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María del Rosario Jiménez Velasco brinda apoyo psicológico a las mujeres que acuden a las instalaciones de Grupo Reto Querétaro, principalmente sobrevivientes de cáncer de mama y en tratamiento aún. Lo que nunca imaginó, es que tiempo después ella también sería diagnosticada con dicha enfermedad.
María del Rosario, mujer de mediana edad, tez clara y complexión delgada; quien la ve actualmente no se imagina que hace unos años vivía una de las etapas más difíciles de su vida, cuando se enteró que tenía cáncer de mama y hacía labores de acompañamiento a mujeres con esta enfermedad que buscan el apoyo de Grupo Reto.
“Soy voluntaria de Grupo Reto, y una de mis principales funciones ahí es el acompañamiento emocional de las pacientes, ya sea que estén dentro del proceso de quimioterapia, radioterapia o bien que ya hayan terminado su tratamiento”, explica.
Ese acompañamiento es un grupo terapéutico, todos los martes, de cinco a siete de la tarde. Ese acompañamiento es grupal. Es variable porque, precisamente por el proceso en el que se encuentran las pacientes, los organismos responden de distinta manera, pues están con complicaciones después de la radioterapia o la quimioterapia, entonces van variando, de 12 a 15 personas. Algunas son de fijo y otras varían de acuerdo a la etapa en la que se encuentran”, indica la mujer.
Con esta actividad, Rosario lleva ya cinco años, así como brindar pláticas de manera preventiva, principalmente en este mes. Explica que las empresas llegan a pedir las pláticas para su personal, inclusive algunos municipios que solicitan el apoyo. Subraya que ella es sobreviviente de cáncer de mama, pues hace poco más de tres años se detectó una bolita en un seno, cuando apenas meses atrás se había hecho una mastografía. Las preguntas llegaron: porqué a mí, la más frecuente.
“A la hora de hacerme la mastografía nunca había salido nada. Cada año me la hacía, como estaba en todo esto, estaba muy al pendiente de mis estudios. Me había hecho varias mastografías y nunca me había salido nada, y después, tres meses después de hecha la última mastografía, autoexplorándome me encontré una pequeña bolita, que se me hizo raro, porque el doctor me había acabado de hacer una exploración. Fue un shock muy grande para mí”, recuerda María del Rosario.
Comenta que algunos doctores le dijeron que no era nada, pero no se convencía del todo, por lo que buscó otras opiniones médicas. Dentro de ese shock, agrega, había tristeza, desolación, miedo, “mucho miedo”, pues cómo era posible que ella, que hacía labores de acompañamiento ahora estuviera también del otro lado.
Además, había mucha ansiedad en ella, por no saber hasta dónde llegaría la enfermedad, lo que la alarmó bastante. “Lo primero que hice fue platicarlo con alguien que me pudiera escuchar, que entendiera mis sentimientos”, asevera.
Por ello, invita a todas las mujeres que pasen por lo mismo a que acudan a grupos de apoyo porque “los monstruos de la cabeza” a veces son peores que la misma enfermedad. “A veces mata más el diagnóstico que la enfermedad”, enfatiza.
Dice que se puso en manos de algunos médicos, a quienes les preguntaba las consecuencias y qué cosas podía hacer contra la enfermedad. Luego del diagnóstico, vino el tratamiento. Fueron 24 sesiones de quimioterapia, una bomba de medicamentos. Dice que con las primeras cinco sesiones ya había disminuido el tamaño del tumor a la mitad. Después de la sexta sesión, el tumor había desaparecido totalmente, pero su médico le recomendó que terminara todo el tratamiento.
“Cuando se está en el tratamiento hay mucho compañerismo. Hay en la mayoría de las mujeres ese acompañamiento que se da entre cada una de las mujeres, pues hay personas que pasan hasta 10 horas en la quimioterapia. Lo máximo que estuve yo fueron siete horas, en las cuales te va pasando todo el medicamento por el cuerpo”, añade.
Apunta que para prepararse para esto recurrió a la meditación, además de hablarle a la quimio, lo que considera que le ayudó mucho.También, agrega, visualizó la diferencia entre el dolor y el sufrimiento: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”.
Durante su tratamiento, indica, no sufrió de mareos, náuseas, entre otros síntomas, aunque sí le impactó verse sin cabello, así como la caída de las cejas y las pestañas. “Te lastima la luz, te lastima incluso la luz de los focos de la casa. Todo esto es un cambio radical en toda la familia. Hay muchas fracturas en las familias, pues no saben cómo reaccionar”, señala.
En su trabajo de acompañamiento, por esta razón, invita a las familias para qué conozcan la enfermedad y comprendan por lo qué pasa la mujer diagnostica con cáncer, pues no sólo son las consecuencias económicas, son también emocionales, principalmente porque las pacientes se encuentran en un estado de vulnerabilidad, que las pone con los sentimientos a flor de piel.
Incluso, dice, realizó un video que subió a Youtube, donde cuenta su historia, como una especie de terapia que le recomendó su cirujano para trabajar la parte de autoestima, pues las mujeres mastectomizadas sufren un golpe emocional severo con la extirpación.
A la fecha, María del Rosario participa en un protocolo de investigación en el Instituto Nacional de Rehabilitación, donde tres factores importantes ayudan a mejorar la calidad de vida y la supervivencia de la paciente, o paciente, con cáncer.
“Los tres factores son una combinación de la parte de medicina del deporte, psicología y la alimentación. La parte nutricional es muy importante, entonces el cambiar los hábitos alimenticios, hacerlo bien. Alimentarte bien biológicamente, alimentarte bien mentalmente y alimentarte bien físicamente”, precisa.
Este proyecto conjunto del Instituto Nacional de Rehabilitación y el Nacional de Cancerología aporta estos tres elementos, con lo que estiman que cada habrá más personas sobrevivientes de cáncer, disminuyendo el índice de mortalidad, en la medida en que la gente sepa alimentarse.
“En mi caso sigo apostándole a eso. Sigo en apoyo psicológico, en cambio de alimentación, diario hago ejercicio. Diario corro cinco kilometros y eso también me permite estar en mejor estado de ánimo, de actitud”, puntualiza, al tiempo que invita a una carrera en el Querétaro 2000 para apoyar la lucha contra el cáncer de mama, el próximo 19 de octubre por la tarde.