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Alicia Tovar Fonseca cambió la oportunidad de trabajar en la administración pública por un puesto de alimentos. Desde hace siete años, se instala en la salida de la terminal de autobuses de San Juan del Río con un pequeño puesto en donde vende tacos de canasta, actividad que le permite hacerse cargo de su familia.
En 2009, se sumó como muchas otras mujeres a la campaña del entonces candidato a la presidencia municipal de San Juan del Río, Gustavo Nieto Chávez. La propuesta de trabajo que el priísta presentó fue sumando adeptos, lo que lo llevó al triunfo y a su equipo de trabajo le trajo la esperanza de poder obtener una fuente de empleo en la administración municipal que presidiría.
Este fue el caso de Alicia, a quien el recién electo presidente municipal le propuso trabajar al interior de la Dirección de Finanzas, en el área de cobro de predial; sin embargo, la responsabilidad de estar al frente de una caja recaudadora le asusto un poco, porque carecían de experiencia en esta labor.
“Yo no tengo estudios profesionales, lo que se hacer bien es cocinar, así que le dije al presidente que me permitiera vender, que me diera un permiso para tener un puesto de alimentos y él me ayudó, nos ayudamos mutuamente, yo le apoyé en campaña y él me permitió instalarme aquí afuera de la central”, comenta.
Alicia tiene un carácter franco, es amena y no tiene inhibiciones para charlar con los consumidores sobre los aconteceres diarios de su vida. Esta forma de ser le ayudó a convencer a sanjuanenses de votar por el entonces candidato priísta, por ello, fue invitada a participar en su grupo de campaña.
Formó parte de los grupos de a pie, de los que acudían a tocar las puertas para convencer a los ciudadanos de que Nieto Chávez era la mejor opción, gente con facilidad de convencimiento por su franqueza, como Alicia.
Esta semana tuvo que hacer una pausa en sus ventas porque falleció su hermana. Tuvo el encargo de comprar las coronas para el entierro y llevarlas a la Iglesia en la camioneta de un familiar, pero fue infraccionada por elementos de tránsito. Teme que la multa sea costosa, le comenta a sus clientes, quienes le dan recomendaciones y le ofrecen los números telefónicos de instancias legales ante las cuales puede acudir. Se tranquiliza y sigue atendiendo a los consumidores.
Es la única que ofrece tacos de canasta afuera de la terminal de autobuses. En el área operan negocios de tortas y quesadillas, adaptados en puestos de lámina que han permanecido durante muchos años en este punto.
Al interior de la terminal no se permite el ingreso de vendedores de alimentos, como tampoco en la zona de abordaje de las rutas de transporte público.
Desde las cinco de la mañana comienza la actividad para la vendedora de tacos de canasta; a esta hora comienza con la preparación de los guisados y la elaboración de las tortillas a mano. A las 11 del día, su enorme canasta se encuentra abastecida, junto con las salsas verde y roja, un tupper de huevos cocidos y las tradicionales rajas que acompañan este alimento, uno de los más consumidos en diversos puntos de San Juan del Río.
Una enorme hielera con refrescos y jugos enlatados, bancos de plástico, mesa y sombrilla, integran la estructura que requiere Alicia para operar su negocio. A las 12 del día está lista para trasladarse hacia la terminal de autobuses, con el apoyo de su hija Yadira o alguno otro familiar. Casi siempre se traslada en taxi, pero de vez en cuando cuenta con el apoyo de algún conocido que le presta un vehículo para poder llevar sus pertenencias e instalar su negocio.
A la una de la tarde ya se encuentra instalado el puesto. Cuando el calor arrecia es necesario instalar una lona para cubrir a los consumidores del sol. Alicia se instala del lado opuesto de los negocios de tortas y a sus espaldas se encuentra el estacionamiento de una reconocida cadena internacional de hamburguesas.
Otros vendedores de tacos de canasta operan por las mañanas en la terminal, pero debido a que las ventas han bajado, prefieren permanecer pocas horas en el área y trasladarse a otros puntos de la ciudad.
En San Juan del Río, el jardín de la Familia, en el centro de la ciudad, es la zona con mayor número de comerciantes de este alimento.
Alicia coincide en que las ventas han bajado hasta 30% desde el año pasado y que la disminución de consumidores ha continuado este año; presume que es a causa del gasolinazo, porque a ella, por lo menos, ya le ha afectado en el incremento del costo de sus insumos.
“El limón está por las nubes, la sal también, y sin estos dos ingredientes pues no podemos preparar las salsas, las rajas para los tacos, aún así no he cambiado mis precios, porque si de por si no hay clientes, si vendo más caro alejo a los que ya tengo”, dice.
A pesar de las condiciones adversas, su negocio no permanece vacío por mucho tiempo; grupos de dos y hasta cinco personas se acomodan en los bancos para comer los tradicionales tacos de canasta, con chicharrón, frijoles, queso con chile, papa y nopales.
Usuarios de la terminal de autobuses, taxistas de la ciudad y foráneos, trabajadores de empresas cercanas o personas que pasan por la autopista México-Querétaro, son quienes más consumen en este puesto.
La propietaria asegura que también acuden personas de la ciudad que ya la ubican, son sus clientes permanentes, que le ayudan a mantener sus ingresos cuando hay poca afluencia de viajeros en la zona.
Una orden de cinco tacos tiene un precio de 20 pesos, mientras que, en otros puntos de la ciudad, por el mismo precio se ofrecen cuatro tacos. Los consumidores pueden acompañar sus alimentos con nopales en escabeche, las tradicionales rajas, salsa y limón.
La vendedora de alimentos es originaria de Amealco, pero desde hace 25 años radica en San Juan del Río. A sus 50 años se hace acompañar de su hija Yadira, quien está convencida de seguir ayudando a su madre en el negocio.
En estos siete años de labor, reconoce el respeto de las autoridades municipales para dejarla operar; han respetado el permiso de funcionamiento que se le concedió desde el periodo de gobierno 2009-2012.
De igual manera, reconoce que año con año las ventas haba bajado, atribuye esta condición a que la población cuenta con menos capacidad económica o menos tiempo para hacer una pausa y alimentarse; sin embargo, es optimista y espera que las ventas se normalicen.