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Originaria de Tula, Hidalgo pero sanjuanense por adopción, Lizbeth Noguez Zúñiga, es un ejemplo en la sociedad y para las mujeres. Desde hace 10 años es profesora en educación preescolar, hace más de un año se convirtió formalmente en directora técnica y desde hace cuatro años tiene una maestría en lingüística. Transformó sus dos pasiones en su trabajo y, sobre todo, en una forma de aportar valores a la sociedad.
Mujer que se define como independiente, siempre con los pies en la tierra y con la fuerza para hacer las cosas y no sólo decirlas.
“Nunca pedía permiso cuando se trataba de elegir lo que iba a estudiar, sólo he avisado, porque a lo mejor hubiera sido otra limitante. Si uno no hace lo que quiere para hacer la diferencia, si esperas a que los demás te lo den es complicado. El peor enemigo del mexicano es esperar a que las demás personas hagan algo y después actúes tú”, aseguró.
Lizbeth trabaja en un jardín de niños en La Negreta, en Corregidora. Consiguió su plaza como educadora, donde labora de lunes a viernes, de 9:00 a 12:30 horas con los pequeños y por la tarde, regresa a San Juan del Río para realizar sus actividades como directora técnica, en un proyecto propio.
“Mi mamá siempre decía que yo desde pequeña quería ser maestra, era una de las metas que había perseguido. Me gusta mucho la dinámica con los niños de preescolar, nunca te aburres. Estuve un año de interina y posteriormente me dieron mi plaza”, comentó.
Tiempo después, Lizbeth trabajó en un proyecto de activismo, donde realizó una capacitación para personas dedicadas al deporte de manera empírica, y que necesitaban de la teoría para sentar las bases en su formación. Los resultados que obtuvo fueron los mejores y de ahí surgió la idea de profesionalizarse como directora técnica.
“Me llamó la atención lo de directora técnica, busqué información en Internet y encontré una escuela que se ofertaba en Querétaro, en el colegio Kennedy validado por la Federación Mexicana de Futbol la Escuela Nacional de Entrenadores; me inscribí y después de dos años, en diciembre de 2015, me titulé como entrenadora técnica profesional en futbol”, dijo.
Por si fuera poco, Lizbeth tiene la licenciatura en lingüística, profesión que no ha ejercido tanto, ha impartido algunos cursos a varias personas para que presenten el examen para conseguir la base como profesores, pero realmente no lo ha desarrollado.
Experiencia en la cancha.
Las ofertas como entrenadora, sobre todo en filiales de equipos de primera división, siempre han llegado para ella. En 2012 trabajó para Pachuca en San Juan del Río, trabajó en Pumas en el mismo municipio, estuvo dos años en una filial de Gallos, como coordinadora del proyecto, laboró con América en Querétaro, estuvo en el proyecto de Estudiantes F.C; así como en Prosoccer, y en un proyecto en las unidades deportivas en el estado, la intención era fomentar el deporte entre la población.
Las instituciones fueron diversas, hasta que decidió comenzar su propio proyecto el Centro de Formación Deportiva (Ceforde).
“Hice un proyecto deportivo social, estoy en Ceforde de San Juan del Río, tenemos sede en una colonia y en la comunidad de Santa Lucía. El objetivo principal de esto es ser un proyecto deportivo a bajo costo, que permita la inclusión y que las personas de escasos recursos puedan asistir”, explicó Noguez Zúñiga.
Lizbeth trata de trabajar, de manera simultánea en tres profesiones, para obtener mejores resultados en donde se desarrolle.
“El hecho de tener dos carreras y una maestría me ha permitido ver las cosas de diferentes formas. Al momento de entrenar me permitió ver la parte pedagógica del niño, hecho que en el proceso de formación no lo ven a profundidad, cuando estás formando seres humanos es una de las condiciones con las que debes trabajar. Estudiar dirección técnica me permitió tener objetivos más claros y planificar como maestra de preescolar, darle variantes a las actividades que les pongo a mis alumnos. Mi maestría es la que menos he desarrollado, llegué a dar cursos a los chicos que se prepararon en los exámenes para conseguir plaza”, agregó.
Futuro prometedor.
Con la incursión del futbol femenino profesional en nuestro país, Lizbeth trazó como uno de sus objetivos llegar a dirigir a un equipo de primera división femenil. En 2017, cuando salieron a la luz los equipos y los proyectos deportivos para impulsar este deporte profesional entre las mujeres mexicanas, Lizbeth se lanzó al campo en busca de una oportunidad.
“Hay pocas entrenadoras profesionales a nivel nacional, en Querétaro somos tres, en San Juan soy la única que practica y desarrolla la actividad y hasta donde sé, también soy la única en el estado. Fui a varios lugares a llevar mi currículum, en Monarcas no se pudo. En Cruz Azul tenía que ser parte de la estructura, tenía haber trabajado en alguna área de la institución para después de ciertos años poder acceder al cargo. Vine a Gallos, tuve mi entrevista con los directivos, pero ellos pedían experiencia al frente de un equipo profesional, cosa que no tengo; sin embargo, me dieron la oportunidad de estar dentro de las visorias y dar mi punto de vista sobre las chicas que entraban y sí tomaron en cuenta algunas opiniones que les comenté en ese momento”, platicó.
Ella es una mujer que ha puesto el ejemplo para cualquier joven que busca una oportunidad como profesional. Es un ejemplo para las féminas que están en busca de eliminar los estereotipos respecto a las chicas profesionistas que han cambiado las tradiciones en cuanto al rol de la mujer.
Sus padres tienen un estudio de fotografía en San Juan del Río, tiene dos hermanos menores, también profesionistas. A sus 32 años Lizbeth se siente con la responsabilidad de ser siempre la mejor y su objetivo es claro: quiere hacer historia.
“No quiero ser siempre maestra porque llegas a una edad donde no vas a dar la misma calidad a tus alumnos; por ese motivo me he preparado más, me veo como directora técnica en algún equipo, y quiero ser una activista social desde el área deportiva, apunto a hacer historia, al menos en mi pueblo ya lo hice”, finalizó.