Michael Smidth se prepara, junto con un grupo de alemanes radicados en Querétaro, para ver el debut de su selección en el Mundial de Rusia 2018 contra México. La mayoría tendrán sus preferencias divididas, por el cariño que han tomado por las tierras mexicanas.

Michael llegó apenas hace dos semanas a Querétaro proveniente de Guadalajara, Jalisco, de donde extraña dice extrañar las tortas ahogadas. Sin embargo, dice que le gusta la ciudad de Querétaro, pues es mucho más tranquila que la capital jalisciense.

Michael trabaja en una academia de alemán que se ubica en el primer cuadro de la capital. Los maestros, todos de origen alemán, se reunirán en un bar del centro junto con sus alumnos para ver el partido de futbol esta mañana.

Recuerda que durante el mundial de Alemania 2006 se hizo muy popular entre los ciudadanos de su país reunirse para ver los partidos del combinado teutón con otras personas, juntándose en plazas y jardines a ver los partidos.

“Antes no había esa tradición, esa costumbre, al menos no tanto. Aquí se nos hizo algo bonito, organizar algo para nuestros alumnos y el público en general. No será algo especial, vamos a poner una pantalla, un cañón, estamos organizando unos pretzels y la rifa de cerveza”, indica.

Asimismo, tienen algunas dinámicas para adivinar el resultado final del partido, a medio tiempo y cuando caiga el primer gol del partido, habrá algunos premios para quienes acierten.

Con tres años radicando en México, Michael dice que no es muy aficionado al fútbol, aunque muchos alemanes sí lo son, muestra de ello es la Bundesliga, torneo alemán de fútbol que cuenta con millones de seguidores tanto en Alemania como en el resto del mundo.

Cuando la selección alemana juega en algún torneo, los aficionados de todo el país se unen para apoyar a su equipo nacional, que en todas las competencias en las que se presenta es considerado favorito, por el nivel de juego y calidad de su futbol.

En Alemania, dice, como los mundiales son en verano, es común que se reúnan con los vecinos o los amigos en los jardines para asar carnes y poner una pantalla para ver los partidos de su equipo.

Lo ven juntos. También en las grandes ciudades los municipios colocan pantallas gigantes donde se juntan muchas personas. Uno de los lugares más emblemáticos donde se reúnen los alemanes es frente a la Puerta de Brandemburgo, en Berlín, cuyas imágenes le dan la vuelta al mundo, por mostrar a la gente disfrutando del deporte donde son altamente competitivos. como dijera el futbolista inglés Gary Lineker: “El fútbol es un juego simple: 22 hombres corren detrás de un balón durante 90 minutos, y al final los alemanes siempre ganan”.

Agrega que también suelen festejar en la Columna de la Victoria, monumento muy similar al Ángel de la Independencia de la Ciudad de México, y en donde se reúnen para celebrar los triunfos en el campo de juego, donde se “defiende” el honor de la patria.

En la escuela de alemán hay pocos maestros y alumnos. La mayoría de las clases son entre semana, y los sábados son pocos los grupos que acuden. Sin embargo, en unos de los grupos, una docena de estudiantes atienden la clase que imparte una maestra alemana de largos cabellos rubios y sonrisa amplia y amable.

Michael agrega que los maestros acudirán al bar de 5 de Mayo, además de que en Querétaro hay una buena comunidad de alemanes, además de que esperan también la participación de los mexicanos en esta dinámica.

“Todos los que vivimos en México tenemos en corazón que late tanto por México que por Alemania, así que no sé cómo le vamos a hacer. No soy muy aficionado al futbol, pero ya cuando vea a las selecciones en el campo te llega el sentimiento. Yo le voy tanto a los alemanes como a los mexicanos”, abunda.

Precisa que al menos para el partido de México organizarán esta dinámica. Para los siguientes encuentros seguramente se reunirán, pero ya en privado, sólo la comunidad alemana.

Para este partido mandaron hacer camisetas de la selección alemana con los escudos de Alemania y México, como muestra de la unión de ambos pueblos, que además del intercambio cultural, tienen uno migratorio constante, aunque esta mañana cuando los 22 elegidos de ambos pueblos salten al campo los corazones estarán divididos y unidos al mismo tiempo por un balón.

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