Darianna Maqueda Andrade ha superado las expectativas científicas y ha alimentado la esperanza de sus padres. El síndrome de Turner lo presenta una de cada mil niñas que nacen en el mundo. La causa es un cromosoma X ausente o incompleto, las características que presentan quienes la padecen es estatura baja y nulo funcionamiento de los ovarios. En términos coloquiales, son jóvenes atrapadas en cuerpos de niñas y por lo regular llegan a vivir hasta los 14 años.
“Se le implementó la hormona de crecimiento hasta los 17 años, pero después ella ya no quiso que se le aplicara. Se conoce muy poco, el diagnóstico que nos dieron fue tardío hasta que cumplió 15 años, nos habían dicho que no crecía por herencia, pero cuando se hacen los exámenes resultó que era Turner”, comentó Antonio Maqueda, padre de Darianna.
La falta de desarrollo de los órganos es un peligro latente para quienes tienen esta enfermedad, su vida es un reto de todos los días. Sin embargo, la familia Maqueda ha encontrado en el deporte, una respuesta, una esperanza y una gran satisfacción. Desde hace varios años, Darianna comenzó a practicar natación, hoy es parte de la selección mexicana, en su palmarés cuenta con una medalla de bronce en el mundial pasado celebrado en Aguascalientes, además de diversas preseas de paralimpiada y está dentro de las 10 mejores nadadoras de su categoría en el mundo.
“Fue una experiencia bonita, no iba a ir a ese mundial, porque había muchos problemas en cuestión de los papeles, hasta un mes antes, me mandaron a un selectivo y clasifiqué, pero fue un año muy difícil, me preparé mucho no hubo descansos ni fiestas, todo era entrenar”, explicó Darianna.
La nadadora compite en la categoría S14 en las pruebas de 200, 400 y 800 metros libres, así como en 50, 100 y 200 metros dorso. Como toda deportista de alto rendimiento ha tenido que sacrificar cosas.
“Es levantarme desde las cuatro y media de la mañana para irme a entrenar, llego a mi casa, desayuno, me cambio, me baño y voy a la prepa, después regreso a entrenar de cuatro a ocho y de ahí ceno, hago tareas y me duermo. Tal como tiempo libre no tengo y es lo que más quisiera. No voy a fiestas, no salgo por dedicarme a esto que amo y que me encanta”, explicó.
La joven cursa el último semestre de la preparatoria y aunque luce como una niña de 14 años, cuando habla no parece una chica de 18 años ya que su madurez y su sentimiento de lucha es inmenso.
La licenciatura en Educación Física y Ciencias del Deporte es su objetivo a nivel académico; mientras que Tokio 2020 es su gran meta deportiva.
“Voy en el último semestre de la prepa y quiero estudiar la licenciatura en educación física. Deportivamente, con todo este trabajo, espero que logre irme a Tokio 2020, esa es la meta”, dijo.
A diferencia de muchas personas que sufren algún tipo de discapacidad, Darianna enfrenta los comentarios negativos, incluso las burlas, sobre todo en su escuela, de una forma muy madura y convencida de la gran persona que es.
“Siempre lo he dicho, si tú misma te das a respetar, los demás te van a respetar, y esa es la base de mi vida, es mi frase: si tú respetas te tienen que respetar”, sentenció la joven.
Aficionada a las luchas, especial seguidora del luchador queretano Homicida, con una sorprendente actitud ante las adversidades, directa y decidida en cada una de sus palabras, Darianna es un ejemplo de vida cuando se trata de luchar por algo.
“Amo las luchas, mi luchador favorito, tengo varios pero el más favorito es Homicida".
“Para mí [la enfermedad] no es discapacidad porque sigo siendo una niña normal, mi vida es normal, entrenar y todo, sí con ciertos límites por mi estatura, pero son límites que puedo vencer, si yo me lo propongo los puedo vencer. La discapacidad es un límite que tú te pones”, explicó.
Está consciente de su condición, pero para ella más que un obstáculo es una cualidad que usa y explota todos los días en cada uno de sus proyectos. Darianna sabe que las personas con discapacidad son parte de una minoría excluida y pide a la sociedad detener esta injusticia debido a la ignorancia.
“Me defino como una guerrera incansable, la verdad así me veo. [Me gustaría que los demás] se dieran la oportunidad de conocer a las personas. Como discapacidad no tengo, no lo veo así, pero [espero] que se acerquen a los niños, que no los excluyan que los integren, [les sugiero] que sean un poco más tolerantes, y que si ven una cualidad que tengan, explótenla, no se limiten porque puede traer muy buenas cosas”, comentó.
A pregunta expresa sobre ¿qué le diría a la natación si esta fuera una persona? Darianna no dudó en responder con una sonrisa y una mirada de agradecimiento, una mirada que solamente tienen aquellos que a través del deporte se han encontrado a sí mismos y han disfruto de lo que conlleva subirse al podio, más que una medalla todo lo que hay previo para colgarla de su cuello.
“Le diría [a la natación] gracias por llegar a mi vida, y gracias por lograr y trabajar conmigo para llegar lejos”, finalizó.