Más Información
Israel Miranda, entrenador y también con carrera en danza contemporánea, señala que en enero son pocas las personas que acuden a inscribirse al gimnasio donde trabaja, pues la mayoría de quienes deciden ponerse en forma prefieren comenzar un régimen en verano, pensando más en las vacaciones.
En el gimnasio hay pocos socios haciendo ejercicio. Llegan a cuentagotas. Han pasado los tiempos en los que durante principios de año la gente, para cumplir con sus propósitos de año nuevo de bajar de peso o comenzar a hacer ejercicio, acudían masivamente a los gimnasios a comprar una membresía o sudar hora y media diario, así como contenerse en la ingesta de alimentos calóricos.
Entrenador desde 2015, dice que lo que más le agrada, al venir de la danza, que es una carrera que también requiere de tener una condición física buena, es que el entrenamiento siempre es muy satisfactorio.
“Entrenar el cuerpo físicamente me ha ayudado bastante en mi carrera y también en el hecho de ayudar a las personas a encontrar este gusto por el entrenamiento y por los ejercicios, me es bastante satisfactorio”.
Los últimos casi dos años han sido complicados para quienes se dedican al fitness, como Israel, pues todas estas actividades, donde estuviera involucrado el ejercicio y la activación física, fueron de los primeros en cerrar sus puertas y de los últimos en abrirlas, afectando la economía de quienes trabajan en los mismos como a los propios negocios.
“En cuestión del entrenamiento, sí fue un colapso muy grande, evidentemente porque no había manera de poder entrenar, más que lo que pudieras hacer de manera personal en tu hogar. Aunque pueda ayudar bastante, aunque pudiera funcionar, no es lo mismo que venir a un gimnasio”, dice.
“A quien le gusta este medio, evidentemente puede saber muy bien que no se compara en nada estar en casa a venir aquí al gimnasio, a probar los equipos, a cargar peso.
“Compartir con la misma gente que viene al gimnasio también es un motivo de inspiración para poder seguir adelante y que, incluso, no puedes saberlo, pero puedes ser motivo para inspirar a alguien más”, destaca el joven entrenador.
A partir de que se reabrieron los gimnasios, Israel indica que el regreso de socios ha sido lento, algunos han regresado con miedo a entrenar, mientras que otros lo hacen con más gusto, luego de muchos meses de no poder entrenar en un espacio fuera de casa, luego de la cuarentena. “Les generó una satisfacción volver a salir”.
“Evidentemente no podemos bajar la guardia. Ha sido muy incómodo entrenar con el cubrebocas, pero es algo que ahorita llegó para quedarse y tenemos que aprender a trabajar con ello.
“Hay medidas para poder trabajar con eso. No por ser un gimnasio, sino que el hecho de enfrentar una pandemia que atacó la salud, no hay mejor medio que fortalecerla con un poco de entrenamiento”, destaca.
En tanto, Mónica Millán, administradora del gimnasio, indica que el año pasado, 2021 y 2020, fueron malos para el negocio. Fue hasta después de junio del año pasado, cuando los adultos mayores estaban vacunados, que hubo una ligera recuperación, había más confianza en regresar a los gimnasios.
“Antes de la vacuna era difícil que alguien quisiera acercarse a los gimnasios, salvo la gente que estaba muy acostumbrada a hacer ejercicio y que sin ejercicio casi, casi no viven”, dice.
Actualmente, comenta, aún hay personas que cuando piden informes sobre las membresías para el gimnasio preguntan qué protocolos sanitarios siguen para funcionar, lo que evidencia el nivel de preocupación que hay aún por la pandemia.
“Son personas que buscan mucho cuidarse. Ya se están animando a salir de su casa, pero todavía con cierto recelo de la enfermedad, todavía buscando dónde van a estar protegidos.
“Este año sí se ha visto más, que no lo había visto desde hace tres años, que en enero estén pidiendo informes, no así que se estén inscribiendo, que también la competencia de los gimnasios es mucha”, subraya.
Dice que el gimnasio que administra tiene cinco años y medio abierto. Su primer enero, recuerda, fue muy bueno, aunque no sabe si fue porque era un gimnasio nuevo o porque realmente enero era un buen mes por quienes desean comenzar el año haciendo ejercicio. En ese mes entraban entre 50 y 60 personas, cuando durante otros meses esa cifra alcanza apenas sólo 30 inscripciones.
Al igual que Israel, Mónica dice que en verano o los meses previos a esta estación del año es cuando quienes planean vacaciones en playa y quieren lucir el físico van al gimnasio.
“Es un mejor número en verano. Enero, no sé por qué, se rompió eso que era muy bueno, por los propósitos de año nuevo. Creo que verano tiene una motivación mayor, por aquello de que se van a quitar la ropa en la playa y quieren mostrar un cuerpo mejor cuidado”, precisa.
No todos quienes acuden al gimnasio lo hacen por un mero asunto de estética, muchos lo hacen realmente por salud, aunque eso también depende de las edades de quienes acuden, explica Mónica.
Quienes buscan cuidar su salud antes que su físico son quienes rebasan los 35 años de edad, mientras que los menores de esa cifra lo hacen por estética, puntualiza.