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“Me hicieron favor de invitarme y creo que esto viene de allá arriba, pero lo hacemos con mucho gusto y tratado de echarle ganas”, afirma María Luz Morales, quien desde hace tres años interpreta a la Virgen María en la representación del Viacrucis que se realiza en La Cañada.
La mujer, de voz pausada, señala que antes de dar vida a María no había participado en la representación, sólo ayudaba en la parte de la organización; pero un día la invitaron a hacer el papel de la madre de Jesús.
Dice que hace su mejor esfuerzo para ser una digna María y que el Viacrucis se realice con normalidad y mucho respeto, pues tiene mucho que aprender y prepararse.
Comenta que después de Jesús, María es el personaje que más sufre en la Pasión, pues lo acompaña hasta el último momento, en la cruz.
La mujer indica que para estar en buenas condiciones físicas trata de hacer un poco de caminata, pues el Viernes Santo es agotador, por los recorridos que deben de hacer para llegar hasta el cerro del Bautisterio, en donde se lleva a cabo la crucifixión.
“Más que nada en eso me preparo [la caminata]. Espiritualmente también trato de asistir a la iglesia, y aquí estamos. Nos citan muy temprano [el Viernes Santo] y terminamos a las tres y media más o menos. Va uno a reunirse con la familia”, menciona.
María es madre de dos varones y una mujer, ella de 20 años de edad; además tiene tres nietos, la mayor de 10 años, otro de cuatro y uno más de un año, quienes la apoyan en todo momento.
“Tengo apoyo de todos mis hijos, de mi esposo, y me acompañan también”, dice, al tiempo que precisa que ninguno ha tomado parte en el Viacrucis de La Cañada.
Apunta que mientras pueda participar lo seguirá haciendo; aunque a sus 59 años de edad subir el cerro es un poco pesado, a pesar de la preparación que tiene.
Comenta que la inspiración y la fuerza también viene de la fe, pues a través de la representación de la Pasión de Cristo se evangeliza al pueblo, tradición que cumple varias décadas en El Marqués.
Explica que el vestuario es en parte de su inspiración, pero hay personas dentro del grupo que le ayudan a elegir o le hacen sugerencias de cómo debe de ser.
Agrega que durante el evento María usa un velo azul rey, con detalles en color oro, además de una túnica en color blanco.
Su voz es tranquila, habla con pausas y de manera firme. Comenta que tras la representación regresa a su casa, en donde se “enfría” un poco, por el calor de todo el día; para posteriormente comer con sus hijos.
Luego, tras darse una ducha, deciden ir un rato a la iglesia, para cumplir con todas las ceremonias del Viernes Santo.
No sólo lo físico es agotador, sostiene, también lo emocional: “Mi papel es de mucha emoción. A veces tengo que controlar un poquito las emociones, porque nos ganan mucho, además, de eso se trata el papel, de sentir, aunque no me cuesta trabajo”.
María se retira, mientras la gente que pasa por la Plaza San Pedro, en el centro de La Cañada, la observa con cierta curiosidad, aunque mucha también la saluda, pues la conocen al ser vecina de la cabecera municipal de El Marqués, demarcación que cumple como cada año con su tradición del Viacrucis.
Con su vestimenta puesta y pacientemente, posa para las fotografías, mientras es observada por sus compañeros, quienes ultiman detalles para la representación del Viernes Santo.
Tras unos minutos, regresa al escenario de la Última Cena, en donde platica con sus compañeros y observa los trabajos que hacen. Ríe un poco y charla con ellos.
También observa como una banda de guerra se retira de la plaza, luego de ensayar por unos momentos para este viernes, ya que son el grupo encargado de dar los toques musicales durante la representación.
La Virgen María es de los personajes que más conmueven a los fieles durante el Viacrucis, debido al sufrimiento que encarna, al ver a su hijo padecer crucificado en la cruz, luego de ser flagelado y humillado por los sumos sacerdotes y los soldados romanos.