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Los niños hacían fila emocionados. Esperaban su turno para montar a uno de los caballos que el Ejército Mexicano llevó a la exposición “Fuerzas Armadas…Pasión por México”, que además de ser ejemplares de exhibición sirven para equinoterapia.
Marcela de Jesús Carachero Espinosa, soldado auxiliar asistente en tratamiento médico, quien a la fecha presta servicios en el Centro de Rehabilitación Infantil, en la Ciudad de México, trabaja con caballos y niños con diferentes tipos de discapacidad.
Marcela estaba encargada de ayudar a los niños a subir a los caballos que daban paseos únicamente recreativos. La emoción de los pequeños cuando subían al corcel y éste comenzaba el galope guiado por otro soldado se reflejaba en el rostro de los chicos.
Terapia acorde al padecimiento
Explicó que aquellos niños que tengan alguna discapacidad, principalmente motora, que es en la que se especializa, se le dará un enfoque a su terapia, “ya sea actividades arriba del caballo, en movimiento, pasivo, desenvolviéndose en el medio ambiente, ya sea en caballeriza o en el picadero”.
Comentó que este tratamiento con caballos tiene una amplia gama de usos para los distintos niños que padecen alguna enfermedad, por ejemplo con espectro autista, niños con alteraciones y problemas del lenguaje, todos ellos son candidatos a pasar al área de equinoterapia.
Señaló que la equinoterapia tiene muchos beneficios, principalmente en el estado anímico, porque cualquier niño que entre a trabajar con un caballito, su estado anímico se va para arriba.
Durante la exposición, la joven echaba un vistazo a la forma en la que montaban los niños al enorme caballo color café que era usado para pasear a los pequeños. Uno de ellos, ansioso por subir al corcel, subió un escalón de más. Marcela con voz dulce, pero firme, le dijo que tenía que bajar, por su seguridad. El pequeño bajó y esperó su turno, mientras observaba a la niña con sonrisa en rostro que paseaba en el lomo de imponente caballo.
En tanto, Marcela comentó que le gusta pertenecer a la unidad de equinoterapia, principalmente porque le gusta trabajar con los animales, “es muy interesante trabajar con un caballo. Es bonito, es muy bonito, principalmente eso”.
Precisó que en muchas ocasiones los niños se asustan cuando ven al caballo por primera vez, pues el tamaño es colosal para un chico, pero es ahí donde comienzan a trabajar con el niño.
“Puede ser que primero lo cabestree, que es una actividad donde el niño lleva al caballito y lo guía, o que incluso empiece primero por la caballeriza, para que se vaya adentrando en el mundo del caballo, para que poco a poco se suba, que es finalmente el tratamiento, que se suba al caballo”, explicó.
Para cada enfermedad, reiteró, se selecciona un tipo de caballo de acuerdo a su carácter.
Por ejemplo, en un paciente con Síndrome de Down, una de sus principales síntomas es la hipotonía (que tienen bajo tono muscular) entonces un caballo que tenga un trote bastante enérgico ayuda a estos niños a mejorar el tono muscular y les ayuda a mejorar su postura.
“Depende de la enfermedad del paciente es que se selecciona el caballo. Por ejemplo, hay niños que vienen que son muy tímidos. Entonces seleccionas a caballos grandes para que se sientan fuertes, imponentes arriba del caballo, pero depende del niño”, precisó Marcela, en cuyas palabras había emoción cuando explicaba su trabajo.
No sólo los niños reciben terapia con los caballos. Adultos también pueden ser atendidos si tienen problemas de baja autoestima, aquellas personas que tengan adicciones, desde los cuidados básicos de los caballos, como cepillarlos, provoca disciplina en ellos, no necesariamente deben tener una enfermedad, en ocasiones son más trastornos sicológicos.
Capacitación continua
Agregó que ellos, como Fuerzas Armadas y profesionales de la salud, están en constante capacitación para manejar cualquier tipo de situación que se presente en su trabajo diario.
El caballo en el que montaban a los pequeños avanzaba despacio. Su cabalgar era suave, rítmico, parecía flotar mientras avanzaba en el picadero. Una niña que montaba se movía al compás del caballo. No estaba asustada, disfrutaba el recorrido sobre el lomo del animal.
Marcela habló un poco de ella. Dijo que estudió en el Instituto Profesional de Terapias y Humanidades, en Puebla, su estado natal, donde nació hace 24 años.
Comentó que se interesó en ingresar al Ejército por medio del Centro de Rehabilitación, pues consideró que la disciplina es lo más importante de la vida castrense y ella como fisioterapeuta se inclinó por trabajar en una institución tan importante.
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