Algunos niños juegan entre las aguas que bajan de los cerros cercanos a la comunidad de Las Lajitas, la más alejada en el municipio de El Marqués, donde sus habitantes vivieron los estragos de las lluvias que desde la madrugada del lunes se registraron en la zona, causando afectaciones en viviendas y calles.

La calle principal de Las Lajitas sube desde la carretera estatal 500, antes de llegar a Pinto, a un par de kilómetros del estado de Guanajuato.

A los costados de la carretera, el agua corre con fuerza. En la comunidad lo hizo peor, por eso una brigada del municipio permanece en la localidad. Son elementos de la Policía Municipal de El Marqués y de Protección Civil, además de personal que con maquinaria pesada retira las rocas de la calle Peña de los Arcos.

Las primeras cuadras no muestran grandes daños. La calle es transitable. De un lado los habitantes tienen que cruzar por puentes a sus casas, pues el canal que desfoga el agua de los bordos atraviesa la vía.

En condiciones normales no ocurre nada, pero las lluvias del lunes y martes fueron inusuales, pues además de agua, el canal se llenó de piedras que propiciaron que saliera de su cauce, inundando la calle. En las paredes de las viviendas quedó la huella del nivel que alcanzó el agua: alrededor de 40 centímetros. Los residentes conservan aún los costales en las puertas, previendo que vuelva a llover.

Héctor Medellín acomoda los costales al exterior de su casa en Peña de los Arcos. Explica que el canal se llenó de piedras arrastradas por la misma fuerza del agua de los escurrimientos por las lluvias. La misma fuerza del agua y todo el sedimento que arrastró provocaron la inundación.

Apunta que ayer martes, al parecer, la única vivienda afectada fue la suya. Héctor, luego de revisar los costales llenos de arena, vuelve al interior de su domicilio para seguir limpiando y hacer el recuento de los daños sufridos.

Apenas a unos 60 metros, otra calle que se cruza con Peña de Los Arcos está convertida en un río cuya agua se deposita, a través de la coladera, en el canal.

Ahí, Esteban Medellín Galván barre con una escoba el sedimento que se acumula frente a su casa. El hombre, ya entrado en sus seis décadas de vida, ataviado apenas con una camiseta, pants y sandalias, barre el frente de su casa. “Se puso realmente muy feo. Fue hoy y ayer [lunes y martes]. Hoy estuvo más feo”, abunda.

Precisa que no ocurre con frecuencia, pero este año las lluvias fueron intensas en estos días, por lo que las afectaciones a algunos domicilios se hicieron presentes.

En las bardas de su casa abundan las mantas de propaganda de los actuales candidatos y candidatas a los distintos puestos de elección popular.

A unos metros de ahí, Efraín Suárez González observa cómo la maquinaria del municipio remueve las piedras arrastradas y que permanecen en la calle Peña de los Arcos. Mientras un trascabo levanta piedras y las coloca en un camión de volteo, Efraín platica que tenía tres años que no ocurría algo similar.

Cuenta que el lunes en la madrugada comenzó a subir el nivel del agua del canal que pasa frente a su casa. Ese día recibieron apoyo del municipio. Ayer la situación fue más compleja, pues en el local de su padre, dedicado a la herrería, su maquinaria se echó a perder.

Casi siempre, abunda, los mismos vecinos se apoyan unos a otros para recuperarse, y también lo hacen con los pocos apoyos que les brindan las autoridades.

Explica que en la mañana del martes faltó coordinación por parte de los empleados que acudieron a apoyar en la limpieza de las calles de la comunidad, pues estaban los trascabos, pero no había camiones de carga para llevarse el material pétreo que obstruía la calle.

Efraín muestra el interior de su domicilio. El lodo está en todo el patio. Al fondo hay un par de escalones que llevan a la casa. Hasta esta altura, unos 40 centímetros, subió el agua, apunta el joven ingeniero en procesos, que mira con cierta tristeza el de su hogar.

Puntualiza que la mayoría del material pétreo que arrastró el agua venía de los cerros que están atrás de la comunidad, que se cubren de vegetación por las lluvias, que reverdecen y ofrecen una vista espectacular.

Sin embargo, el cielo está cubierto de nubes que presagian nuevas lluvias. Los trabajos de limpieza se deben apresurar, se debe de limpiar antes de que otras tormentas pongan en riesgo a los habitantes, y se corra el riesgo de que las bardas, con todo y las lonas con fotos de candidatos sonrientes, terminen en las aguas.

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