro de Cristo camino al Gólgota. Cuando retiró el paño, el rostro de Jesús había quedado impreso en el mismo.
Esta historia, a lo largo de los siglos, dio origen a la creencia de varias reliquias, la más famosa es el l Santo Sudario de Oviedo, en España. Aunque también se le relaciona con la Sábana Santa o Síndone de Turín.
Explica que le da gusto participar en el Viacrucis: “Me enteré que había papeles para los Tribunales y me interesó. Vi si había posibilidad de interpretar a la Verónica y gracias a Dios se pudo, y este viernes voy a representarla”. Será una gran experiencia, agrega.
Dice que sus compañeros que llevan más tiempo en la representación la apoyaron y asesoraron para elegir su vestuario, pues cada actor elige y financia la ropa que usará durante la Pasión de Cristo. La modista que lo confeccionó lo perfeccionó, indica.
Ana Laura es de las actrices más jóvenes, dice que estudia la preparatoria en el Cetis 16, además de que en las tardes hace deporte, ya que practica box desde hace dos años.
Apunta que comenzó a practicar esta diciplina para distraerse. “Pero ya después me empezó a gustar, conocí a más personas y me fui quedando”, comenta, al tiempo que ríe porque también lo puede usar para defenderse de los vivales.
Además, en las tardes convive con su familia y amigos, y hace las tareas.
Indica que sus clases de box las toma en la Deportiva de La Cañada. Incluso, sus compañeros de deporte la apoyan y la animan para que haga un buen papel este viernes, que no se ponga nerviosa y “le eche muchas ganas”, pues es una buena experiencia de vida.
Precisa que piensa participar más tiempo en la representación de la Pasión de Cristo, quedándose con el papel de la Verónica varios años y, después, el Domingo de Ramos, tomar otro papel.
Para Ana, cuya voz aún es de una niña, el box no lo concibe como un modo de vida a futuro, a pesar de que gusta del deporte de las orejas de coliflor, pues lo ve más como un pasatiempo, ya que sus sueños son diferentes, se ve alejada de los cuadriláteros y centrada en otras actividades.
“Mis sueños son otras cosas todavía. Voy a estudiar medicina y también espero ser diseñadora. Sí, me gusta el box, pero es más como un hobbie”, precisa la joven, quien regresa a apoyar a sus compañeros de los Tribunales, que apuran el paso para afinar los últimos detalles de la representación.
Con pasos cortos, la chica avanza ataviada a lo que se cree era la usanza de la gente de Medio Oriente hace casi 2 mil años. Sólo deja ver su rostro y ya deja de jugar nerviosamente con su manto.
Se retira en silencio, mientras sus pies calzados con sandalias avanza por la Plaza San Pedro, que hoy cambiará por unas horas de nombre, para convertirse en Jerusalén.