En el crucero de avenida Constituyentes con Pasteur, mientras los conductores esperan a que la luz verde inicie, hay alguien que los entretiene, así como a todo aquel peatón que atraviesa por ahí, es Alejandro Estrada haciendo dominadas con un balón y apoyado con sus muletas.
Lo que atrae la mirada indiscreta de grandes y pequeños es que realiza esta actividad, que exige mucha coordinación y concentración, solo con su pierna izquierda, ya que la derecha le fue amputada hace 27 años.
A los 12 años, cuando Alejandro regresaba de la escuela a su casa, el camión en el que iba fue partícipe de un accidente de tránsito; a consecuencia de esto, fue trasladado al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde después de seis días en coma y 20 días, la decisión de los doctores fue amputar su extremidad inferior derecha.
“Mi discapacidad la tengo hace 27 años, tuve un accidente en el transporte público, venía de la escuela cuando se volteó el camión y me deshizo parte de la pierna, se me gangrenó y a los 20 días después de entrar al hospital me la amputaron, en el hospital estuve seis días en coma”, narró sin rastro de melancolía.
Alejandro explica que tenía seguro social por parte de su mamá y por eso pudo recibir la atención.
Para que le pudieran dar una indemnización, asegura, contrataron un abogado para que les ayudara en todos los asuntos legales, sin embargo, cuando iban a recibir lo correspondiente, esa persona desapareció y no volvieron a saber de él. Esto no fue impedimento para que Alejandro y su familia siguieran adelante.
Para ser un joven de 12 años, el perder una parte primordial del cuerpo como lo es una pierna, pudo haber desencadenado pocas ganas de vivir y salir adelante, pero no fue el caso de Alejandro, porque refiere que asimiló todo muy rápido y de buena forma.
“No sé si por la edad, porque no pensaba muy bien las cosas, lo asimilé muy pronto y a lo mejor por la edad, se me hacía algo no tan difícil.
El apoyo en todo momento fue de su familia directa, es decir, su mamá y su papá, más allá no, porque dijo que no proviene de una familia muy unida: “Y cada quien se rasca con sus propias uñas”.
Por falta de recursos económicos, Alejandro reconoce que sólo concluyó la secundaria, y de ahí tuvo que buscar como percibir algún tipo de ingreso.
Desde los 16 años el encontrar un trabajo para Alejandro fue un problema, ya que antes, y por lo menos en el municipio del que es originario, Tepoztlán, no había oportunidades para este sector vulnerable.
“Por la discapacidad nos limitan mucho, he tocado puertas y me han dicho que no puedo hacer esto y para ti no hay trabajo, la salida más rápida es salir a las calles. Me cansé y me cansé, a lo mejor no era mi día, mañana vuelvo a intentarlo, y pues ahorita hace muchos años me pusieron la traba de la capacidad, ahora me van a poner la de la edad”, contó un tanto molesto al recordar todas las veces que le negaron la oportunidad de demostrar que sí podía realizar diversos empleos.
Alejandro tuvo la intención de usar una prótesis, pero los programas de apoyo a los que accedía no le entregaban alguna que se adecuara a sus necesidades, y asevera, una prótesis tiene que ser hecha a la medida.
“Tuve una prótesis, pero, aparte de que son muy costosas, no hay la economía y cuando una asociación te ofrece una, te dan de las que van recaudando, y una prótesis tiene que ser a la medida, el peso y todo, te dan una más o menos que está a tu altura y así a ojo de cubero”, contó Alejandro.
Hace dos años ingresó a un equipo de futbol de amputados y de ahí surgió la idea de salir a las calles a dominar el balón. Alejandro asegura que en México hay muchas personas que se dedican a esto, por eso él prefiere venir a Querétaro donde este tipo de trabajo no está todavía abarrotado.
Muy orgulloso refiere que aprendió a dominar el balón en 15 días y lo demás es práctica, la cual no ha perdido ya que se pone por lo menos tres veces a la semana en los diferentes cruceros de Constituyentes a la altura de la Alameda.
“Pertenezco a un equipo de futbol de amputados y ahí salió la idea de salir a dominar el balón, hay muchos compañeros que se dedican a esto, salimos a diferentes estados, somos unos 15 compañeros. Vivo en Tepoztlán, en México está muy saturado esto, tengo un sobrino viviendo aquí en San José el Alto y ahí me quedo; de hecho, sólo vengo dos o tres días y me regreso”, explica Alejandro mientras la gente va y viene y él cuenta su historia a EL UNIVERSAL Querétaro.
Su horario de trabajo es variado, puede empezar a las 9:00 horas y concluir a las 16:00 horas, o iniciar a mediodía y terminar a las 18:00 horas: con este horario tiene más posibilidad porque oscurece más tarde.
Al día puede recibir, por lo menos, 80 pesos, por lo que sí puede descansar dos días e ir a su ciudad, donde cada vez que regresa lo esperan su esposa y sus tres hijas, una de ocho, otra de 15 y una de 18 años.
“Mis hijas me dicen que le eche ganas, y me dicen que ellas no pueden hacer lo que yo hago”, manifestó con una sonrisa al acordarse de sus hijas, quienes no se avergüenzan de la forma en que su papá se gana la vida.
“Me dicen que está bien y que de aquí sale para estudios, comer y vestir, si me dijeran algo serían palabras de motivación, de aliento”, añadió.
De igual forma, las personas en la calle, cuenta, lo felicitan, sobre todo los niños, pero también toda la gente que ve el esfuerzo que hace para ganar de forma honrada unos pesos que ayuden al sustento de su familia.
“Son como alientos para seguir adelante, a parte de tu familia y salir a la calle con personas que nunca has visto en tu vida, que no conoces y que te den palabras de aliento es más motivante”, expresó Alejandro con una sonrisa grande.
Cuenta que su siguiente trabajo, cuando ya no se pueda dedicar a dominar el balón, será emprender algún tipo de negocio, como la venta de zapatos por catalogo o dulces en su casa.
Así se despide Alejandro quien inició su jornada de trabajo después de persignarse y dejar su mochila y botella de agua en el camellón, donde después de hacer la primera ronda de dominadas, es notorio que los conductores le esperan para darle algunas monedas.